Esperanza herculana
El conjunto de Manolo Díaz tumba al Badalona con un gol de Pastorini y entierra su mala racha. Gran partido de Manu, Abde y Falcón.
Nunca se escapa de una crisis sonriendo y sin sufrimiento. Lo dicen los códigos del fútbol. El Hércules lo puede ratificar porque sudó sangre ante el Badalona para dejar atrás su mala dinámica, esa que le dejó con cuatro derrotas consecutivas, sin opciones de ascenso a Segunda y con un pie en la cuarta categoría del fútbol español. Tras la victoria, hay esperanza. Rodrigo Pastorini fue el autor de un gol que vuelve a meter al Hércules en la pelea por una plaza en la Primera RFEF. El objetivo queda lejos, pero al menos se dio el primer paso hacia la reacción.
Fue un partido trabado, con pocas ocasiones y muchos nervios. El Hércules se apoyó en Abde y Manu Garrido para sacar fuerzas de flaqueza y empujar a su equipo hacia la victoria. Pastorini, en un remate de primeras, dejó su sello y su carta de presentación en su estreno como titular. La victoria, como no podía ser de otra manera en la casa blanquiazul, deja secuelas. Appin y Moyita no jugarán ante el Cornellà por sanción y Tano se retiró en camilla tras perder el conocimiento.
El Badalona, uno de los equipos más en forma de la segunda fase, salió a dominar el juego. Sin ocasiones, lo consiguió en los primeros diez minutos. El Hércules se recompuso, pero su primera gran oportunidad llegó en la última jugada del primer tiempo. Pedro mandó fuera lo imposible y los fantasmas de tantas otras veces volvieron a aparecer por el Rico Pérez.
La segunda parte arrancó como la primera. Abde, en un mano a mano, se topó con Álex. El Hércules dio un paso al frente y cocinó la jugada del gol del triunfo. Manu peleó un balón largo y de primeras le puso al corazón del área para que llegase Pastorini con el alma. El charrúa levantó la mano, asumiendo que es la nueva esperanza del Hércules, como Abde y Manu.
El partido terminó más allá del minuto 99. En ese momento, Falcón apareció para dejar dos paradas salvadoras, con Tano en el suelo y justo antes de abandonar el partido en camilla. El Hércules se reencontró con la victoria, con sufrimiento y con un pequeño reencuentro con su afición.