Raiola: "Mi sobrino de cinco años podría encontrar equipo a Pogba"

Cuando el verano se acerca y, por ende, la apertura de la ventana de fichajes, los nombres de los agentes de futbolistas ganan casi tanto protagonismo como el de sus representados. Y en ese tipo de escenario, Mino Raiola y Jonathan Barnett forman parte del elenco principal. "Si juntamos los mejores onces de cada agencia, el que ganaría es el público (...). Sería un evento que atraería más gente que los mundiales de boxeo", dice el italiano como aperitivo de la entrevista conjunta que han concedido a The Athletic. Bale, Grealish, Camavinga, Konaté, Mount o Sergiño Dest por un lado, en representación de ICM/Stellar. Ibrahimovic, Haaland, Pogba, De Ligt, Donnarumma o Gravenberch por el otro, bajo el ala de Mino.

Eso sí, la sentencia anterior venía acompañada de un dardo con un claro objetivo. "Pero no podemos hacerlo bajo la bandera de la FIFA, no sería un evento FIFA. Si no, tendríamos que pagar tantas tasas que no podríamos permitirnos el evento nunca más", añade. Y es que, además de para hablar del trabajo de un superagente, este encuentro tiene un hilo conductor común, la lucha de ambos protagonistas contra la FIFA. ¿Por qué?

Hay que recordar que en el pasado trataron de poner en marcha una nueva legislación que limitase las comisiones existentes en el fútbol. "FIFA no entiende que no somos niños, no llevamos negocios pequeños", indica Barnett. "La diferencia entre Jonathan y yo es que yo pienso que la FIFA no debería existir (...). cuando hay escándalos cada año, no es una coincidencia, es un patrón", añade Raiola. La referencia es clara, la sanción a Sepp Blatter. "No puedo aceptar que una organización que tiene gente en la cárcel trate de regular mi vida y la de mi negocio", sigue el italiano, mucho más tajante que Barnett. Aunque recibe apoyo de este: "Hablan de corrupción y blanqueo de dinero, pero no aportan ni siquiera un par de ejemplo (...) La montaña de oro se está derrumbando lentamente". Sin embargo, como decíamos, tras una introducción con la FIFA como protagonista principal, entran en otro de materia...

"No estoy aquí para ser amado y gustarle a todo el mundo. Estoy aquí para ser amado por mi familia y gustarle a mis jugadores, el resto me importa una mierda", dice Raiola. "No creo que se nos vea como criminales, la gente sabe que somos parte de la industria", completa. Al mismo tiempo que reconoce que el capítulo con Guardiola, con quien tuvo sus más y sus menos en la etapa de Ibrahimovic en el Barcelona, es parte del pasado: "Mi libro con Guardiola está cerrado (...) Todos saben lo que pensamos el uno del otro (...) Pero es un gran entrenador". En cuanto al sueco, su producto estrella a lo largo de los años, añade lo siguiente con una sonrisa: "Debe jugar tres o cuatro años para él. Y entonces, otros ocho donde todo el dinero sea para mi. Por tanto, al menos hasta los 50".

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Barnett comparte fondo, pues en todo momento defiende que su único interés son sus jugadores y pone el ejemplo de Shaw, denostado por Mourinho en su día: "Tuvimos que reconstruir su confianza, estuvimos ahí con él. No le dijimos, 'Tienes que dejar el United, tienes que irte porque tenemos que hacer dinero'. No le forzamos. Él quería quedarse y eso es lo que hicimos. Y hoy es un gran jugador".

Volviendo a la criminalización del agente, Raiola dice lo siguiente: "En Inglaterra, porque algunos exjugadores se ponen nerviosos cuando hablo de Pogba y el United, me miran como un criminal". Sus famosas declaraciones, en las que situaba al centrocampista fuera de Old Trafford, le colocaron en el ojo del huracán de los analistas y contra ellos dirige ese pulso concreto. El francés, como no podía ser de otra manera, vuelve a entrar en escena. "Cuando Ferguson se fue, el dueño del United me dijo que yo tenía razón (...) Ferguson no creía en Pogba", aduce como razón de haberle sacado del club a coste cero en dirección Turín. Un viaje de ida y vuelta, pues volvió convertido en el traspaso más de la historia. Aunque ahí el puzle no encajó en un principio como se esperaba, pero se felicita de que ahora Solskjaer y el club confíen en el campeón del mundo.

"He tenido ocasiones donde logré un traspaso récord y, a los dos meses, el entrenador no hablaba con el jugador. Ni el presidente del club sabía lo que pasaba. ¿Qué demonios? A veces pasa y hay que trabajar con ello", explica. No da nombres, pero la descripción encaja en el regreso de Pogba a Manchester y sus tiranteces con José Mourinho. Aunque tiene claro que el mérito es mover jugadores cuando no tienen cartel, por lo que no se pone medallas en casos como el de Paul: "Mi sobrino de cinco años podría encontrarle equipo".

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Y, por supuesto, Gareth Bale, que en su día se debatía entre el Tottenham y el United cuando era una joven promesa en el Southampton. Old Trafford resultaba más atractivo, pero Bale acabó en los Spurs: "Rechazamos ofertas por mucho dinero porque en ese momento no era importante. Es su carrera e importa el sentido de la oportunidad. Y eso es lo que hacemos con todos los jugadores. Ya llegará el dinero". Y llegó en forma de titánico traspaso al Madrid años después...