Mallo: "El fútbol ha sido cruel con el Celta y con el celtismo"
El capitán sueña con levantar por fin el ansiado título. Habla de su conflicto con Óscar García y no duda en elegir a Aspas como el mejor de la historia del club.
Usted como capitán tuvo que llevar el peso de las negociaciones para la rebaja salarial por la pandema. ¿Cómo lo llevó?
Pues al principio con mucho agobio porque había muchas especulaciones y mucha gente que hablaba sin saber realmente lo que pasaba. Pero tengo que reconocer que el Celta hizo un gran trabajo y nos tranquilizó en todo momento. Es cierto que los jugadores pusieron de su parte y cuando club y futbolistas van en la misma dirección, da gusto. Para mí fue fácil porque tanto los compañeros como el club lo pusieron fácil. Les estoy muy agradecido.
Y por si eso fuera poco, para acabar el 2020 tuvo el conflicto con Óscar. Él dijo en rueda de prensa que usted pidió salir y su agente, De Lucas, le contestó en AS diciendo que una verdad a medias es una mentira. Cuéntenos usted esa verdad.
Quien dijo eso en aquel momento fue Óscar y será Óscar quien lo tendría que aclarar. Si yo quisiera irme, lo hubiera dicho porque tengo suficiente confianza con la gente del club. Empecé la pretemporada como uno más, con las mismas ganas de siempre, sabiendo que el año anterior había sido duro, pero en ningún momento se me ocurrió nada de eso. No entendí que Óscar dijera eso en la previa de un partido. En tal caso, que lo explique él si quiere.
¿Tuvo alguna conversación con Chaves o Mouriño sobre su futuro?
No, es más, yo no he ido al club para hablar con Chaves ni con Felipe ni mucho menos con el presidente. Sí es cierto que fui al club, pero no para hablar con ellos. No hay nada de eso.
¿Por qué piensa que Óscar le hizo eso?
La verdad es que no lo sé. No venía a cuento porque era la previa de un partido y no te puedo dar una respuesta porque no sé que explicación tiene.
¿Usted no le pidió explicaciones?
No, porque así como pasó eso después ya vino lo de la capitanía y no me dirigió la palabra en ningún momento.
Corrió el rumor de que usted se negó a entrenar y por eso le quitaron el brazalete.
No, no. Mira, la verdad, para empezar, es que nunca, en ningún día de los doce años que llevo aquí, me he negado a entrenar. Y mucho menos me iba a negar estando lesionado. Y a las pruebas me remito, todo el personal que trabaja en A Madroa sabía que yo estaba allí. Es más, tenemos un fichero para fichar. Pero vivimos en un mundo en el que todo el mundo puede hablar porque parece que todo el mundo sabe, pero lo importante es que tanto los compañeros como el club estaban de mi lado y saben que no hubo nada de eso.
¿Le decepcionó Óscar?
Me hubiera gustado que fuera claro conmigo, que me hubiera dicho qué pasaba, sin más. Al final, somos adultos y las cosas se pueden arreglar a la cara. Yo tengo mi idea de Óscar, pero no la voy a decir la verdad.
Se marcha Óscar y con Coudet firman el mejor diciembre de la historia del club. Usted también ha mejorado mucho desde entonces, ¿se siente en forma?
Sí, a nivel personal está siendo una buena temporada. Me siento muy cómodo. Lo que me pide Coudet es muy similar a lo que me pedía Berizzo, que fue uno de mis grandes años, y estoy muy cómodo porque el equipo tiene las ideas claras.
Vayamos a otro debate. ¿Quién es el mejor de la historia del Celta, Aspas o Mostovoi?
Te lo voy a decir muy claro. Con todo el respeto del mundo para Mostovoi, para mí es Iago. No es que sólo sea este año o el pasado, es que desde que subió lleva demostrando todos los años un nivel altísimo. Son tantas cosas que nos da… Yo siempre lo comparo con Messi. Al final Iago es nuestro Messi. Para mí no hubo un jugador mejor que él.
Usted también está escribiendo historia en el Celta. ¿Cuenta los días para superar a Manolo?
Lo tengo en mente porque siempre salen objetivos y récords que se van cumpliendo, pero tampoco es algo que me quite el sueño. Lo que más quiero y deseo, aunque suene raro, es ayudar al club y que no se repitan las dos últimas temporadas. Los partidos es un número, es muy bonito, pero también sé de la dificultad porque Manolo jugó 533. Son cifras muy difíciles de cumplir, pero vamos a intentarlo (Hugo tiene 383).
Ha atravesado diferentes etapas desde que subió al primer equipo. ¿Han sido más duras las críticas o más dulces las alabanzas?
Pues ni unas ni otras. A todo el mundo le gusta que lo alaben, pero vivimos en un deporte en el que es difícil estar a la altura. El año pasado no estuve a mi mejor nivel, soy consciente y no hace falta que nadie me lo diga, y lo sufrí. Fue el peor año para mí por todo. En lo deportivo fue malísimo y luego tuve varias lesiones.
Durante el partido de Cornellà, ¿se vieron en Segunda?
Pues yo por momentos lo pensé. Fue todo un descontrol, hubo un desconcierto terrible porque el entrenador nos decía una cosa y Rafinha y Juncà nos decían otra completamente distinta. No sabíamos realmente por donde iban los tiros y a nosotros nos tenía que dar igual el Leganés, pero al final nos echó una mano el Madrid.
Daba la impresión de que estaban en shock, paralizados.
Sí, estábamos mentalizados de lo que teníamos que hacer, pero mentalmente es muy difícil. Las expectativas eran otras y nos vimos peleando por cosas que no se contaban. La cabeza y las piernas estaban bloqueadas.
¿Cuántas veces ha levantado una copa en su cabeza?
Ensayo con mi hijo cuando jugamos a la Play (risas). No te voy a engañar, sí que lo soñé y lo vimos cerca. El año de las semifinales de Copa y de Europa League nos veíamos con posibilidades y nos lo creímos, pero al final no pudo ser. El fútbol parece muy bonito, pero muchas veces es cruel y creo que ha sido cruel con el Celta y con el celtismo.