LOGROÑÉS 1 - ZARAGOZA 1
Un punto amargo
El Logroñés sigue sin ganar en la segunda vuelta después de que Narváez empatara para el Zaragoza el penalti de Andy. Los dos siguen fuera de descenso.
El Logroñés lleva sin ganar toda la segunda vuelta. Llegaba a La Rioja el peor visitante de la categoría, el Zaragoza, además de un rival directo por conservar la categoría. Así que hubo tensión, gritos desde los banquillos, una intervención del VAR, goles, pierna dura… y un empate que no saca de pobre a ninguno de los dos, aunque les permita avanzar como hormiguitas. Los maños se acostaron con cuatro puntos de renta sobre el descenso y los blanquirrojos, con dos. Escaso botín, pero sus posiciones (16º y 17º) en la clasificación no engañan y sumar siempre se agradece.
Cómo echaba de menos el Logroñés las internadas por la banda izquierda de Iñaki, ausente en ocho partidos por lesión. Tras una buena recuperación y apertura de Olaetxea, el capitán la puso con mimo en el área. Y ocurrieron dos cosas. Paulino remató en plancha fuera, pero también Jair pisó a Nano Mesa, que colaboró con sus gritos. Varón Aceitón, muy apropiado colegiado del VAR, no dudó en avisar a González Esteban. Penalti. Andy, el máximo goleador del Logroñés en la presente temporada, anotó su séptimo tanto. Curioso que el fichaje de Jair, terrible en Las Gaunas, supusiera la salida de uno de los fijos en la defensa riojana, Clemente (baja por una rotura de fibras). Paulino reclamó otra pena máxima, aunque su contacto con Chavarría no resultó punible para los árbitros.
El Logroñés no acertó a materializar su superioridad cuando más noqueado se encontraba su adversario. Luego aguantó el arreón del Zaragoza con orden defensivo y solidaridad en todas las líneas. Con intensidad, un ingrediente perdido en una espiral negativa que se prolonga ya 18 jornadas, con sólo nueve de los últimos 54 puntos conseguidos. Pero Narváez se anticipó a Medina en el 61’ para remachar una bella cabalgada de otro incombustible con el brazalete, Zapater. En el intercambio de golpes no acertaron ni Bermejo, al que Miño privó de un gol a bocajarro, ni Paulino, que la cruzó demasiado. Tablas, y tocará remar más.