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MEMORIAS DEL DERBI CANARIO (VI)

Nacho González: “Miré a ese punto amarillo y supe que no estábamos solos”

Su recuerdo pateando penaltis como portero de Las Palmas permanece indeleble. También marcó en el Heliodoro. “Olvidarlo es imposible”, dice de aquel 1-3.

Nacho González batiendo a Sergio Aragoneses en aquel histórico 1-3 del Heliodoro.
JUAN GARCIA CRUZDIARIO AS

Al otro lado del teléfono, desde su Avellaneda natal, Nacho González consigue “transportarse en el tiempo”. El que fuera portero de Las Palmas durante tres etapas desgrana en Diario AS, en estas “Memorias del derbi canario”, todos esos recuerdos. “Mi relación con este club y la isla de Gran Canaria va mucho más allá del vínculo deportivo, que todos conocemos”, aclara.

Hasta tiene un hijo canarión. “La Unión Deportiva y Gran Canaria están marcados en mí, en mi familia”, insiste González. Que se lo pregunten a Paco Castellano. Ocurre que durante la primera etapa del portero argentino en Las Palmas, curso 1998-99, el legendario defensa, y después hombre para todo en el club, era su entrenador. El equipo estaba concentrado en Santa Brígida y alguien aporreó su puerta en plena madrugada. “Joaquín nació en el año 98, en la previa de un Las Palmas-Compostela (14-11-1998, 1-1). No me olvido de ese partido”, mas tampoco de todo lo que pasó en las horas previas: “Nació en el Materno Infantil a las 7-8 de la mañana. Estábamos concentrados en el Hotel Escuela Santa Brígida, y fui a golpearle la puerta a Paco Castellano a las 6.30 de la mañana avisándole de que me iba al hospital porque Paola (su mujer) se había puesto de parto”.

Nacho González junto a Tadeo el día de su primera presentación como jugador de Las Palmas.
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Nacho González junto a Tadeo el día de su primera presentación como jugador de Las Palmas.

“El nacimiento de y la llegada de Agustín fue algo único. Esa isla y su equipo están marcadas en mí por una de las cosas más preciadas que te puede dar la vida. ¡Tengo un grancanario en la familia!”, insiste. “A pesar de la distancia y el tiempo, el cariño que todavía me sigue haciendo llegar el aficionado canario, el amarillo de corazón, es algo que voy a guardar en mí para siempre”, añade.

Nacho González en Barranco Seco junto a su hijo.
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Nacho González en Barranco Seco junto a su hijo.CARLOS DIAZDIARIO AS

También guarda nítidos, tanto que pareciera que aquel partido se hubiera jugado ayer, los recuerdos de aquel 1-3 del año 2001, última vez que Las Palmas se impusiera al Tenerife en la isla vecina. Esa fecha, 22 de diciembre, ya fue histórica antes incluso de que este envite se jugara. “Fue el primer encuentro de ambos equipos en Primera División, y nos tocó ir allí en la primera vuelta. Por eso tiene también un marco más trascendente”, justifica Nacho con un discurso tan reposado como certero.

Esa noche, Nacho reventó la red protegida por Sergio Aragoneses para hacer el definitivo 1-3 desde el punto penalti (imagen de cabecera). Aquella celebración fuera de sí con la mirada fija en la mancha amarilla que acabó tiñendo el impoluto blanquiazul del Heliodoro, en lo que representa una de las imágenes más icónicas de Las Palmas en la presente centuria, empezó a gestarse un par de horas antes. “Era una noche pesada, creo que había llovido”, recuerda el arquero. Los malos presagios acabaron cercenados nada más pisar el césped para calentar: “Salí a hacer la entrada en calor. En todo un estado teñido de azul, en un rincón encima de un córner, había un punto amarillo. Me fijé en él y fue como decir: “No estamos solos”.

Nacho González celebra eufórico su gol de penalti en el Heliodoro Rodríguez López.
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Nacho González celebra eufórico su gol de penalti en el Heliodoro Rodríguez López.CARLOS DIAZDIARIO AS

La alegría por lo que parecía una minúscula mancha amarilla, tan agigantada un buen rato después, permanece en el alma de Nacho González. “Haberles dado esa alegría… Obviamente que también lo sientes por la gente que lo siguió por televisión, pero a ese puñado de hinchas que tomó el ferry, que aguantó un montón de cosas, y vivirlo allí con ellos… Hay mucha gente que me escribe diciendo que esa noche estaba ahí. Imposible olvidarlo”, desvela el portero. E insiste: “Lo recuerdo nás allá con el gol que convertí, de que se cortara la luz… Fue un clásico con muchos argentinos enfrente (Lussenhoff, Pablo Paz, Hugo Morales, Basavilbaso, Marioni y Fuertes). También me acuerdo mucho de eso”.

Aquella temporada empezó para mal para Las Palmas y acabó mucho peor tras el trágico descenso en junio de 2002, inolvidable el gol de Marioni en el Estadio Insular. Tampoco estaba la UD en su mejor momento antes de aquel primer partido contra el Tenerfe. “No veníamos bien en liga. Íbamos dando tumbos con algunos conflictos; no con el plantel sino con parte de la dirigencia, que siempre existen”, recuerda. El grupo se hizo fuerte: “Era un plantel de hombres y de nombres. Y con mucha gente de peso: Tomás Olías, Schurrer, Álvaro, Pablo Lago, Tevenet… Más los chicos ‘terribles’ que llegaron a jugar en la selección absoluta como Ángel. También estaban Jorge, Rubén Castro…”. Con Álex, hermano de este último y compañero suyo en su primera estancia en Gran Canaria, sigue manteniendo contacto más que habitual.

Nacho González en un partido contra el Real Madrid en el Santiago Bernabéu.
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Nacho González en un partido contra el Real Madrid en el Santiago Bernabéu.

“Los derbis son totalmente distintas a otros partidos. Más allá de la rivalidad que hay, se disfruta cada uno a su manera, este porque es contra el eterno hermano que tienes de toda la vida en la isla de enfrente”, analiza quien ha vivido muchos partidos de este rango en Argentina. “Me tocó vivir el Estudiantes–Gimnasia pero no viví en la ciudad de La Plata sino a 30-40 km, por lo que no estaba en el día a día. El de Racing-Independiente, sí. Encima soy de Avellaneda, y a veces se hacía difícil poder transitar las calles”, dice con media sonrisa. Sin embargo, los hay peores: “Para mí, el más difícil de saber llevar, y mucho más en una derrota, o en la semana previa, es un Newells-Rosario Central. Conviven los dos equipo en una ciudad importante que respira muchísimo fútbol y con muchísima pasión. A veces esa pasión se ha extralimitado a niveles de violencia. Pero lo que es el folklore en sí del fútbol está lindo vivirlo para los de fuera. Para los que somos protagonistas se vive de una forma difícil., hay mucha tensión. Lo que te puede venir la semana que viene si no ganas… Ahora, con redes sociales, me imagino que es mucho más complicado”.

Pese a su experiencia en estas lindes, tampoco es que sea partidario de ofrecer consejos a quien lo vive por primera vez. “Es que es muy difícil darlos. Las sensaciones que cada uno puede tener son muy personales”, analiza el argentino. “Lo que a mí me pasó, y mucho más por ser el primer derbi canario en Primera División, fue la ansiedad en la semana previa por cómo se vive. En los derbis hay temor al fracaso, pero este temor no me ha paralizado y sí servido para estar siempre alerta. He utilizado el miedo bien entendido para activarme”. El disfrute se hace esperar. “No puedo decir disfrutarlos porque es difícil hacerlo. Lo disfrutas después, cuando tomas conciencia y llegas al vestuario. 20 años después lo sigues disfrutando. Y encima me estás llamando por haber sido protagonista más allá de los once”, conviene, agradecido.

En cualquier caso, recomienda a los futbolistas de Las Palmas un aislamiento particular: “Que lo vivan con la intensidad que lo tengan que vivir, cada uno la suya, pero que escuchen lo menos posible redes sociales, la prensa. Hay que evitarlo. Deben aislarse. Y ver qué jugadores están en el rival más allá de las indicaciones que pueda dar el entrenador. Después, cada uno lo vive cómo puede y a su manera, y todo tiene que ser en pos de tratar de tener el mejor rendimiento posible el día del partido”.

Racing de Avellaneda.

“Hace poquito”, como bien indica el propio protagonista, Nacho González pasó a formar parte de la estructura deportiva del Racing de Avellaneda. “Entré en el área de captación y formación de arqueros y a su vez estoy trabajando con el plantel reserva, lo que en España sería el filial. Como lo que hice, cuando me retiré, en Las Palmas Atlético con Víctor Afonso”, confirma.

La distancia no le impide, en absoluto, estar al día de todo cuando acontece en torno a la Unión Deportiva Las Palmas. “En mis aplicaciones tengo a Las Palmas como favorito. Entonces, ante cada situación de partido como tarjetas, goles… recibimos una alerta. Cuando estaba en Primera División lo podíamos ver, pues aquí la cadena ESPN que ofrece gran parte de la liga española”, desvela. Los vídeos también tienen un protagonismo: “Intento ver los resúmenes. Hoy, con todos los avances que hay, tienes la oportunidad de ver algún compacto (vídeo). Pero más allá de eso, uno está constantemente viendo informaciones de la actualidad de la UD”.

Una Unión Deportiva en la que vivió tres etapas, tan distintas todas ellas entre sí. Así las recuerda. Hubo de todo, no siempre bueno. Pero sí digno de ser contado: “La primera fue muy corta, y no muy buena, en la temporada 1998-99. Me tocó emigrar a Pachuca, donde fui campeón. Después volví y me tocaba convencer a Sergio Kresic. Para mí fue el mayor desafío, y también convencer a la afición de que en el club no se habían equivocado contratándome dos años antes. Y después en 2006, con mi llegada y el ascenso a 2ª A con el mando de Miguel Ángel Ramírez como presidente”.

Nacho González durante un partido en el Estadio Gran Canaria de su tercera etapa como jugador de Las Palmas.
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Nacho González durante un partido en el Estadio Gran Canaria de su tercera etapa como jugador de Las Palmas.CARLOS DIAZDIARIO AS

Tanto tiempo después, aunque muy poco pareciera por la rapidez en la sucesión de acontecimientos y las bondades de su impresionante memoria, a Nacho le sigue pareciendo “mentira” todo cuando aconteció en este rincón en medio del Atlántico. El tango, religión cantada y bailada en su país, dice que 20 años no son nada: “Siempre tengo que agradecer que a uno lo tengan presente en este tipo de eventos, pues me permite transportarme en el tiempo. Pasó muchísimo, 20 años. Parece mentira. Seguir todavía en la memoria del aficionado amarillo para mí es muy importante. Les mando un abrazo y les deseo toda la suerte y éxito. Ojalá que Gran Canaria se ponga muy contenta después del partido del domingo”.

Será entonces cuando, dos décadas después de aquella histórica noche tinerfeña, mire al infinito y se tope de nuevo con ese punto amarillo que tanto le acompañó cuando más falta hacía. Así se forja el cariño de verdad. Recíproco y eterno como la voz de Carlos Gardel:

“Volver con la frente marchita.

Las nieves del tiempo platearon mi sien.

Sentir que es un soplo la vida

que veinte años no es nada.

Qé febril la mirada, errante en las sombras.

Te busca y te nombra.

Vivir con el alma aferrada

A un dulce recuerdo

Que lloro otra vez”.

Como aquel 1-1. Como aquella inconclusa historia de amor entre Nacho González y la Unión Deportiva Las Palmas.