MEMORIAS DEL DERBI CANARIO (IV)
Jorge Larena: “Imagina cómo pudo ser aquella vuelta en barco a Gran Canaria tras el 1-3”
Icono de Las Palmas de principios de siglo, el ahora entrenador recuerda su especial relación con los derbis. Su segunda etapa acabó ganándole al Tenerife.
En el presente siglo, poco jugadores más icónicos que Jorge Larena ha tenido la Unión Deportiva Las Palmas. En el tránsito del XX al XXI, con Sergio Kresic o Fernando Vázquez en el banquillo, una generación de imberbes en la que también se encontraban Guayre o Ángel López dio un pellizco en el corazón de todos los aficionados de la entidad insular. El equipo volvía a Primera División y la cantera era protagonista. Ni en los mejores sueños.
Quien fuera un referente para quien esto escribe atiende, siempre gentil, al otro lado de la grabadora. Cuesta enfrentarse a quien parecía tan lejos, ahora tan accesible. Gajes del oficio, cosas de la edad. ídolo, siempre un referente, imborrables los recuerdos de Jorge con la camiseta de Las Palmas. Es tiempo de recordar y dejar fluir.
Jugó en la UD en dos etapas y de él disfrutaron también en Madrid (Atlético), Vigo o Chipre, donde acabó su carrera. Un largo peregrinar por diferentes senderos, mas todos ellos con un destino. “Las Palmas es el equipo de mi vida”, repite varias veces durante la placentera conversación.
Una vez acabada su trayectoria sobre el césped, Jorge se instaló en Gran Canaria hace dos años. Toca reciclarse y enfocar su carrera hacia los banquillos. “Empecé a hacer los cursos de entrenador desde el año pasado, y en eso estoy. Me gusta lo que hago. A ver qué sale de ahí (se ríe)”, desvela quien hoy ocupa una plaza en el banquillo del cadete de Maspalomas. “Una de las tareas que tengo que hacer para tener el título de entrenador es hacer las prácticas, y las hago aquí aprovechando que estoy viviendo en el Sur”, precisa.
Son muchos los vínculos a nivel de rivalidad deportiva que tiene Jorge con el Tenerife, por lo que su presencia en estas “Memorias del derbi canario” no era ni siquiera discutible. Todo empezó en la cantera de Las Palmas. “Si no recuerdo mal, mi primer derbi fue en Telde, en cadetes, cuando le ganamos al Tenerife en la prórroga para ir al Campeonato de España. También jugamos contra ellos en División de Honor juvenil. Siempre fueron partidos especiales”, rememora.
Cuando se hizo mayor, Jorge fue protagonista en uno de los derbis más recordados en Gran Canaria, aquel 1-3 en el Heliodoro del 22 de diciembre de 2001, última vez que Las Palmas ganó en la isla vecina. Aquel día, en su segunda temporada con la UD en Primera División, Jorge jugó 67 minutos, sustituido como fue en la segunda parte por Carmelo. Si al final de los 90 minutos la tensión se transformó en una alegría superlativa, el regreso a Gran Canaria reventó cualquier indicador de alegría. “Creo que hacíamos noche allí para después irnos de vacaciones de Navidad, pero yo decidí volverme en barco con mi familia”, dice tras una pícara sonrisa. El resto es una preciosa historia de comunión con una afición que tanto le quiso: “Imagínate la locura de ese viaje en barco, de madrugada, después de haber ganado. Ganar un derbi de esa manera, con el gol de Nacho, cómo se vivió aquella alegría tras el partido en el vestuario, imagínate la grada llena de bufandas y camisetas amarillas… Fue espectacular. Poder ganar un derbi es increíble. Poder vivir esas sensaciones, la vuelta en barco con mi familia, con mucha gente, todo el mundo contento…”.
Por ser, fue siempre Jorge un niño bonito para la afición de Las Palmas, incluso tras su traspaso al Atlético de Madrid en 2002, sentimiento recíproco que perdura 20 años después. “Cuando eres futbolista, de las cosas más bonitas que recibes es el cariño de la gente. Siempre, a día de hoy, la gente que me reconoce me trata con muchísimo cariño. Igual que ustedes, los periodistas, que siempre me han ofrecido mucho cariño y respeto, y eso es de valorar. Eso para mí significa que algo hice bien”, analiza Jorge. De nuevo, la ruta marítima entre Tenerife y Gran Canaria como el mejor de los ejemplos: “Una vuelta en un barco con la afición de Las Palmas, tras ganar un derbi, imagínate cómo pudo ser. Pero lo recuerdo con mucho cariño. Sin agobios, todo lo contrario. Con una felicidad inmensa. Y muy cansado, porque al final ese tipo de partidos, tanto física como psicológicamente, también cansan mucho por los nervios y la tensión de lo que significa”.
Curiosamente, aunque los recuerdos distan de ser tan alegres, la segunda etapa de Jorge en el primer equipo de Las Palmas (2008-2011, siempre en Segunda División) se cerró con un partido contra el Tenerife, ya descendido a Segunda B, en el Estadio Gran Canaria (1-0, Sergio Suárez de penalti. 4-6-2011). “Lo recuerdo con bastante pena. Me sentía mal porque quería seguir aquí”, dice, melancólico. Su ilusión era quedarse en casa, mas ganó la “impotencia”: “Recuerdo sobre todo el cariño de los compañeros, que siempre lo he tenido. Por eso aquellas lágrimas: de impotencia, porque sabía que ese sí que iba a ser mi último partido como amarillo, con el equipo de mi vida, y no fue de la manera que me hubiese gustado”.
Ese día se reencontró, además, con Pablo Sicilia. Otra vez. Fue una tarde que, además, marcó negativamente el futuro de la carrera de su primo hermano, con quien siempre ha estado tan unido, tanto da que fuera en Gran Canaria o Madrid. “Siempre hemos tenido una relación muy especial. Somos los dos de 1981, y jugamos juntos en filiales durante muchos años. Cuando estaba en Madrid él fichó por el Atlético de Madrid B y vivíamos juntos. Mi relación con Pablo es muy cercana. Cuando jugábamos Las Palmas y Tenerife el pique era sano, lo normal”.
Sin embargo, el derbi canario les tenía reservada una mala jugada. “Mucha gente del Tenerife se bajó del barco y él tuvo la valentía y profesionalidad de viajar”, recuerda Jorge sobre su último partido con la camiseta de Las Palmas. “Era un duelo para ellos me imagino que bastante ‘chungo’ de jugar porque al final estás descendido y juegas el derbi. Como es normal en un partido así, sabían que la gente se iba a mofar un poco de ellos”, añade. La desgracia se multiplicó en el caso de su primo, para quien nada fue igual desde entonces: “Tuvo la mala suerte de lesionarse de gravedad (rotura del ligamento cruzado de la rodilla). A partir de ahí pasó un calvario. Después no llegó el ascenso con el Tenerife, y eso al final hizo que se retirara más pronto de lo que merecía y todo el mundo quería”.
Repercusión.
Haber jugado derbis locales con Las Palmas, Atlético de Madrid o Celta le llevó a comprender que “la repercusión de estos partidos es mayor que en cualquier otro”. Son esos envites que se empiezan a jugar en la puerta de casa y pueden cambiar la tendencia de la temporada: “Hay más entrevistas, la gente por la calle te trata diferente, te anima. Muchos te exigen la victoria (se ríe). Es verdad que son partidos diferentes, que marcan muchas veces mucho. Cambiar incluso la trayectoria de una temporada. La prensa está más pendiente, la gente lo vive de una manera diferente…”. “Desgraciadamente, con la situación actual, ver un derbi sin público marca mucho. Si no puedes ganar, lo más importante es intentar no perderlo”, receta.
El discurso de Jorge se abrillanta cuando habla de Las Palmas. “Es el club de mi vida”, repite. Por eso no deja de pensar en la idea de su regreso. “Es obvio que amo a esa entidad. Estoy haciendo las prácticas de entrenador en Maspalomas porque vivo en el Sur, para, si algún día llega esa oportunidad, que ojalá que sí, estar formado. Mi ilusión es seguir creciendo. Y viviendo en Gran Canaria, está claro que dónde mejor se puede estar es en Las Palmas”, sentencia. Se cumpliría un anhelo, un capítulo más de esta interminable historia de amor: “Es realmente una ilusión para mí. Con lo que conlleva el club para mí, con lo que he significado para el club, lo que representa la UD para mí, que siempre lo ha sido todo. Estuve desde los 9 hasta los 20 años. Ha sido el equipo de mi vida, está claro”. Una vida en amarillo. Con muchos derbis a cuestas y un trabajo todavía por hacer, tan condenados a entenderse como están Jorge Larena-Avellaneda y la Unión Deportiva Las Palmas.