Debajo de los adoquines no está la playa, está la 2ªRFEF
Consumado un fracaso sin paliativos, el peor resultado de la historia, el Racing debe medir su respuesta ante la necesidad de asegurar plaza en la 1ªRFEF
Hay que parar ya
Los estudiantes que protagonizaron el Mayo del 68 en París se animaban unos a otros, mientras retiraban el pavés de las calles para enfrentarse a la policía, diciendo que "debajo de los adoquines está la playa", simbolizando los arenales como metáfora de libertad. Pero no, no estaba la playa, estaba el alcantarillado por donde se fueron muchas de las ilusiones de aquellos revolucionarios/revoltosos. Igual que aquí y ahora. Cuanto más rebajas el suelo más cerca estás de caer por el desagüe. En el caso del Racing, que lleva una década rebajando su propio suelo, está a siete semanas de descubrir que debajo de los adoquines está la 2ªRFEF, la Segunda C o la peor de las pesadillas del racinguismo, como la queramos llamar. Los números de la segunda vuelta no parecen anticipar, entrando con ventaja y ante rivales modestos, un hundimiento semejante..., pero, ojo, que tampoco parecía previsible pasar una década con tres temporadas en Segunda y siete en Segunda B y ahí estamos. Ojalá.
Lo de las finales
Hoy se produjo en 'Ser deportivos Cantabria' un pequeño debate sobre quién fue el padre de la famosa frase 'Las finales no se juegan, se ganan'. Tiene muchos, tantos que Google no te saca de dudas ya que se la adjudica todo quisque. La realidad, me parece a mí, es que para ganarlas primero hay que jugarlas y eso es exactamente lo que no hizo ayer el Racing. El entrenador se lleva merecidamente lo suyo, pero no creo que sea justo exonerar de responsabilidad en la catástrofe a los jugadores. Sencillamente no dieron la talla. Y es muy preocupante que, con distintos futbolistas y distintos técnicos, esto se venga repitiendo, especialmente en El Sardinero, demasiado a menudo cada vez que el Racing se la juega. Doy por descontado que quieren, y más en un vestuario repleto de racinguistas de pata negra, pero a mí la reiteración de las debacles empieza a superarme. Necesito la ayuda de Manzanares, el psicólogo del Racing.