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Fuenlabrada FUE
2
Cristobal 53',Rubén Pulido 76'
Finalizado

LEGANÉS 0 - FUENLABRADA 2

Cristóbal somete al peor Leganés de la nueva era Garitano

El Fuenlabrada asalta Butarque al compás del veterano medio centro, autor del primer gol. Segundo tropiezo seguido como local de un Lega que despierta muchas dudas.

El Leganés se ha olvidado el disfraz de ogro que solía lucir en Butarque, un feudo antaño inexpugnable hasta que en las dos últimas jornadas como local los pepineros han decidido dejarse girones de vida sobre su impoluta pradera. Primero fue un empate contra el Castellón y ahora una derrota frente a un Fuenlabrada superior pese a haber convertido la desgracia en su compañera habitual. Franchu se lesionó en el calentamiento (salió Mula) y se unió a las seis bajas previas, pero lo que parecía un guiño de la desesperanza, mutó en acicate para la superación. Tras dominio en la primera parte (remate al larguero incluido) los goles de Cristóbal y Pulido hicieron justicia al recital azulón liderado por el primero, manija y compás del entramado de Oltra. La lesión de Ignasi Miquel a la media hora del partido añadió tragedia a la noche blanquiazul.

Lejos de recolectar desánimo entre las filas azulonas, la ausencia inesperada de Franchu apenas se dejó notar en un partido con fulgor fuenlabreño desde el minuto uno hasta el descanso. Llegó la pausa y el local parecía vestir de verde eléctrico, no de blanquiazul pepinero. Buena parte de culpa tuvo Cristóbal Márquez, futbolista imbuido por la meticulosidad de un reloj suizo y un par de manecillas por piernas. Al compás de su juvenil pausa (macerada en 36 años de vida y una agitada carrera) sometieron los forasteros en la primera mitad a este Leganés, quizá el peor de la era Garitano 2.0.

Un suspenso generalizado que se hizo especialmente acusado en la medular (Rubén Pérez y Rubén Pardo apenas superaron los 17 pases en los primeros 45 minutos) y en la defensa, empeñada en conceder faltas para que el Fuenla regara de pánico el área local, ésa en la que Cuéllar perpetra con frecuencias salidas estrafalarias. En una de esas excursiones a la nada, Pulido remató un cabezazo que hizo temblar el larguero y con él, un Butarque que se desmenuzaba como si fuera cartón piedra. Era el minuto 37 y seis antes el Lega también había sufrido su dosis de desgracia con la lesión de Miquel, que acabó en muletas. Rober Ibáñez lo suplió para dibujar un once más ofensivo que no taponó la sangría local. Sólo Borja Bastón (dos ocasiones de volea) generó peligro para este Lega anónimo. Intrascendente.

El caso es que arrancó la segunda mitad y la maldición del desatino azulón seguía castigando a los de Oltra, incapaces de convertir la media docena de ocasiones de que dispuso como en tantos partidos anteriores. Magia negra que parecía que castigaría de nuevo a los del Torres cuando Belman sacó con la pierna un remate franco de Rubén Pardo apenas reanudado el choque. Adelantó líneas el Lega y así generó una sensación de falsa ambición, tan endeble como los espacios que regaló a la espalda de su medular. Por ahí emergió Cristóbal para regalar la enésima lección de la noche en un remate lejano y seco ante el que (de nuevo) Cuéllar pudo hacer más (0-1, 54’).

Quedaban inaugurados los minutos de la impotencia, esos que enarboló un Leganés incapaz al que aún le quedaba por ver como un nuevo desajuste defensivo en otra falta innecesaria provocaba el 0-2 de Pulido (74’). El tanto hizo añicos los movimientos desde el banquillo de Garitano, incapaz de resucitar a un Leganés al que aún le pudo caer el 0-3 de no ser porque Cuéllar le sacó el mano a mano a Garcés.