NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

DEPORTIVO

Miku: "Me gustaría jugar en Sudamérica, jugar la Libertadores"

Miku se ha “liberado” tras su hat-trick al Celta B, tiene cuerda para rato y habla con AS de la mejoría del Deportivo, su futuro, carrera, familia…

Miku se liberó ante el Celta B con un hat-trick.
Jesus Sancho (Sanchofoto)Diario AS

Supongo que está siendo un parón muy diferente al que vivieron tras perder ante el Racing de Ferrol…

Sí, claro. Cuando se gana el ambiente es muy diferente. El trabajo físico y táctico es el mismo, pero con más alegría.

¿La victoria ante el Pontevedra que aparcaba el descenso fue como una gran liberación?

Sí, en lo colectivo y en lo individual. Venía de arrastrar unas lesiones, más bien una recaída de otra pequeña recaída. Anímicamente fue muy bueno. Pude jugar, aguante muy bien, me sentí cómodo y el equipo ganó. Ese día alejé los fantasmas de todo lo que ocurrió este año y en lo colectivo, igual. Llegó una victoria después de muchas críticas y el equipo se repuso con un partido muy correcto y serio.

¿Qué pasó por su cabeza cuando iba a ser titular ante el Guijuelo y se lesionó en el calentamiento?

Fue lo peor. Pensé que tenía otra vez la misma lesión porque ya había jugado antes contra Unionistas y me sentí bien. Fue además en el último tiro del calentamiento, en el que hice un gesto y sentí como una cremallera. Empecé a pensar se acabó el año, no puede ser… El doctor tenía dudas, pero él y Arriaza me tranquilizaron luego. Era simplemente que la cicatriz tenía una pequeña costra que se había roto y me dijeron que en diez días podía estar jugando.

Y tardó, pero llegó el gol. ¿Eso sí sería otro gran alivio?

Marcar siempre es importante, y más cuando sirve para abrir la lata. Es importante para mí y para cualquier jugador. Además, con las críticas que se habían recibido este año… Que hay que decir que eran fundamentadas y merecidas, hay que ser autocrítico. En los momentos duros no hay que pensar que uno es lo peor que hay, ni tampoco que ahora que va mejor pensarse que es el mejor del mundo. Hay que mantener a nivel mental estabilidad para afrontar todo de la misma manera. El míster fue muy enfático en eso con los delanteros. Nos dijo que jugásemos para lo que el equipo necesite. Jugar de espaldas, presionar, hacer falta… los goles van a llegar con el juego. Y en eso estamos. Ahora me tocó a mi ser la figura y en el siguiente, puede ser otro compañero. Lo importante es sumar de tres.

¿A quién iba dedicado ese primer gol?

Siempre hago ese gesto, es para mis hijas. Llevo cinco años haciéndoles esa celebración. Antes era para una, luego para dos y ahora para tres. Es para las tres.

Y además no fue uno, fueron tres de golpe, como sus hijas…

Sí, sí. Muy contento porque un hat-trick te reafirma mucho a nivel personal. Un gol es bueno, dos espectacular y tres ni te digo. Pero lo importante fue que el equipo hizo un partido muy completo y con más ocasiones de gol, que es lo que nos estaba costando. Sobre todo tenemos que creer que hay buenos jugadores, que somos un buen equipo. Yo he estado en muchos sitios lo puedo corroborar y, además, con un buen ambiente interno, que también conocí muchos.

Satisfecho entonces en el día del Padre…

Sí (risas…) Ellas están muy contentas, no hay cole… Todo muy bien y muy tranquilo en esta ciudad. Mis últimos destinos fueron en fútbol exótico buscando otro tipo de cosas y para ellas no fue fácil. Idioma, cultura, costumbres… Se adaptaron, hicieron amiguitos, aprendieron a hablar griego, hindú, inglés… Qué menos que compartir con ellas.

¿Es un delantero de rachas?

En mi carrera he sido más de gotear que rachas concretas. Estoy liberado mentalmente y contento por marcar, pero sabiendo que mañana puede ser Claudio, que estaré igual de contento si sumamos los tres puntos.

El equipo está al fin en la ola buena, pero ¿cree que llega a tiempo para meterse entre los tres primeros? ¿Cómo ve esta última jornada?

Apasionante para los que nos gusta el fútbol. Habrá que sufrir, hacer cuentas… El míster nos ha dicho en privado que pensemos solo en el Zamora. Pensar en hacer nuestra tarea, como en el cole, y luego todo lo que Dios prepare y disponga habrá que aceptarlo y vivirlo con humildad porque viene del creador.

Si el Depor se mete finalmente llegaría de subidón a la segunda fase.

El equipo está en claro crecimiento. En los últimos cuatro partidos llevamos tres victorias. Esa buena dinámica reafirma la idea de lo que queremos hacer. Así llegaremos a la siguiente fase, sea la que sea, como un buen impulso mental y futbolístico.

Y si se pasa entre los tres primeros, ¿dónde está el techo?

No voy a hablar por el Depor, te contesto con algo más personal que le digo a mis hijas. El techo de uno está donde lo quiera poner. Los humanos somos capaces de hacer lo que nos propongamos si le metes dedicación y sacrifico. Solo tú te puedes limitar tu propio techo.

Y usted, ¿cómo llega a este tramo final además de ese hat-trick?

Sobre todo, sin lesiones. Pero esto es un deporte de contacto y ocurren. Mira a la máxima estrella del Real Madrid, que no termina de arrancar por las lesiones. Lo que espero es estar sano para poder ayudar, sin más. No soy más ni menos que nadie. Soy un soldado más de la legión.

¿Qué pasa con la estrategia? Todavía no han marcado ni un gol.

Trabajar más. En la primera parte de la temporada estaba la asignatura pendiente de trabajar y se empezó a trabajar ahora. Se empiezan a ver brotes verdes, pero falta el último pasito. El último escalón es siempre el más difícil. Tenemos jugadores con buen potencial aéreo y buenos lanzadores. Llegará y será una alegría.

Dice que en la anterior etapa, la de Fernando Vázquez, ¿faltaba trabajo?

Me refiero al balón parado. No hacíamos entrenamiento específico de estrategia. Se practicaban centros y remates, que al final es lo que haces a balón parado. Pero no hacíamos entrenamientos específicos de eso. Estábamos un poco perdidos. Ahora tenemos jugadas, movimientos… Creo que la estrategia es un aspecto fundamental que te da y te quita partidos. O te da sustos, como el día del Pontevedra, que tuvimos dos sustos terribles al final del partido.

El año ha sido muy duro, ¿llegó a plantearse irse en el mercado invernal o alguien desde el club se lo sugirió?

No, para nada. Hubo rumores por un día que me marché del entrenamiento, pero fue por un tema de Covid de mis hijos. Firmé un año con opción a otro y estaba muy tranquilo. Tomé una decisión en verano en la que dejé de lado propuestas exóticas mucho mejores en lo económico. Lo hice porque venía a un gran club, a una gran cuidad, a un proyecto… En ese proyecto nos embarcamos y yo nunca abandono el barco, ni cuando se está hundiendo. Vine aquí y asumo consecuencias y responsabilidades cuando va bien y mal. Para eso me pagan. Hay gente que prefiere echarse a un lado, lo respeto, pero yo no.

El barco ya flota, su familia está integrada, opción a otro año… ¿otra temporada más en el Depor?

No lo sé, en el fútbol nunca se sabe. Yo me muestro como siempre he sido: trabajador, sacrificado, antepongo el bien colectivo al individual… Es un deporte de equipo. Si el otro día Keko no me la pone así, no hubiese marcado el primero… si Keko no fuerza un penalti no tendría el segundo… si Álex no filtra ese balón no había jugada… si Raí no me da ese pase espectacular que me deja solo no hubiese marcado el tercero… Tú puedes resaltar porque defines, pero es algo de todos. Yo estoy para eso y luego las decisiones las tomarán los que las tengan que tomar. Mi ilusión por este deporte sigue. Y sí, mi familia está muy bien aquí. Nos recibieron muy bien, el cole con los niños, la zona en la que vivimos en el centro, la comunidad, gente muy sociable… A veces me critican, pero para que no me relaje. Hay una gran comunidad de venezolanos, de gente que ha vuelto. Sus padres se fueron a Venezuela a buscar un mejor futuro y ahora les toca a ellos volver. Dios dirá.

¿Ese segundo año es por número de partidos, ascenso u otras cláusulas?

Un poco de todo, pero en el fútbol he visto tantas cosas que nunca se sabe.

Y aquí o en otro sitio, ¿cómo se plantea el tramo final de su carrera?

Siempre he querido jugar en Sudamérica, nunca he podido jugar. En Europa he jugado todos los torneos que existen. LaLiga, Champions y Europa League. Me gustaría jugar la Copa Libertadores, pero si no se da, tampoco es un drama. O sea, hay Miku para rato. Hoy en día los avances han hecho que la longevidad de un jugador sea mayor. Los cuidados, la alimentación, la medicina… Vemos a Joaquín con 39 años, Jorge Molina, Soldado es de mi edad, Ramos en el Madrid, Ibraimovic sigue jugando… Son estrellas mundiales, pero hacen lo mismo que nosotros, correr y saltar. Creo que lo decía Ramos, los 35 de ahora son los 29 o 30 de hace unos años. Y estoy en un club en el que si hay rendimiento no se mira la edad. Yo recuerdo aquí a Donato, a Manuel Pablo o Valerón. Yo jugué contra ellos en Primera. Decías Manuel Pablo treinta y pico, y luego era un cohete por la banda. Se ve que mantiene muy viva la ilusión. Sí, tengo mucha ilusión. Vengo y me lo paso bien con la gente joven. Me río con ellos, les doy consejos sobre agentes, me divierto, hablamos de mil historias. Me reí con ellos con el Día del Padre, ¿qué vais a hacer si no tenéis ninguno? Mucha camaradería. No pierdo la ilusión de entrenar. Sé que soy un privilegiado. Tenemos el trabajo enviado. Mis amigos que nos son deportistas me dicen, joder… cuatro horas al día, estás en forma, te pagan y te diviertes jugando al fútbol. Cierto, pero también hicimos muchos sacrificios en nuestra carrera. Mudanzas de aquí para allá, no hay verano, ni Semana Santa, Navidades, cuidarse… Yo lo disfruto con la responsabilidad que conlleva representar un equipo y un escudo.

¿Cuánto echa de menos al público?

No te haces una idea. Gracias a Dios he jugado en mi carrera en los grandes estadios de España, Maracaná, Centenario de Montevideo… Estoy seguro de que el Depor, con gente, hubiese sacado adelante muchos partidos que no conseguimos. Yo recuerdo venir a Riazor en Primera y verlo lleno te imponía respeto. Decías, un campo de los jodidos. Ahora, ante otros rivales más acostumbrados a jugar en campos más pequeños y más vacíos, llegan a Riazor y su sensación anímica es ‘esto es como mi domingo’. Si ven 20.000 rugiendo y gritando, las piernas le tiemblan al contrario. Para nosotros ha sido muy perjudicial.