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ESPANYOL

El árbol que se empeña en no dejar ver el bosque

La expulsión de Dídac Vilà, a instancias del VAR, fundió a un Espanyol al que sólo le alcanzó para sumar un punto, y gracias. Este domingo puede caerse del ascenso directo.

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El árbol que se empeña en no dejar ver el bosque
Gorka Leiza

La excusa. El Espanyol suma otro encuentro de Liga que no gana. Y ya son 12 (seis empates y seis derrotas). Es cierto que cosechó un punto ante el Oviedo y dadas las circunstancias bueno es, pero este equipo puede caerse el domingo del ascenso directo. Está a merced del Almería, que visita al Girona y actualmente le acecha a sólo dos puntos. La expulsión de Dídac Vilà marcó un antes y un después porque jugar toda la segunda mitad con uno menos no es fácil, pero lo cierto es que el conjunto perico puso demasiados ingredientes oxidantes en su coctelera y salió amargo. Sesteó tras el gol de Melendo y la roja a Dídac fue el camino a la perdición. Se salvó un punto. Y gracias.

Números. Caminar por la cuerda floja no siempre sale bien. No todos los días se hace un Philippe Petit. El Espanyol pudo, y debió, matar al Oviedo en el inicio de partido porque fue una constante escuchar a Femenías indicar a sus jugadores que "dejaran de mirar la pelota". Los blanquiazules salieron como se debe al terreno de juego, pero después los mensajes dejaron de tener consistencia. Parece que este equipo está destinado a sufrir. Se acabó el duelo con tan sólo tres remates a portería. Sí, se jugó más de 45 minutos con uno menos, pero es lo de siempre: hay bosque más allá de los árboles. Y este Espanyol, de presupuesto récord, inició la segunda mitad con cuatro centrales en su zaga (Lluís de lateral derecho, Cabrera en la izquierda y David López y Calero en el centro). ¿Los cambios? Puado acabó de lateral derecho. Lástima que el mensaje que transmitió Cabrera en la primera mitad de "tensión, carajo. ¿A qué estamos esperando?" no calara. Nahuel hizo un golazo, sí, pero que el final feliz se le resiste demasiado a este equipo, también.

El día de la marmota. Dídac Vilà parece que no se quita el lastre de encima. Volvió a jugar nueve partidos después aprovechando la sanción de Pedrosa y lejos de reivindicarse, se vistió de Bill Murray. No se sabe si lo del VAR es mala fortuna o no, pero el Espanyol se sigue viendo atizado por su ira. Parece que las quejas de José María Durán no están haciendo efecto y Dídac Vilà fue expulsado. El colegiado Trujillo Suárez entendió en primera instancia que la acción por llegar tarde a la disputa de un balón era merecedora de amarilla, pero el valenciano Ais Reig, desde el VAR, apareció. Y claro, susto o muerte. Y tocó muerte, como está siendo habitual. A cámara lenta, no hay acción que se quede sin roja. Y así fue. La presión y las indicaciones de "va al balón" de Vicente Moreno, Darder, David López y RdT se fueron al limbo y Dídac se marchó del partido antes del descanso.

Capitán. David López estará desacertado en algunas acciones o partidos, pero es ese jugador imprescindible. Y un capitán que da la cara. Además, no apaga la ‘radio’ durante todo el duelo y es algo necesario para que no haya distracciones. Fue el primero en ir a por RdT cuando intentó un taconazo que provocó una ocasión del Oviedo y un caño fallido instantes después para mostrarle su apoyo e indicarle que tocaba ser efectivos. Anima y lo más importante es que aconseja, no ordena. Eso tan necesario para mostrar confianza y que muchas veces pasamos por alto.

Sensaciones. El Espanyol, pese a todo, está tremendamente vivo. Al menos, su afición. A las 19:47, los dos autocares del primer equipo perico se fueron abriendo paso entre el humo de las bengalas, las banderas y los cánticos de una hinchada entregada y que acudió a recibir a su equipo antes del duelo ante el Oviedo. “Esta es, sí señor, la afición del Espanyol”, se cantó en más de una ocasión. En definitiva, un sentimiento que permanece y perdura. Ninguno de los cerca de 100 aficionados que se dieron cita en el parking 2 de Cornellà-El Prat pudo acceder al estadio, pero se dejaron oír y ver. El humo de las bengalas se instaló en los asientos y fueron el aliento de un bloque que debe seguir superando obstáculos.