Arambarri abandera el destrozo al Valencia
Goleada azulona en un partido igualado hasta la expulsión de Diakhaby. Mata se reencontró con el gol. Kang-In, se salvó en un día gris de los visitantes.
Respiro para Bordalás, tormento para Gracia. Venía el Getafe de no hacer gol en cuatro jornadas y el Valencia de ganar con mucha polémica. Dos equipos que hace tres años peleaban la Champions con entusiasmo y hoy miran al descenso con pavor. La pérdida de valor de ambos clubes quedó evidenciado mucho más en el lado valencianista, no hace tanto un equipo campeón y actualmente un triste ejemplo de mediocridad con talento que no alcanza para esta competición. La goleada final es un castigo propio del que ofrece tan poco.
Es obvio que no necesita un partido ser brillante para dejar una imagen inolvidable. Aquella volea de Zidane en una final simplona, aquel cabezazo de Palop con todo perdido, este trallazo de Arambarri exactamente a la escuadra. Sin pretender equiparar la importancia, para el Getafe y su técnico esta noche era la definitiva, así que el uruguayo hizo el Gol con mayúsculas. Lo que pasó antes fue nada y lo que ocurrió después fue consecuencia de ese golazo.
Getafe y Valencia tenían más miedo que vergüenza, que diría mi abuela. Bordalás apostó por dos delanteros poderosos en el juego aéreo para ser directo y el Valencia por calidad en el centro, un solo punta y Kang-In entre líneas. El coreano recibió palos como una estera, a la vieja usanza. Era el que aportaba diferencia y no le dejaron, así que se puede afirmar sin dudas que Bordalás ganó la partida estratégica. Mientras hubo partido, que fue en el primer tiempo, el plan azulón fue más creíble. Había más seguridad en el juego directo azulón, más que nada, porque el Valencia no asustó nunca.
Todo es resultado, claro, pues Cabaco cometió un error infantil que pudo suponer un gol valencianista, pero su reacción en falta mereció amarilla porque el balón, milagrosamente, iba hacia fuera. En la segunda parte, otro fallo similar e indecente de Diakhaby fue castigado con justa roja, ya que Maksimovic si iba directo a la portería. Fin del cuento. La expulsión del francés finiquitó el partido. Hubo un intento final del Valencia con la energía y el orgullo de Carlos Soler como referencia que no encontró premió en u par de buenos acercamientos.
Con ventaja numérica, el Getafe disfrutó y goleó. Lo necesitaba para encontrarse y no desaprovechó la ocasión para hacer sangre a un rival con el que tenía muchas cuentas pendientes. Jaime Mata hizo el segundo gol en una acción propia del tricantino con mil encontronazos y una buena definición final. Otro remate con su rebote correspondiente sentenció el partido. Tuvo su intríngulis. Gol de Aleñá, que había sido suplente otra vez. Como Kubo, que también jugó buenos minutos en el tramo final del partido. Ambos llegaron para resolver un problema de juego y ninguno de los dos es ahora titular ni cuenta con la confianza prometida.
Empate a puntos. Getafe y Valencia están hoy en la misma situación. Por grandeza de club y por la imagen del día el problema está en el este. Antes del partido era diferente. El Getafe fue fiel al estilo que le llevó más lejos. Bordalás prefirió jugársela con los guerrilleros de siempre, los que le respondieron en los días de gloria. Le respondieron. Gracia aún no ha tenido días gloriosos en Mestalla y difícilmente los tendrá si su equipo ejecuta partidos como el del Coliseum. No son equipo preparados para pelear por la permanencia. Un empujón anímico para unos y un acicate para los otros. Para su suerte están igualados y fuera del descenso. Para su desgracia, los de atrás aprietan y no permitirán otra mala racha.