"Dormí con mi madre hasta los 17; a mi padre no le gustaba"
Pepe, jugador del Oporto y ex del Real Madrid, ha concedido una entrevista en profundidad al medio portugués 'Tribuna Expresso' en la que relata su vida y carrera en el fúbol.
Pepe, jugador del Oporto y ex del Real Madrid, ha concedido una entrevista en profundidad al medio portugués 'Tribuna Expresso', en la que relata gran parte de su trayectoria profesional y muchos aspectos personales que no dejarán indiferente a nadie. Esto es un resumen del extenso relato:
¿Sigues haciendo trucos de magia?
Solo para mis hijas, todavía hago algunas, con monedas y letras.
¿Y los haces en el vestuario stos trucos en el vestuario?
No, me da vergüenza, me da vergüenza.
¿Y cuál es el truco que tienes a tu edad para mantenerte en forma y así de competitivo?
Mi pasión por el fútbol. Todos los días me despierto para entrenar, trato de hacerlo de la mejor manera posible. Entreno de forma intensa y creo que esa es mi vitamina. Obviamente, tener 25 no es tener 35 o, en mi caso, 37. A los 25 tenemos tanta energía que acabamos sin saber utilizarla. Yo, a los 37 años, puedo utilizar mejor esta energía en el campo.
¿Ayuda la genética?
Sí, pero también hay mucho trabajo detrás, mucho rigor en la comida, en el descanso. Pero no siempre fui así de delgado; cuando tenía tres, cuatro años, era rechoncho, un poco gordito. Luego, desde los siete años comencé a adelgazar. Soy el único hijo varón de la familia, tengo tres hermanas (dos mayores y una menor que yo), por lo que estaba muy, muy mimado.
¿Cómo de mimado estabas?
Fíjate, hasta que llegué a Portugal, a los 17 años, dormía con mi madre...
¿Y qué decía tu padre?
Ya era grande y dormía con mis padres, así que imagino que a mi papá no le gustaba mucho tenerme con ellos en la cama.
¿Por qué y desde cuándo te afeitas la cabeza?
La primera vez que me afeité la cabeza tenía siete u ocho años. Una vez fui al peluquero y le pedí que me hiciera un corte militar. Llegué a casa y mi madre me dijo: "Dios mío, qué has hecho, tu padre te va a matar...". Pero mi padre vino y dijo que era un "corte de hombre". Solo me lo dejé crecer cuando nacieron mis hijas.
¿Tus padres querían que fueras futbolista?
Mi padre no tení a mucho tiempo para acompañarme durante la semana; sólo los fines de semana. Jugué en un club de mi barrio, luego en uno más grande de mi ciudad, Maceió, que disputaba la segunda división estatal del Brasileirão; la cosa empezó a ponerse seria. Entonces tuve que cambiar mis rutinas escolares, empecé a estudiar de noche para entrenar por la mañana, y llegó un punto, a los 14, 15 años, cuando vi que el fútbol no era compatible con mi educación pensé en dejarlo y mi madre me dijo: "No, no, de ninguna manera, ahora vas hasta el final. ¿Cambiar toda la rutina de nuevo? Serás un jugador de fútbol. Esas circunstancias son parte de la vida, hay que ser fuerte".
¿Cómo era el el fútbol en tu adolescencia en Brasil?
A menudo veía compañeros míos que se suponía que jugaban y no jugaban, porque había intereses: los hijos de los padres que ayudaban económicamente al club eran los que jugaban. Eso no funcionó para mí. Para mí, el que mejor entrena y juega tiene que jugar. Y mi madre dijo: "La vida es así".
¿Empezaste siendo defensa central?
Jugué de central y lateral derecho, pero preferí ser central. Desde mi punto de vista, un jugador central tiene que jugar feo cuando tiene que jugar feo Tengo un entrenador (Sérgio Conceição) que divide el campo en zona roja, amarilla y verde, y en la zona roja se juega feo.
¿Cómo surgió la opción de ir a Portugal?
Nelo Vingada, entonces técnico del Marítimo, y Carlos Pereira, presidente del club, vinieron a ver al delantero del Corinthians Alagoano, donde jugaba yo. El presidente de mi club se me acercó y me dijo: “Mira, vienen unos portugueses y queremos vender al delantero. Es para ayudar al club, ¿sabes? Entonces, cuando el delantero te encare, no le robes el balón muchas veces". Y le dije: "Sí, sí, claro, no te preocupes...". Después, cada vez que llegaba el delantero, le robaba el balón. Cuando terminó el entrenamiento vi a Nelo Vingada con el presidente del Marítimo, y también con el presidente del Corinthians Alagoano, João Feijó. Pensé que iba a ser duro porque no hice caso a lo que me dijeron y, sin embargo, me dijo Nelo: "Entonces, chico, ¿quieres venir a Portugal?", y yo contesté: "Claro, ahora", "¿Y tus padres?", me espetó, a lo que afirmé: "Vamos a hablar con ellos". Nunca se me ocurrió que realmente iba a pasar, pero entonces João Feijó me abrazó: “Te vas a Portugal”. Pensé: "¿Con 20 minutos de entrenamiento?". Hablaron con mis padres y se decidió que yo iría al Marítimo. Iba a jugar para jugar con los juniors, pero me entrenaría con el Marítimo B. Pero hubo complicaciones. En el último partido, el de mi despedida con el Corinthians Alagoano, me rompí el pie. Ya había firmado el contrato. Pensé que mi sueño se habñia acabado, pero Nelo Vingada, que fue como un segundo padre para mí, me llamó y me tranquilizó: "Te recuperarás en Portugal, en Madeira". No me operaron, fui a Portugal, estuve enyesado durante tres o cuatro meses, jugué para el equipo B, para los juniors y también jugué los últimos cuatro partidos para el equipo A. Y me propusieron, en 2002 hacer las pruebas para el Sporting, donde ya estaba Cristiano.
¿Es cierto que conociste a los padres de Cristiano Ronaldo antes que a él?
Sí. Conocí al padre, que trabajaba cerca del campo del Marítimo; más tarde a las hermanas y a la madre, y por último a Cris, en Lisboa. Cuando fui al Sporting compartíamos habitación. Yo era mayor que él, pero vi su profesionalidad en los entrenamientos, Cris iba primero al gimnasio.
¿Qué pasó para que que no te quedaras en el Sporting?
No llegaron a un acuerdo, estuve dos años más en el Marítimo y luego fiché por el Porto.. Cuando volví al Marítimo, ya tenía varias ofertas de otros clubes. Uno de ellos era el Lyon, de Francia, también de Ucrania, de Holanda... Cuando Jorge Mendes vino a hablar conmigo, me dijo: "No quiero firmar un contrato contigo, no necesito, tienes mi palabra, confío en ti". Jorge me habló del Porto y estuve de acuerdo con él, pero mientras tanto, un representante del Lyon vino a mi casa, en Brasil, para intentar cerrar un contrato. Llamé a Jorge Mendes y le dije que me daban dinero en efectivo.
¿Literalmente sobre la mesa?
Sí, sobre la mesa. un millón de dólares. Ya habían pactado con el Marítimo, pero yo le había dado la palabra a Jorge Mendes y me tranquilizó: "Juega en un gran club de Portugal y luego a otros grandes de Europa". Mis padres no se lo podían creer: "¿Qué quieres decir con que no vas a aceptar la oferta del Lyon? ¿Estás loco? Este es nuestro futuro". Pero despidí al representante del Lyon, cumplí mi palabra con Jorge y me fui al Porto. Creo que fue la mejor decisión de mi carrera.
Después del Oporto, el Madrid...
Ufff ... Todo fue muy rápido, y de hecho podría haberme ido antes, al Deportivo de La Coruña, a finales del primer año. Solo el presidente Pinto da Costa me dijo: "No, no, no, de ninguna manera, te quedarás más aquí". En el tercer año renové por otros cinco y, al final de temporada, llegó la propuesta del Real Madrid, tuve otras opciones, pero tenía muchas ganas de ir al Real, a pesar de que mucha gente me decía que estaba loco por ir allí, porque era muy difícil y, sobre todo, porque era un 'cementerio de centrales y tal'. Quería ese desafío.