Un Barça de infarto
Desde que empezó el año, el Barça ha remontado cuatro partidos y ha jugado cuatro prórogas y una tanda de penaltis. Un equipo metido en una misión que ha recuperado la fe.
Desde que empezó 2021, el Barça se ha convertido en un equipo de infarto. Cada partido de las últimas semanas es una apasionante aventura, un sobresalto continuo que, en muchos casos, ha terminado con final feliz. En los últimos 40 días, los de Koeman han remontado cuatro partidos y han jugado cuatro prórrogas y una tanda de penaltis. Un equipo, en fin, hecho sólo para corazones bien preparados.
El asunto empezó en San Mamés el día de Reyes, con remontada (2-3) después de que los rojiblancos se adelantasen con gol de Williams. La semana siguiente, hubo más emociones fuertes en Andalucía. Contra la Real Sociedad, el Barça se clasificó en los penaltis con un gran Ter Stegen después de llegar al final de los primeros 120 minutos con 1-1 y una prórroga de locos con un balón al poste de Januzaj. Cuatro días después, la 'bonoKoeman' salió cruz. Ante el Athletic, y después de adelantarse por dos veces en La Cartuja, un gol de Villalibre llevó la final de la Supercopa de España a la prórroga; y allí el rey fue Iñaki Williams. El partido acabó, además, con la expulsión de Messi. Dio la sensación de que el Barça, golpeado una vez más en un partido decisivo, acusaría el golpe moral. Pero no fue así.
Sólo tres días después, y en plena depresión después de la derrota de Sevilla, el Barça tuvo que ir a la prórroga para eliminar al Cornellà. Todo eso, después de fallar dos penaltis en 90 minutos (Pjanic y Dembélé). "No es serio", dijo Koeman. Pero, realmente, era una locura que continuó. En Vallecas, Fran García hizo el 1-0. Messi y De Jong levantaron el partido antes de llevarlo a otra prórroga. En el siguiente partido de Liga, ante el Athletic, Griezmann resolvió otro partido de ida y vuelta en los últimos minutos (2-1). La piña del gol del francés habló de un equipo unido, como metido en una misión.
Pero no se vayan todavía, aún hay más. En la última semana, el Barça ha subido el tono de las emociones. En Granada, después de estar perdiendo 2-0, empató el partido en los últimos cinco minutos (Griezmann y Alba) y luego lo sentenció en la prórroga, no sin darle otro pellizco a su afición. Después del 2-3 de Griezmann, Fede Vico empató de penalti ya en el tiempo extra. El partido terminó 3-5 con los goles finales de De Jong y Alba. Y en el Villamarín, el héroe fue Trincao en el minuto 87.
Después de años en los que se había convertido en un equipo funcionarial y que, aunque ganaba por norma general, generaba algún bostezo, este Barça de Koeman, más joven y con más vigor, se ha convertido en divertido y vibrante. Y empieza a obtener resultados. Lleva seis victorias consecutivas en LaLiga y está a dos partidos de una final. Empieza a meter goles como churros y ha descubierto que a Messi le gusta esa 'bonoKoeman'. El holandés, con puntos genialoides y otros suicidas, acumula delanteros y talento en el campo y desequilibra a un equipo que juega a tumba abierta, pero que se ha creído capaz de todo y ha enganchado a la gente. Fresco, divertido y con orgullo, dejándose el físico en cada partido y hasta que le aguante. Subido a una buena ola, pero de infarto, al Barça le esperan más emociones fuertes en breve. El miércoles, el Sevilla. El martes siguiente, el PSG.