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ESPANYOL - RAYO VALLECANO

Un estriptis y dos incógnitas

El Espanyol perdió más que tres puntos ante el Rayo, invitado a la fiesta del ascenso directo. La imagen de Embarba en el 2-2, metáfora de un partido claroscuro.

Adrián Embarba.
Gorka Leiza.

Desnudo integral. En contra de su voluntad, el Espanyol se desnudó a cámara lenta en su propio estadio, sumó su tercera derrota en cuatro partidos de LaLiga SmartBank y ve, de nuevo, asomar las dudas de un ascenso directo que sigue tan comprimido como el metro de Tokio. No hubo mejor fotografía para ilustrar lo ocurrido que la de Pendín y Embarba, como si el presentador diera paso a la actuación del extremo mientras el Rayo festejaba el 2-2, un equipo que se fue de Cornellà con tres puntos y que se despide del Espanyol habiéndole ganado los dos partidos. El estriptis perico fue obsceno o cómico, como si fuera el del protagonista de Gigolo, un accidente que ha ocurrido por segunda vez pese a ser tan superiores en el césped y en la caja.

La siesta. Es difícil explicar los ataques epilépticos del equipo de Vicente Moreno, capaz de golear en Girona y perder (1-0) por falta de puntería, de recuperar la pólvora para contener al Rayo en 45 minutos y de echar por el sumidero toda la cosecha en otro medio tiempo de desconexión y desidia, como si se conformaran los blanquiazules con sestear pese a que el balón siga rodando. Así es el equipo todo el curso y así se ha escrito. El Espanyol, debido a su tan talentosa como compleja plantilla, ha firmado un pacto de mínimos para volver a Primera. No se casa el Espanyol con la brillantez, ni es un equipo de autor como acostumbran a ser los de Moreno. Quizás con eso basta, o no, pero el camino sigue siendo sinuoso... y queda cada vez menos.

De la casa. Ante el Rayo, el partido se tiñó de claroscuro. Un descarado Melamed, principio y fin de múltiples ataques; o la versión killer de Puado, un futbolista multidisciplinar que en esta ocasión sumó el quinto gol de la liga, fueron junto al guante de Darder o el remate de RdT las mejores acciones de un Espanyol que no tuvo rival y minimizó a un desacertado Rayo. Más comedidos Miguelón y Pedrosa, el equipo perico fue dinámico y le bastó con sus cuatro atacantes para desarbolar a los de Iraola.

Wu Lei.
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Wu Lei.Eric Alonso

Banquillo de madera. Pero todo cambió tras el descanso y el 2-1 de Isi. Cuando al Espanyol le someten todo parece peor de lo que es. Pese a esa tendencia, como se vio ante Osasuna, despierta las dudas de si esta plantilla sería competitiva en Primera. Miguelón y Calero salieron en la fotografía del 2-3, mientras que Pedrosa y Cabrera tampoco aportaron la solidez esperada. Darder y Keidi Bare vieron dos amarillas en dos acciones fronterizas, mientras que no Vargas, ni Mérida ni Wu Lei mejoraron al bloque, todo lo contrario. Navega el Espanyol sin patrón en ataque, esclavo siempre de su creatividad, y cuando el rival le pierde el respeto acaba siempre a merced.

Las dudas. La derrota, y el cómo, arroja dos incógnitas. La primera es sobre las posibilidades del ascenso directo. Al Espanyol no le vale con sobrevivir gracias a su talento, debe también imponerse en otras facetas del juego. De lo contrario le costará ganar a Mallorca, Almería, Sporting o Leganés, por citar los ejemplos más claros. Hasta la fecha, se le siguen atragantando los equipos de la zona alta. Y, la segunda, el hastío de la plantilla. En los últimos encuentros los suplentes no han cambiado el curso del encuentro como ocurrió anteriormente. A Moreno le crecen los problemas, también las oportunidades. Ahora llega el tramo más delicado del curso y, como dice el técnico, "nos toca recuperar todo lo perdido".