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Aprobados y suspensos del Celta: El jardín de Murillo

El colombiano estuvo imperial en la visita a la que fue su casa durante dos temporadas. Gran nivel de Mallo y Rubén. Buenas sensaciones de Solari y Holsgrove.

Jeison Murillo se lanza al suelo para cortar el balón ante el también colombian Luis Suárez durante el partido entre el Granada y el Celta.
Gonzalo Arroyo MorenoGetty Images

Rubén Blanco: Decisivo. Sostuvo a su equipo ante el acoso del Granada en el arranque de la segunda parte. A lo largo del partido realizó cuatro intervenciones de mérito, especialmente una parada a mano cambiada como respuesta a un disparo de Machís.

Hugo Mallo: Poco más se le puede pedir a un lateral. Mantuvo a raya a un extremo tan desequilibrante como Machís y fue la principal arma ofensiva del Celta. De sus botas salió el pase de la muerte a Nolito en la mejor ocasión del conjunto vigués. Una de sus apariciones en ataque la culminó con un peligroso remate que se marchó alto.

Araújo: Correcto. Entre el mexicano y Jeison Murillo desactivaron a Luis Suárez. No se complicó con el balón.

Murillo: Imperial. Recordó al jugador que brilló en Los Cármenes durante dos temporadas y que por su rendimiento en el Granada dio el salto a un grande de Europa como el Inter de Milán. Estuvo a punto de poner la guinda a su gran partido en un córner que remató de cabeza.

Aarón: De menos a más. Sufrió en la primera parte ante un inspirado Kenedy. El brasileño no apareció tanto tras la reanudación y el lateral tuvo la oportunidad de demostrar su calidad en ataque. Se asoció a la perfección con Aspas en la jugada más elaborada de todo el choque

Tapia: Hace todo aquello que necesitan sus compañeros. Aporta una estabilidad defensiva de la que el Celta carecía en las últimas temporadas y que lo llevaban a pasar un calvario contra rivales tan ásperos como el Granada. Siempre mueve el balón con criterio.

Beltrán: Entonado. Participativo durante la primera parte, puso a prueba a Rui Silva con un tiro desde fuera del área. Coudet lo sustituyó a la hora de juego porque el Celta había perdido el control en la medular.

Brais Méndez: Desapercibido. No fue el tipo de partido que mejor se adapta a sus condiciones. Neva lo desactivó con un férreo marcaje y en la última media hora tampoco entró demasiado en juego moviéndose por el costado izquierdo.

Nolito: En horas bajas. Incapaz de tapar las incorporaciones de Foulquier. Aunque apenas hubo noticias del gaditano, acarició el gol en la mejor ocasión del Celta, pero Duarte despejó con la rodilla un remate que iba directo al fondo de la portería. Se marchó con cara de pocos amigos al ser relevado en el minuto 60.

Iago Aspas: Su presencia sobre el terreno de juego transforma a sus compañeros. Pese a que no tuvo excesivo protagonismo, fue una amenaza constante para el Granada apareciendo por todo el frente de ataque. Dispuso de una oportunidad en la que no definió con brillantez.

Santi Mina: Se ganó el sueldo. Estuvo en su salsa en un encuentro de tanto contacto. Trabajó a destajo e incluso en el descuento fue amonestado por evitar un contragolpe del Granada.

Solari (entró por Nolito): Buenas sensaciones. Ofreció la intensidad que buscaba Coudet con su fichaje. No quiso pecar de atrevimiento en su debut y optó por pasarle el balón a Mallo cuando se encontraba en una situación ideal para resolver el ataque que habían fabricado entre Aspas y Aarón.

Holsgrove (entró por Beltrán): Sigue acumulando méritos para dar el salto al primer equipo. Combina con naturalidad y el ritmo de Primera no le viene grande. El Celta mejoró con su aparición y la de Solari.