Adiós al efecto Zidane
Desde que regresó al banquillo del Real Madrid, el equipo ha perdido 19 partidos de 90, el 21 %; es casi el doble que en sus primeros años al frente.
El Real Madrid volvió a tropezar en esta Liga, derrotado por el Levante en el Di Stéfano de Valdebebas (1-2), en lo que es el cuarto encuentro perdido por los blancos en Liga y el octavo en lo que va de temporada. En el torneo doméstico español, su índice de derrotas está en el 20%; en el global del curso, escala hasta el 25%. Números impropios del Madrid de la última década, pero que encajan en la dinámica en la que ha entrado el equipo desde que cerró su etapa dorada con aquel triunfo en Kiev. Tras el retorno de Zidane al banquillo, al final del curso 2018-19, el club confió en la figura del marsellés para iniciar una nueva edad de oro, pero de ese efecto ya no queda nada.
En su primera etapa al frente del Real Madrid, los de Zidane perdieron 16 encuentros de 149, con un estupendo porcentaje de menos del 11% de derrotas; desde su regreso, ya van 19 en sólo 90 partidos, lo que pone ese porcentaje en el 21%, prácticamente el doble. Con todo, logró salvar la temporada pasada con un doblete Liga-Supercopa que se dio por buenísimo a tenor de que la solvencia del equipo cada vez era menor.
Esta temporada aún hay margen para la rectificación, pero las perspectivas asustan. La herida se ha profundizado (ya ha perdido más el Madrid tanto en Liga como en el global de la temporada que en todo el curso pasado) y los pronósticos son como son: el Madrid está a siete puntos del Atleti en Liga, con dos partidos más que los rojiblancos, que van a por el título a ritmo de récord. En la Copa, el Madrid ya está fuera, apeado por un Segunda B a las primeras de cambio. Y la Champions, el oasis en el que el Madrid de Zidane siempre se refugió, parece un imposible a día de hoy para un equipo que sufrió lo indecible para meterse en octavos, perdiendo dos partidos ante el Shakhtar ucraniano y empatando en casa del Borussia Dortmund.
Renovaciones pendientes, jugadores que no rinden...
Zidane solicitó al club diligencia a la hora de gestionar las renovaciones de los futbolistas que acaban contrato (Ramos, Modric y Lucas Vázquez), consciente de que tener que negociar sus situaciones en los meses críticos de la temporada restaría foco al juego en sí dentro de la cabeza de los tres, piezas claves como son en el entramado del técnico. La de Modric está cerrada, aunque no firmada; no así las de Ramos y Lucas, ambas en punto muerto.
Y a Zidane, al que en el pasado todo le salía bien (de ahí aquello de la flor), ahora las monedas le enseñan la cruz a la mínima. Intentó rotar, pero quedó probado que el Plan B del Madrid no está preparado para cambios masivos de alineación; no ha sabido encajar (o no han sabido adaptarse ellos) a los fichajes que el club le trajo como Militao, Jovic, Odegaard e incluso Hazard. Y ni siquiera el bache deportivo e institucional que atraviesa el eterno rival, el Barcelona, sirve de bálsamo para un Madrid que deambula por la temporada con la única esperanza puesta en la Champions, torneo que a día de hoy parece una quimera a tenor del rendimiento del equipo. Aunque no sería la primera vez que el Madrid da la campanada en suelo europeo...