El tour de la esperanza
Con sus siete victorias consecutivas como visitante entre Liga y Copa, el Barça ha recuperado autoestima y actitud. Ha minimizado los errores y ha sembrado para el futuro.
"Parecía que venían tiempos difíciles y hemos demostrado mentalidad". Ronald Koeman no podía ocultar en la sala de prensa de Vallecas cierta safistacción por el trabajo de sus jugadores en un tremendo mes de enero en el que no han jugado ni un solo partido al abrigo de 'su' Camp Nou. Ya el sábado pasado había advertido de que una cosa era enfadarse por fallar penaltis; y otra, no valorar lo que estaban haciendo los jugadores. "A ver si lo ponéis", dijo a los periodistas. "Les doy un diez en actitud", puntuó.
El Barça ha jugado ocho partidos fuera del Camp Nou en enero y, quitando los dos de sede neutral, los de la Supercopa, los ha ganado todos: Huesca (0-1), Bilbao (2-3), Granada (0-4), Elche (0-2). Esos, en LaLiga. Y en la Copa, ha ganado en Cornellà (0-2) y Vallecas (1-2). En este tour de la esperanza, el Barça ha recuperado cierta autoestima. Llevaba dos años arrastrándose fuera del Camp Nou, cinco años sin ganar cinco partidos seguidos de Liga lejos de su campo; y dando la sensación de estar abandonado a su suerte, en un declive paulatino e imparable. Con más o menos acierto, el Barça ha jugado con la mejor actitud que puede tener un visitante los seis partidos de enero, al que se le puede añadir el último que jugó a en el año 2020 contra el Valladolid (0-3 con conexión Messi-Pedri).
Lo que más ha satisfecho a Koeman es el nivel de concentración que ha demostrado el equipo. El Barça ha minimizado errores y ha dejado en el olvido los episodios de Vitoria (falta de coordinación Piqué-Neto, gol de Rioja), Getafe (el penalti infantil de De Jong), Wanda (falta de coordinación Piqué, Ter Stegen, gol de Carrasco) y Cádiz (chirigota de Alba, Lenglet y Ter Stegen después de un saque de banda, gol de Negredo). Exceptuando errores puntuales como el de Mingueza en Elche, que resolvió el portero alemán y le pudo costar dos puntos al Barça; y los penaltis fallados en Cornellá por Pjanic y Dembélé, el Barça ha jugado con una estimable concentración y ha vuelto a ser un equipo relativamente seguro. Los rivales no han sido de máxima dificultad, pero ha demostrado superioridad y hasta se ha sobrepuesto a las dificultades, remontando los partidos de Bilbao y Vallecas.
Koeman sólo ha lamentado de verdad el último minuto de la final de la Supercopa. Revisado el vídeo, comprobó que el Barça jugó bien los minutos posteriores al 2-1. Tuvo posesión y perdonó el 3-1 en una transición final entre Messi y De Jong, pero le dio la oportunidad al Athletic de tirar una última falta. Un nuevo aprendizaje para un equipo joven que, en este tour de partidos lejos de Barcelona, ha pagado alguna novatada pero ha descubierto una columna vertebral de futuro: Ter Stegen, Araújo, De Jong, Pedri. Ha recuperado unas buenas versiones de Alba, Busquets y Griezmann y hasta ha tenido tiempo de ilusionarse con Dembélé. El Barça, en fin, se ha vuelto a reconocer como un equipo y, con más o menos brillantez, ha salvado un enero peliagudo con un diez de actitud. Sigue lejos de los títulos, pero vivo en todo.