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ATLETICO DE MADRID

Oblak: "Nunca me he puesto nervioso en un campo de fútbol"

"Yo en Anfield no estaba nervioso, estaba feliz. Es un privilegio poder jugar partidos así.¡Imagínate, todavía había aficionados en las gradas!", señala el portero en Panenka.

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Oblak: "Nunca me he puesto nervioso en un campo de fútbol"
REUTERS

Oblak repasa su trayectoria en una amplia entrevista en la revista Panenka. Desde sus inicios en su pueblo natal en Skofja Loka hasta sus mejores partidos con el Atlético.

En 1993, cuando nació en el seno de una familia bosnio-eslovena, ya había un porvenir repleto de esperanza para un joven país que no hacía ni dos años se había independizado de Yugoslavia. Oblak libró desde niño una batalla consigo mismo: atraído por muchos deportes, ansiaba brillar en todos. Finalmente se hizo portero, como su padre. Y bajo palos continúa, despejando las pocas dudas que quedan sobre si es el mejor del mundo en su puesto. El portero recuerda sus orígenes y su trayectoria en una amplia entrevista en Panenka

Somos un país pequeño, y por lo tanto las condiciones no siempre son las más fáciles. Extrapolado al deporte, las opciones de entrenar tampoco son siempre las mejores. Pero nuestra mentalidad, la de toda la zona de los Balcanes, pero también la que tiene que ver con Austria o Alemania, es distinta. Por un lado somos fríos y por el otro, calientes; no es algo sencillo de explicar, pero en un deporte profesional te da muchísimo, sobre todo para sobrevivir en los momentos malos y para no perder nunca la perspectiva en los buenos, cuando todo marcha bien. Para ningún deportista es fácil mantener un gran nivel todo el tiempo. Cuando todo sale bien o cuando se pone difícil, la mentalidad es clave. Por eso creo que de Eslovenia salen tantos deportistas de disciplinas individuales que acumulan éxitos por el mundo. 

La naturaleza polideportiva del país, por su contexto geográfico, siempre ha estado ahí. ¿Por qué hoy se habla más de los deportistas eslovenos?

Imagino que habrá un tema generacional, pero Eslovenia ha contado siempre con buenos deportistas. Cuando Eslovenia todavía formaba parte de Yugoslavia ya había eslovenos en la élite y jugadores importantes en la selección. Somos una parte pequeña de Yugoslavia pero siempre han salido grandes profesionales. Últimamente a nivel mundial se nos
reconoce más porque también antes había menos visibilidad. No había Internet y era imposible salir en los medios. ¿Siempre tuviste claro que tu deporte era el fútbol?

¡Yo de pequeño jugaba a todos los deportes! Baloncesto, balonmano... Me gustaban muchos, pero siempre con el fútbol como prioridad. Digamos que al fútbol juego desde siempre y luego lo combinaba con otras disciplinas. Después de un entrenamiento muchas veces me iba a entrenar a baloncesto a balonmano. Siempre quería probar algo nuevo. Realmente yo quería ser jugador de todo, pero comprendí que no era posible. Entonces mi prioridad, mi sueño, fue el de ser futbolista profesional y jugar al más alto nivel, primero en mi país y luego en algún club
grande de Europa.

Oblak es la portada de la revista Panenka.
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Oblak es la portada de la revista Panenka.

Lo de triunfar en el básquet se lo dejaste finalmente a tu hermana.

Así es. Teja es profesional del baloncesto desde hace mucho tiempo [en la actualidad milita en el USK Praga y es internacional por Eslovenia. Y es curioso porque ella también empezó jugando al fútbol. Pero en aquel  entonces el fútbol femenino no estaba tan desarrollado como ahora. Es una pena porque, de haber vivido la época que estamos viviendo hoy, estoy seguro de que hubiera sido futbolista profesional. Cuando tenía diez u once años era muy buena. Ella es un poco mayor que yo, pero era realmente habilidosa con el balón. Cuando jugábamos juntos, acababa enfadado y llorando porque siempre me ganaba. Otro esloveno al que el baloncesto no se le da nada mal es Luka Doncic.

¿Coincidisteis en Madrid? 

Cuando yo llegué él todavía era muy joven, pero en sus últimos dos años empezamos a vernos más para comer o pasar tiempo juntos. Ya en Europa su nivel era espectacular y personalmente no tenía ninguna duda de que en Estados Unidos todavía lo tendría más fácil para encajar: el juego es más divertido, no tan organizado, y para su juego eso es perfecto. Tiene un talento enorme y hace lo que quiere con el balón. A lo mejor alguien lo ve y puede pensar: 'no tiene un gran salto, no es muy rápido…'. Da igual. Es tan listo que siempre va un paso por delante del resto. 

Naciste dos años después de la guerra. ¿Cuándo comprendiste lo que ocurrió en 1991? 

Nací en 1993, por lo que siempre he vivido en una Eslovenia independiente. Cuando eres pequeño no percibes demasiado cómo fueron aquellos días. Mis primeros recuerdos sobre lo que había sucedido en mi país quizá son con cinco o seis años, con lo que ya habían pasado ocho de la independencia. Entonces ya no se hablaba de cómo era antes o de lo que había sucedido… Con mi familia, por ejemplo, no hemos hablado demasiado de cómo era la vida en Yugoslavia. En lugar del pasado, hemos sido más de hablar del futuro. Y eso que mi madre es nacida en Bosnia, y se vino a vivir a Eslovenia, por lo que todavía conservo a buena parte de mi familia ahí, mi abuela, mis tíos, mis primos. En cuanto puedo les voy a visitar. Cuando era niño e iba a Bosnia, veía un país con problemas, por la guerra. Y era chocante: la familia que había en Bosnia pasaba dificultades; en cambio la situación social de mi país era totalmente distinta. Siempre he valorado la suerte que tuve de nacer en Eslovenia. 

¿Nunca soñaste con marcar goles?


No, claro. No soñaba con eso. Soñaba con pararlos. Y cuando de niño iba a ver a mi padre me ponía detrás de su portería y me tiraba al mismo lado que él, copiando sus movimientos. También estaba pendiente de si un balón se iba fuera detrás de la portería, para pararlo yo. Así aprendí a tirarme al suelo. Siempre me ha hecho más feliz ver una buena parada que un buen gol.

¿Crees que esa serenidad tuya es un atributo que intimida al delantero?

Bueno, está claro que ayuda. Pero si como portero tienes 'algo', los delanteros también. Nosotros tenemos nuestras armas y ellos tienen las suyas. Pero está claro que la seguridad y la cabeza fría te ayudan en muchos momentos. Y si luego eso intimida al rival, mucho mejor. Pero insisto: cada delantero a un nivel top tiene su mentalidad, su serenidad... Eso convierte muchas veces los duelos en un juego psicológico de uno contra uno que me apasiona. Aunque luego hay once jugadores por equipo y el portero o el delantero nunca van a ser capaces de resolver el partido por sí solos. Podemos ayudar, pero si los compañeros no  colaboran los partidos no salen adelante. Tu ratio de paradas es altísimo.

Pero en un entorno como el del Atlético de Simeone, comúnmente se cree que el portero se siente mucho más arropado que en otros equipos. ¿Es así? ¿Te sientes protegido?

Sí. Es algo de lo que siempre se ha hablado mucho: que cuando no tenemos posesión somos capaces de defender muy bien. Una observación: es verdad que tienes que defender bien para sacar los resultados pero igual para un portero, tener el equipo tan bajo y tan cerca tuyo acaba complicando las cosas. En algunas ocasiones esto te ayuda, ojo, pero en otras no. Al final somos once jugadores y todos tenemos que atacar y defender, en una formación donde estemos bien posicionados. Yo estoy feliz cuando no tengo trabajo, porque sé que el equipo funciona, y que así
vamos a estar más cerca de ganar.

¿Alguna vez te han temblado las piernas en un campo de fútbol?

No, la verdad es que no me acuerdo de la última vez que me puse nervioso en un partido. Yo cuando tengo la oportunidad de estar sobre el terreno de juego soy feliz. Cuando debuté con 16 años como profesional en Eslovenia, no sentí presión ni nervios, estaba feliz de tener la oportunidad de demostrar que podía estar ahí y tenía el nivel. Siempre he sentido más felicidad
que nervios.

Nunca me se ha puesto nervioso. ¿Tampoco en Anfield, hace casi un año, donde te dispararon 27 veces?

Tampoco. Yo en Anfield no estaba nervioso, estaba feliz. Es un privilegio poder jugar partidos así.
¡Imagínate, todavía había aficionados en las gradas! El estadio lleno, los cánticos, esa atmósfera única, en casa del vigente campeón de Europa, un equipazo, contra delanteros enormes... Es un auténtico placer estar ahí, y claro que estás contento, no piensas en lo que va a pasar, si vas a ganar o vas a perder, quieres hacerlo bien y si al final del partido ganas y pasas la eliminatoria como fue el caso, pues estás todavía más contento y feliz. Y entonces sí, dices: ¡Qué bien
me lo he pasado! Pero si no ganas, te vas cabreado. Es esa fina línea entre ganar y perder que cambia tus sensaciones. Como la de intervenir o no. Si he tenido poco trabajo significa que hemos estado bien y que el otro equipo no ha podido hacernos daño. Me da igual si paro 30 o una, si ganamos estoy feliz. 

Hablando de intervenciones, su porcentaje de porterías a cero es una salvajada. ¿Qué es más difícil a lo largo de una temporada: ser el portero menos goleado o el que deja más porterías a cero?

En Inglaterra, por ejemplo, juzgan al mejor portero en base a los clean sheets... Es distinto, sí. Realmente en un partido te pueden meter ocho goles y cambia de golpe tu posición en el ranking. La manera probablemente más justa sea la de contar las porterías a cero. En el sistema de contar solo los goles, te penaliza una mala tarde. Aunque bueno, todo esto son números y no suelo fijarme mucho en ellos, lo que importa son las victorias. Cuantos menos goles encajas, más partidos vas a acabar sumando, pero a veces es un poco injusto porque los porteros lo hacen muy bien y pueden encajar dos o tres goles y parece que haya sido así. Los números y
los goles dicen mucho, pero no siempre muestran la realidad exacta.

Iba a preguntar sobre lo que significa pasar de jugar en el Atlético a hacerlo con tu selección, donde recibirás más goles... Hasta que he comprobado que en vuestro grupo de la Nations League, Eslovenia solo encajó un tanto en seis partidos. ¿En qué momento se encuentra la selección?

De hecho, yo no recibí ninguno porque el único gol se lo marcaron a Vid Belec [el segundo portero]. El momento es bueno, el ambiente es mucho mejor que hace dos años y se está construyendo un equipo fuerte. Somos conscientes de que nunca vamos a tener la calidad de un país grande pero siempre podemos ser un colectivo fuerte. Hay algunos jugadores que tienen
algo especial, aunque si no logramos construir un equipo, si primero no hacemos grupo en el vestuario, en las concentraciones y luego lo trasladamos al campo, es imposible que esas individualidades brillen. Estamos en el buen camino. Hemos competido en la tercera división de la Liga de las Naciones y hemos ascendido de categoría, por lo que ahora jugaremos contra selecciones mejores y eso siempre es positivo a la hora de aumentar la competitividad.
Este 2021 también tendremos la fase de clasificación mundialista, con un grupo muy complicado en el que descubriremos dónde nos encontramos de verdad y cuánto nos falta para poder cumplir el gran sueño nacional, que no es otro que volver a participar en un Mundial y en una Eurocopa.

Ahora eres capitán y titular indiscutible en la portería de la selección, pero en tus inicios te
encontraste con los Handanovic, un apellido que ya es toda una institución en Eslovenia. ¿Te dio algún consejo? ¿Cómo es su relación con ellos?

Siempre he tenido una gran relación con Samir [Inter de Milán] y Jasmin [NK Maribor]. Con Samir siempre nos hemos llevado bien, él estuvo con nosotros hasta la clasificación para la Euro 2016. Cuando empecé a jugar en el Atlético, recuerdo encontrarme a un nivel muy bueno; pero luego iba a la selección y entendía que Samir siguiera siendo el titular por todo lo que había dado y la calidad que tenía. Era una situación comprensible, por lo que esperé mi momento en el equipo, si primero no hacemos grupo en el vestuario, en las concentraciones y luego lo trasladamos al campo, es imposible que esas individualidades brillen. Estamos en el buen camino. Hemos competido en la tercera división de la Liga de las Naciones y hemos ascendido de categoría, por lo que ahora jugaremos contra selecciones mejores y eso siempre es positivo a la hora de aumentar la competitividad. Este 2021 también tendremos la fase de clasificación mundialista, con un grupo muy complicado en el que descubriremos dónde nos encontramos de verdad y cuánto nos falta para poder cumplir el gran sueño nacional, que no es otro que volver a participar en un Mundial y en una Eurocopa. 

Ahora es capitán y titular indiscutible en la portería de la selección, pero en tus inicios se encontraó con los Handanovic, un apellido que ya es toda una institución en Eslovenia. ¿Le dieron algún consejo? ¿Cómo es tu relación con ellos? 

Siempre he tenido una gran relación con Samir [Inter de Milán] y Jasmin [NK Maribor]. Con Samir siempre nos hemos llevado bien, él estuvo con nosotros hasta la clasificación para la Euro 2016. Cuando empecé a jugar en el Atlético, recuerdo encontrarme a un nivel muy bueno; pero luego iba a la selección y entendía que Samir siguiera siendo el titular por todo lo que había dado y la calidad que tenía. Era una situación comprensible, por lo que esperé mi momento. Siempre tuvimos una rivalidad sana y respetuosa. Y si nos vemos, todavía intercambiamos impresiones sobre la selección. Hablabas antes del gran sueño de volver a jugar una Euro o un Mundial. En el 2000 Eslovenia debuta en un gran torneo.

¿Cómo recuerda aquel acontecimiento? 

Fue bestial. Me acuerdo de los autobuses que fletaban desde todas las ciudades para ir a Holanda y a Bélgica a ver los partidos. Tenía siete años pero son recuerdos que no se olvidan. Aquello despertó en todos los niños el deseo de poder vivir algo así algún día. A mí me ocurrió: vi a toda esa gente en la calle y me dije que yo también quería vivir esa fiebre como profesional, quería estar en un torneo así. Fueron dos años seguidos muy bonitos, porque Eslovenia también acudió al Mundial de 2002, y me acuerdo más de la gente, del ambiente y de la locura de esos días, que de los partidos. Dicho esto, el mejor partido de la Eurocopa fue nuestro debut. 3-0 a Yugoslavia... y al final nos empataron. Fue un partido memorable. Ya eres uno de los veteranos en el vestuario del Atlético. De hecho, has visto marcharse a referentes del club como Gabi, Godín, Griezmann… 

¿Se siente hoy un líder en este equipo?

Sí, y es lógico. Es mi séptima temporada, llevo mucho tiempo aquí. Me siento uno de los líderes pero hay más jugadores que se sienten así. Eso es lo que cuenta. Los jugadores que se han ido han sido muy importantes, han dado mucho a este club, pero si, cuando deciden marcharse, por detrás no hay otros que intentan coger su liderazgo, buscar lo mejor para el vestuario, todo es más complicado. Creo que es una tarea que hemos conseguido entre todos: pasar de la generación de hace dos años a la actual. Un cambio nada fácil. Se fue casi medio equipo,
jugadores con muchísima experiencia. Se ha necesitado un año para construir otra vez un equipo
y un bloque fuertes, y esta temporada lo estamos demostrando en el campo. Pero todavía queda la otra mitad del camino, deberemos demostrar si hemos hecho suficiente bien las cosas para estar donde queremos estar, que es luchando por los títulos a final de temporada.
Siete años en un mismo club, titular indiscutible, lo bien que sienta la estabilidad... Todo lo contrario que tu etapa en Portugal.

¿Qué aprendió de aquellos años?

Aprendí que cada dificultad te hace mejor. Fue difícil para mí salir de Eslovenia tan joven, con apenas 17 años, y tras una temporada espectacular en mi país, me fichó el Benfica. Pero la realidad no siempre es como parece. El Benfica me cedió tres años seguidos a varios clubes modestos. En una época, además, en la que el país vivía una crisis económica bestial. Algunos clubes pequeños no pagaban, a veces no había electricidad, recuerdo ducharme muchas veces con agua fría o entrando en los vestuarios con linternas. En el Leiria, por ejemplo, salimos a jugar un partido con ocho jugadores... En la primera división de Portugal, ¿eh? Todas esas cosas malas, sin embargo, me hicieron ganar experiencia, y me convirtieron en alguien más maduro. Quería demostrar que algún día podría jugar en el Benfica y así fue. Y gracias a eso pude demostrar que también podía jugar en un club grande de Europa como es el Atlético de Madrid.
Desde el primer día que pisé Portugal lo tuve claro. Y no paré hasta demostrarlo. Solo con esta mentalidad pude salir de situaciones nada fáciles y más bien desagradables

Uno de los tres clubes donde el Benfica le cedió fue el Rio Ave, entonces entrenado por Nuno Espírito Santo, y con el que acabasteis sextos tras una gran temporada. ¿Fue un punto de inflexión

Sí, desde luego aquel fue el año más importante de mi carrera. El año en el que por fin pude empezar a jugar con regularidad, y en el que pude dar un paso adelante, demostrarme que podía jugar en clubes grandes. Nuno fue portero y me ayudó mucho con sus consejos y confianza. Además, creo que aquella temporada fue probablemente una de las mejores de la historia del club. A partir de ahí todo cambió: al acabar la cesión regresé al Benfica. Y ese año ya no
me cederían a ningún otro equipo.

 ¿Te ayudó contar con Miha Mlakar, tu representante?

Muchísimo, él me acompañó cuando salí de Eslovenia y en Portugal me ayudó cuando las cosas se pusieron difíciles. De él valoro, sobre todo, su mentalidad, que es una mentalidad ganadora. Me daba consejos y me hablaba en positivo. Quería prepararme para el momento, para que cuando llegara la oportunidad pudiera demostrar todo lo que valía. Élfue un gran jugador de hockey que habría alcanzado fama mundial de no haber tenido tantos problemas con las lesiones. En los momentos difíciles siempre le tuve cerca para hablar y lo cierto es que nunca lo vi preocupado por mi progresión, sabía que todo acabaría saliendo bien. Siempre confió en mí. Otro que confía extremadamente en ti es tu  entrenador, Simeone. No duda a la hora de afirmar que eres el mejor portero del mundo.

 ¿En qué cree que debe mejorar?

Es la pregunta del millón. Y a la vez es la más fácil de responder: en todo. En ninguna cosa no puedo no ser mejor. También depende del estilo de juego que pueda mejorar en ciertos aspectos. Dependiendo de lo que busque el entrenador en cada contexto, podré desarrollar más o menos cosas. Últimamente, por ejemplo, me gusta que hayamos cambiado el estilo, y ahora intentemos jugar con más posesión, porqueyo puedo participar más con los pies, que es algo de lo que de un tiempo a esta parte todos hablan. La gente ve si el portero la tira fuera o la pasa al compañero. Pero, claro, la gente no ve que para pasarla bien al compañero hay que jugar con una formación determinada, con más posesión, porque si no tienes opción de pase, no arriesgas. A todos nos gusta tocar el balón, yo también disfruto jugando con los pies, de hecho todo lo que se pueda hacer desde mi posición me gusta, y mejorar en todo también se puede. No puedo decirte que necesito mejorar en esto o en lo otro. En todo se puede y se debe. La gente de fuera opinará sobre si soy mejor o peor en esto o lo otro pero lo que yo siento es que en cualquier aspecto del juego se puede progresar. 

¿Que Aleksander Ceferin te entregara el trofeo de la Champions sería cerrar el círculo para un país como Eslovenia?

[Risas] Sería algo muy bonito, histórico. Nunca ha ocurrido, así que ojalá se dé ahora que un esloveno preside la UEFA. Pero aunque se diera estoy convencido de que no se acabaría la historia de Eslovenia allí. Van a llegar más jugadores, más gente con éxitos como los de Aleksander, pero desde luego sería una página de oro en la historia de mi país.

¿Cómo valoras su gestión al frente de la UEFA? ¿Qué es lo que más te gusta de su forma de gestionar el organismo?

Para mí es importante su condición de dirigente que proviene de un país pequeño, de una federación con menos peso que otras. Esto le da una sensibilidad distinta. Conoce perfectamente las dificultades que una selección como la eslovena puede tener y eso seguro que le ayuda y le abre la mente a la hora de tener conversaciones con otros representantes de selecciones y clubes pequeños. La gente del fútbol valora su papel al mando de la UEFA y estoy seguro de que mientras siga de presidente el fútbol seguirá siendo un lugar mejor. Su próximo reto no es menor: evitar que los grandes clubes monten una Superliga.

¿Te gustaría el formato de una liga cerrada donde solo compitan equipos de élite de las grandes ligas?

A mí me gusta el formato actual. Creo que es bueno que todos los equipos, sean del país que sean, tengan posibilidades de jugar partidos importantes. Todos los clubes merecen una oportunidad, es lo bonitodel fútbol, que no es algo cerrado… No sabemos qué va a pasar en el futuro pero a mí el formato actual de Liga de Campeones me gusta tal y como está. Es importante que todos tengan las mismas oportunidades de llegar lejos en una competición europea.Pero yo no soy el que decide ni el que puede cambiar las cosas. Porque si en el futuro todo va a cambiar, lo vamos a tener que aceptar. Somos profesionales y jugamos para un club y es el club el que decide en qué competiciones participamos. No hay otra. De momento todo hace indicar que queda formato Champions para rato. En la edición del curso pasa do, no obstante, marcada por la pandemia,

¿Cree que os pesó el cartel de favorito que entre todos os colgamos después de derrotar contra pronóstico al Liverpool en octavos?

Para mí el año pasado se demostró que los equipos que llegaron a semifinales y a la final fueron los que tuvieron descanso durante el mes de junio, previo a la final a ocho de Lisboa. Los equipos franceses y alemanes fueron los que llegaron más lejos, algo inédito, así que seguro que algo influyó. Al principio, recordarás, todos pensaban que los que venían rodados, con más ritmo, prácticamente sin descanso, iban a llegar mejor a la Champions. Pero luego te fijas en cómo compitieron los equipos de Alemania y de Francia y piensas que quizá sí que influyó algo el
reposo. Esta reflexión no invalida que el RB Leipzig jugara muy bien ante nosotros y nos eliminara de forma merecida. 

¿Qué ocurrió exactamente en aquel partido?

Nunca dio la sensación de que podíais ganarlo... No lo sé. El cansancio por toda la temporada, el cartel de favoritos que nos habían colgado, o el hecho de no haber tenido tiempo de preparar bien la Liga de Campeones porque estábamos peleando hasta el final para quedar entre los cuatro primeros en la Liga... Pero bueno, eso ya forma parte de la temporada pasada; no nos merecimos estar en semis y el Leipzig nos ganó justamente. Acabamos la temporada cabreados y enojados, conscientes de que no hicimos lo suficiente para llegar más lejos.