NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

FRANCIA

André Villas-Boas enciende la mecha del clásico francés

A pocas horas de que se dispute el PSG-Marsella de la Supercopa francesa, el técnico portugués cree que la Ligue 1 es la competición más desequilibrada del mundo.

El técnico portugués durante un partido de Ligue 1
Twitter / Olympique de Marseille

El técnico del Marsella, André Villas-Boas, ha sido rotundo a pocas horas de que se dispute el PSG- Marsella de la Supercopa francesa. "El Marsella no gana nada desde que el PSG cambió el aire del fútbol francés. La culpa no la tiene tampoco el Marsella, es la realidad del campeonato más desequilibrado del mundo. Lo normal es que el PSG gane todas las competiciones domésticas y nada más", desenfundó Villas-Boas. Mauricio Pochettino, por su parte, ha sido cauto y simplemente se ha limitado a respetar la opinión del portugués. "Respeto sus declaraciones, no tengo porqué discutir absolutamente nada". El debate ya se ha abierto en la prensa francesa; en una encuesta de France Football el 56% avala la tésis del preparador portugués mientras que un 44% no cree que el campeonato francés esté tan desequilibrado.

Las palabras de Villas-Boas expresan un sentir compartido por los clubes y aficionados del fútbol francés estos últimos años. La compra del PSG por parte de Qatar en 2011 cambió por completo la fisionomía de un equipo que solía batallar por entrar en Europa o que se situaba en la zona media de la tabla de clasificación . Desde 2012, con la llegada de Zlatan Ibrahimovic, el PSG se convirtió en uno de los grandes transatlánticos del fútbol europeo y ha instaurado una dinastía que tan solo el Mónaco ha osado contestar. No obstante, el dominio del PSG no ha sido el único que se ha dado en la Ligue 1, el último precedente fue el de aquel Lyon de los 2000 que consiguió siete títulos consecutivos. La gran diferencia es que aquellos campeonatos fueron mucho más disputados que no los conseguidos por el PSG en la década de los 2010.

El Lyon ganó su primera Ligue 1 en la campaña 01/02 y a partir de ahí comenzó a coleccionar trofeos como quien compila cromos. Juninho Pernambucano, Grégory Coupet y Sidney Govou eran los grandes nombres de un equipo prácticamente imbatible mientras que, poco a poco, asomaba por Gerland la cabeza de un tal canterano llamado Karim Benzema. La superiodidad del Lyon en aquellas siete temporadas de ensueño se tradujo de la siguiente forma: la menor diferencia de puntos que tuvo con el segundo clasificado fue de 1 punto en la campaña 02/03. Se trataba de un brillante Mónaco, liderado por Ludovic Giuly y Fernando Morientes, entre otros, que el año siguiente disputó la final de la Champions League. A partir de la temporada 04/05 y hasta la 06/07, el Lyon comenzó realmente a abrir una brecha entre sus perseguidores: consiguió la mayor diferencia de puntos con respecto al segundo clasificado, unos 17. El resto de temporadas fueron bastante igualadas, el Lyon no podía permitirse un suspiro porque sus contrincantes no daban tregua y el campeonato se solía decidir por dos o cuatro puntos.

A diferencia del Lyon, el PSG no ha tenido una carrera por el título tan reñida en la última década. Tan solo el Mónaco, en la campaña 16/17, fue capaz de poner un paréntesis al monopolio parisino de la mano de un equipo que, a pesar de su juventud, hizo gala de un gran descaro gracias a futbolistas bulliciosos como Kylian Mbappé, Bernardo Silva o Fabinho.

Durante su particular reinado en la competición doméstica, la mayor diferencia de puntos que los parisinos consiguieron respecto al segundo clasificado fue sencillamente apabullante: el PSG de Laurent Blanc sacó 31 puntos al Lyon en la temporada 15/16. Por otro lado, la menor diferencia de puntos que ha habido entre el PSG y un segundo clasificado ha sido de 8. El dominio fue tal en los últimos años que en los medios de la capital francesa, a mediados de marzo, se ha planteado casi siempre la siguiente disyuntiva: reservar a los titulares para que el PSG llegue fresco de cara a la Champions o, al contrario, jugar con ellos para que el equipo llegue absolutamente rodado de cara a las eliminatorias europeas. Un dilema que apenas el resto de grandes equipos del continente se puede plantear a esas alturas de la temporada.