Diez años del día en el que La Masia tocó el cielo
El domingo se cumple una década de un podio histórico del Balón de Oro en el que Messi, Iniesta y Xavi sublimaron un modelo de formación.
El 10 de enero de 2011, el domingo se cumplen diez años, el Barça ganó uno de sus títulos más importantes. Un triunfo que se trabajó durante más de 20 años en el que se apostó por un modelo de juego que surgió de los conceptos de Laureano Ruiz, que edificaron hombres anónimos como Oriol Tort, Joan Vilà o Albert Benaiges, que vivió su empujón definitivo con la llegada de Johan Cruyff y que decoró Guardiola. Ese día de hace diez años tres jugadores formados en La Masia sublimaron un modelo de formación y de entender el juego. Ese día en el Kongresshaus de Zúrich, Messi, Iniesta y Xavi coparon el podio del Balón de Oro. Un hito que premiaba la tarea de decenas de formadores y de entrenadores de base del fútbol blaugrana.
Los tres jugadores, a primera vista tenían muy poco en común. Un argentino que llegó a Barcelona con 13 años para integrarse en un equipo cadete que era un escándalo. Esa generación del 87 tenía jugadores como Cesc Fàbregas, Piqué y a Víctor Vázquez como estrella. Àlex García, el técnico pensó nada más ver al niño argentino que Rexach vio claro a los diez minutos que tenía que quedarse sí o sí, "¿dónde lo pongo?". Tras el primer entrenamiento ya tuvo claro que no iba a sacarle del equipo.
Andrés Iniesta llegó de Albacete después de que Germán Vaya, Mani, ojeador del Barça en Andalucía le hubiera visto jugar en Plasencia. Avisó a Albert Benaiges que fue a verle al torneo de Brunete de 1995. Quedó tan impresionado con él que le dijo a sus padres: "no hace falta ni prueba ni nada, entra directo". Andrés, con sólo 11 años, dudó, pero dio el paso y a base de muchas lágrimas y esfuerzo se convirtió en leyenda.
A Xavi le vio el legendario Oriol Tort, el hombre que apostó por Guardiola, De la Peña, Puyol o Sergi. El mismo que quiso a Raúl o Michel Salgado. "Al 6 me lo llevaba al Barça ahora mismo", le dijo Tort a Joaquim Hernández, el técnico del equipo donde jugaba Xavi. "Es mi hijo", respondió. Y a partir de ahí, se inició un camino que el Barça no debería olvidar