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REAL SOCIEDAD

Guridi se doctora en San Mamés

El azpeitiarra, que regresaba tras su lesión, confirma las buenas sensaciones que había dejado en otros partidos y su importancia en esta Real.

San Sebastián
Guridi se doctora en San Mamés
Getty

Jon Guridi estuvo cerca de dejar el fútbol en 2018. Hace menos de dos años. El centrocampista azpeitiarra, de la generación del 95 que debutó con la Real Sociedad juvenil en la Youth League y una de las más firmes promesas de los últimos años en Zubieta, sufrió una lesión que no parecía tener mayor importancia el día de su debut en Primera División, en marzo de 2017 en Mendizorroza contra el Alavés. Tuvo que pasar por quirófano y empezó un calvario con las lesiones que le llevó, incluso, a tener que volver con el Sanse como último recurso para ver si podía volver a jugar a fútbol con normalidad. Es evidente que pasó la prueba. De lo contrario, no habría dado la exhibición física en el derbi vasco del último día de 2020 en San Mamés. Fue su confirmación en el primer equipo de la Real. Se podría decir hasta que se doctoró contra el Athletic.

Pero hasta llegar a ese primer momento grande como jugador de la Real, Jon Guridi ha tenido que superar una larga lista de baches que le otorgan todavía más mérito a lo que está haciendo. Fue operado en abril del 2017 "por una osteocondritis disecante en el cóndilo femoral interno de la rodilla derecha de grado IV, con un fragmento óseo desprendido". Justo después de un ilusionante estreno en Primera. De Guridi hablaba bien todo el mundo en Zubieta. Había muchas esperanzas puestas en él. Técnica, despliegue físico, pelea incansable y sentido táctico. Todos destacaban esas cualidades del azpeitiarra. Y el actual director de fútbol no se quedaba atrás. Roberto Olabe no estaba en la Real cuando Guridi quemaba etapas en Zubieta. Pero jugaba con su hijo, actualmente en el Eibar. Y le veía jugar todas las semanas. Por eso cuando la lesión parecía complicarse para Guridi y amenazaba su carrera deportiva, el director de fútbol de la Real dilataba la decisión y buscaba nuevas vías para recuperarlo. Era consciente de su potencial. Así llegó un momento clave en la carrera del azpeitiarra.

En julio de 2018, siendo jugador del primer equipo, Olabe decidió que volviera a entrenar con el filial, en una decisión que podía interpretarse como el principio del fin de su estancia en la Real. Nada más lejos de la realidad. La idea era que llevara a cabo un proceso de adaptación a la competición con controles de carga y volúmenes de trabajo para terminar de superar la lesión de rodilla que había sufrido en marzo de 2017 y de la que no se había podido recuperar del todo, porque tenía constantes recaídas, sobrecargas y había perdido hasta masa muscular. A finales de julio, después de diez meses muy duros, volvió a vestirse de corto con el Sanse y jugar un partido.

Aquel paso realmente fue el principio de su vuelta. Esa misma temporada se fue cedido en el mercado de invierno al Mirandés, con el que renovó cesión en verano del año pasado. Y allí, en Miranda, completó su recuperación, su vuelta al fútbol y a la Real, por la puerta grande, porque hizo una gran temporada. Olabe no dudó en que ocupara el puesto en la plantilla realista del retirado David Zurutuza. Y ahora, ya de vuelta y renovado, con Olabe como gran valedor y Alguacil como gran mentor, porque también lo entrenó en categorías inferiores, empieza a despuntar en la Real. Lo que tenía que haber pasado en 2017 ocurre en 2020. Nunca es tarde si la dicha es buena. Hasta ahora ha sido el sustituto ideal de Mikel Merino. Pero Guridi es mucho más, como demostró en San Mamés. Es un jugador que equilibra todo lo que hay a su alrededor y, sí, puede jugar junto a Merino. Su papel es fundamental en esta Real, porque da profundidad a la plantilla, y porque aporta nivel competitivo. Guridi ya ha dado su primera exhibición física. Seguro que será la primera de muchas. Anoten su nombre. 'Jongu' le llaman en Zubieta. Es Jon Guridi.