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LEGANÉS

Dani Ojeda vive en un déjà vu

El delantero del Leganés ve repetida en Segunda la situación que le obligó a salir de Butarque en 2019. Martí no cuenta con él y usa a jugadores de otras posiciones en su lugar.

Actualizado a
Dani Ojeda vive en un déjà vu
JESUS ALVAREZ ORIHUELADIARIO AS

Dani Ojeda (Gran Canaria, 26 años) vive en un déjà vu perpetuo. Su vida en Butarque empieza a parecerse al día de la marmota. El delantero del Leganés está sufriendo dos años después la misma situación que lo llevó a abandonar el sur de la capital en 2019, cuando tuvo que buscar oportunidades fuera de La Avenida de los Once Leones.

Entonces el Leganés era equipo de Primera y la competencia interna, también. Ahora con el descenso de categoría, el sino de este atacante con contrato hasta el 30 de junio de 2021 no parece haber cambiado, pese a que el que fuera máximo goleador histórico de las categorías inferiores de Las Palmas estaba llamado a contar más mucho más tras sus buenas temporadas en Granada (ascenso a Primera) y Albacete (héroe de la permanencia con ocho goles, cinco en el tramo final). Ojeda apenas ha contado para José Luis Martí y su panorama más cercano emerge difuso en el mercado invernal.

Casi los mismos minutos que en Primera

Con sólo 284 minutos en Liga, Dani apenas ha disputado cinco partidos: cuatro de titular y el otro, desde el banquillo. Hay sólo siete jugadores de campo en la plantilla blanquiazul que hayan competido menos que él. Su última participación en Liga data del 1 de noviembre, ante el Mirandés (67 minutos). En Copa, ante el Ourense, llegó a jugar 76 minutos. Pese a que hacía tiempo que no le daban bola (y casi ni calentaba), el ’7’ pepinero fue de lo mejor en O Couto. No le sirvió de mucho. Ante el Sporting, de nuevo, ocupó banquillo sin presencia en el verde.

Semejante fotografía se parece mucho, muchísimo, a la que le llevó a salir en el mercado invernal de 2019 en su primera despedida del Leganés. Curioso que entonces, con el equipo en Primera, Ojeda casi hubiera jugado lo mismo que ahora en Segunda. Se marchó a probar fortuna en otro destino después de haber disputado 195 minutos en Liga repartidos también en cinco partidos con dos titularidades. Ahora la escena se repeite. Déjà vu a la pepinera

Puertas cerradas

Cuando Dani Ojeda fichó por el Leganés, en el verano de 2018, su situación partía con desventaja con respecto a una plantilla de Primera que, para colmo, con la irrupción de Mauricio Pellegrino, se potenció en un ambicioso proyecto. Él, Dani, arribó del modesto Lorca de Segunda, a coste cero y con sus desbordantes ganas como única arma para destacar. Exceso de ilusión que derrochó en cada entrenamiento y partido para potenciar el resto de sus virtudes (velocidad, desborde, gol) y convertirlo en el pichichi de aquella pretemporada. Lo logró.

Convenció a Pellegrino y se ganó un puesto en aquella plantilla de élite e incluso gozó del rol inicial de jugador relevante. Pasados unos meses, su trabajo acabó orillado en un lado mientras en el otro hacía las maletas para buscar fortuna en un nuevo destino. El Granada (entonces) de Segunda fue el club al que se fue para reforjar su nombre. Su prestigio. Y de nuevo Dani lo logró.

Clave en Granada y Albacete, exiliado en Leganés

En los seis meses que duró su periplo nazarí, Dani sumó un gol, pero fue parte relevante de la maquinaria con la que el equipo de Diego Martínez subió a Primera. La gesta no le valió quedarse en Los Cármenes y de vuelta a Butarque, de nuevo con Pellegrino en el banquillo, Dani prefirió no jugársela y repetir cesión. Albacete se convirtió en su destino con un rendimiento clave en la permanencia manchega. Sus cinco goles en el tramo final de temporada fueron pieza fundamental de la salvación.

No pudo decir lo mismo el Leganés, que bajó a Segunda. Decía la lógica que ahora, con el equipo en la categoría de bronce, Dani tendría un peso mayor. No ha sido así como demuestran los números y, sobre todo, las sensaciones, en especial en los últimos partidos en los que Martí ha preferido usar antes de interior diestro a laterales como Palencia y Rosales o a medio centros como Rubén Pardo y Gaku que al propio Ojeda, un exiliado en el banquillo al que la vida se le repite dos años después. Está por ver si ahora la solución apunta también al mercado invernal para buscar los minutos que, en Leganés, no consigue que le den.