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REAL MADRID

Isco: en Ipurua empezó todo

En noviembre de 2018 le negó el saludo a Solari y comenzó su calvario en el Real Madrid. Desde entonces, en más de dos años, no ha jugado ni 3.000 minutos y ha pedido salir.

Madrid
Isco, en el banquillo durante el Eibar-Real Madrid de la Liga 2018-19.
JESUS ALVAREZ ORIHUELA

Isco vuelve este domingo al lugar del crimen. En Ipurua empezó para el malagueño su calvario en el Real Madrid, tras varias temporadas de blanco en las que, pese a los altibajos, brilló con luz propia y se hartó de ganar títulos, siendo importante en la mayoría de ellos. El 24 de noviembre de 2018, el Madrid se derrumbó en casa del Eibar e Isco rompió unilateralmente relaciones con Solari, técnico recién llegado al cargo tras el cese de Lopetegui. Su desaire con el argentino condenó su temporada y le introdujo en una espiral de la que no ha logrado salir, hasta el punto de que ha solicitado al club que le abra la puerta en el mercado de invierno para relanzar su carrera.

Primero, el contexto: tras el cese de Lopetegui, Solari se hizo cargo del banquillo blanco y enderezó el vuelo en sus primeros partidos. Cuatro victorias consecutivas, con 15 goles a favor y dos en contra, aunque ante rivales de corte asequible (Melilla, Valladolid, Viktoria Plzen y Celta). Siguió un parón de selecciones en el que el Madrid constató que no podía firmar a Antonio Conte, no convencido por un proyecto a medio hacer y ya amenazado por un vestuario que no le quería, por lo que se tomó la decisión de darle el mando a Solari hasta el final de curso y salvar la situación lo mejor posible. Al retorno de ese parón internacional tocaba visitar al combativo Eibar, liderado por Enrich, Charles, Cucurella y Jordán. 

Eibar, revolcón y encontronazo

Fue un desastre: 3-0 antes del minuto 60 y una imagen de impotencia por parte del Madrid que tiró por tierra toda la confianza generada partidos atrás. Isco fue suplente y entró en el 63' en lugar de Modric, con el equipo luchando por no recibir más goles. El malagueño ya andaba molesto con el técnico argentino, que le había dejado fuera del once en tres de los cuatro partidos anteriores y en el otro, el de Copa ante el Melilla, ni le convocó. Y ese desencuentro se hizo patente tras la derrota en Ipurua, cuando Isco le negó el saludo a Solari en el vestuario. El argentino tomó nota y no tardó en castigar la actitud del andaluz.

Tres días después, el Madrid visitaba a la Roma con el objetivo de ganar y certificar su pase a octavos de final de la Champions League. Solari hizo viajar a Isco, pero una vez allí le comunicó que se quedaba en la grada. La imagen del mediapunta, trajeado y cariacontecido, entrando en el palco del Olímpico fue la comidilla de los medios en los días consecutivos. La ruptura quedaba al descubierto, si bien Solari no la exteriorizaba aún: "Son decisiones puntuales para momentos puntuales. La titularidad o la suplencia es un problema ficticio, no existe. Estamos para dar el 100%".

Isco y Solari, durante la 2018-19.
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Isco y Solari, durante la 2018-19.FELIPE SEVILLANO

La realidad es que Isco quedó ese curso, mientras Solari siguió liderando al Madrid, para momentos en las segundas partes y muy poco más. El argentino apenas le dio 450 minutos en los meses siguientes, hasta que fue cesado después de caer eliminado en Copa por el Barcelona y en Champions por el Ajax. Solari ni se lo llevó a Valladolid, su último partido antes de ser cesado y del regreso de Zidane, y ahí sí que quedó en evidencia el enfrentamiento, que ya había generado la petición del argentino de que se le abriese un expediente a Isco por indisciplina.

Isco busca una salida

"La mayoría de los jugadores han estado a la altura del escudo, y los que no se lo he transmitido personalmente", explicó Solari antes de su último choque al frente del Madrid, a lo que añadió en relación a Isco: “Las cuestiones disciplinarias las manejamos de manera interna. Pero lo deportivo no cambia, es así aquí y en todos los equipos. Para jugar hay que ponerse primero en forma física y luego agarrar la forma competitiva. Eso es inexorable”. Básicamente, tachó a Isco de futbolista fuera de forma y confirmó que había habido una sanción disciplinaria que luego Zidane echó para atrás, en aras de la paz. El marsellés le dio a Isco toda la bola que pudo en el tramo final de la 2018-19: jugó los once partidos finales de la Liga, seis de ellos como titular. Pero todo había cambiado.

Desde entonces, hace ya más de dos años, Isco apenas ha jugado 2.975 minutos en el Real Madrid. Se ha caído de las convocatorias de la Selección y ya cuestiona hasta a Zidane, otrora su gran valedor: "Si me pone, me quita en el 50'; y si me tiene que sacar, lo hace en el 80'...", le cazaron las cámaras de Movistar+ hace unas semanas, criticando la falta de oportunidades que sufre en el Madrid actual. Zidane, el hombre tranquilo, le quita peso a todo: "Está trabajando bien, no le doy oportunidades de demostrar el jugador que es". Y en medio de todo, Isco ya le ha transmitido al Real Madrid que quiere salir para volver a tener continuidad y recuperar su mejor forma (no en vano, apenas tiene 28 años), incluso en el próximo mercado de invierno. Públicamente, Zidane ha negado que ese movimiento vaya a suceder en el corto plazo, un deseo de Isco para tener opciones de contar para Luis Enrique en la próxima Eurocopa, en el verano de 2021.