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GRUPO A | SALZBURGO 0-ATLÉTICO 2

El Atlético sufre mucho pero no falla

El Atlético se clasificó para octavos de Champions. Ganó al Salzburgo con mucho sufrimiento. Marcaron Hermoso y Carrasco.

El Atlético sufre mucho pero no falla
Adam PrettyGetty Images

El Atlético está en los octavos de Champions gracias a su triunfo en Salzburgo. Lo consiguió sufriendo mucho al principio y derrochando madurez en un segundo tiempo donde se encerró en su parcela. Hermoso marcó de cabeza antes del descanso el tanto que le dio tranquilidad al conjunto madrileño. Los del Cholo no fallaron en el partido decisivo y siguen adelante en una competición que motiva mucho al equipo madrileño.

El Atlético sufrió mucho en los primeros veinte minutos ante el Salzburgo y nos recordó a tiempos pasados, a encuentros como ante el Liverpool, por ejemplo. En LaLiga ningún rival le había exigido tanto. El conjunto austriaco salió decidido a marcar pronto un gol, tal y como había anunciado su entrenador en la previa. No fue un vacile. El Salzburgo encerró en su área al Atlético en un inicio en el que el equipo rojiblanco no se pareció al que nos tiene habituados. El rival metió una marcha más, presionó, se mostró agresivo en cada acción, en cada jugada, en cada disputa, abrió campo, se echó arriba... Berisha mandó al palo a los dos minutos y Oblak tuvo que sacar una mano salvadora a tiro de Szoboszlai. Había que pasar como fuera el arreón del Salzburgo y al Atlético se le hicieron eternos esos minutos. Incluso Koke perdió un balón en el centro del campo, de esos que no suele perder nunca, y provocó una contra muy peligrosa del rival.

El asedio no duró mucho porque el Atlético entendió que o se ponía las pilas o lo podía pasar verdaderamente mal. La primera gran posesión rojiblanca llegó en el minuto 23 y acabó con un tiro fuera de Marcos Llorente. Pero esa acción supuso un antes y un después en el desarrollo del primer tiempo. El Atleti ya empezó a ser el Atleti. Comenzó a controlar el balón, la posesión, abrió el juego por la derecha, con Trippier y Marcos Llorente, y João Félix bajó a recibir entre líneas. Koke y Saúl se asentaron y la defensa ya no pasó tantos apuros en esos balones que el Salzburgo buscó a la espalda de los centrales rojiblancos. Pasada la media hora de juego, Koke robó un balón en el área del Salzburgo y Llorente habilitó para João Félix, pero el cancerbero evitó el gol. El equipo austriaco ya no se sintió tan cómodo, aunque siguió agresivo, realizando faltas, algunas tan absurdas como la patada que sufrió João Félix en un balón sin peligro cerca de una esquina.

La falta la sacó magistralmente Carrasco y Hermoso, de cabeza, hizo el gol que necesitaba el Atlético. Un Hermoso que ya se había empleado bien en defensa y cuyo lanzamiento en largo utilizó el Atlético para buscar la salida cuando el rival más apretó. El balón parado sacó de un apuro a un equipo que fue de menos a más. En anteriores partidos de Champions el Atlético tuvo problemas con el gol y no ganó ni al Lokomotiv ni al Bayern en el Wanda Metropolitano por no estar acertado ante la portería rival. En el Red Bull Arena tuvo un par de ocasiones y marcó un gol.

El segundo tiempo comenzó parecido al primero, con dos ocasiones claras para el Salzburgo. Szoboszlai se metió entre los centrales rojiblancos y su remate se fue pegado al palo cuando el gol ya se cantaba. La jugada fue un aviso para que el Atlético entendiera que aún había mucho partido por jugar. Los rojiblancos se replegaron a la espera de cazar alguna contra. No es Suárez para partidos así, pero Marcos Llorente y Carrasco son futbolistas cuya velocidad y desborde hace daño a los contrarios. Buscó el Atlético más al madrileño, quien con sus galopadas sacudió el dominio del rival. Simeone quitó a Saúl y Luis Suárez (a ninguno de los dos les hizo mucha gracia el cambio) para meter a Herrera y Correa y el Atlético ya sí controló el partido.

El Salzburgo tuvo la pelota, pero el Atlético ya sí gestionó bien el 0-1. Los del Cholo cerraron bien su parcela, aunque el Salzburgo quiso morir en el área de Oblak. El 0-2 fue un golazo, con una contra de manual con asistencia de Correa para que Carrasco certificara el pase a octavos de Champions.