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Juncà pasó de cubrir a Messi a un continuo calvario de lesiones

Su último partido fue en el Camp Nou hace más de un año. Permanecerá otros tres meses más sin jugar tras ser operado en su hombro derecho.

David Juncà durante un partido contra el Valencia en Mestalla.
José Jordan.AFP

David Juncà ya está en su casa recuperándose de la lesión a la que fue sometido ayer en su hombro derecho. El tiempo estimado de baja por los servicios médicos del Celta es de tres meses, un trimestre a sumar al largo tiempo que lleva fuera de los terrenos de juego. Su último partido fue en noviembre de 2019 y no volverá a jugar, como mínimo, hasta marzo de 2021.

El último baile de Juncà fue hace más de un año en el Camp Nou, donde le tocó danzar con la más fea, un tal Leo Messi. El Celta perdió (4-1) en el debut de Óscar García en el banquillo, pero el equipo salió reforzado por la imagen ofrecida y Juncà salió indemne de su batalla con el astro argentino, que no es poca cosa. Sin embargo, pocos días después sufrió una talalgia que le trajo por la calle de la amargura. Las perspectivas eran una semana de baja y finalmente estuvo más de dos meses en la enfermería. Incluso el club llegó a pedir una evaluación externa de esa lesión.

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Tras muchas semanas de sufrimiento, Juncà recibió el alta en febrero. Pero en marzo llegó el confinamiento... Estuvo en el banquillo durante el primer partido de la reanudación del campeonato en el mes de junio e inmediatamente volvieron a aparecer las sombras. Una lesión en su hombro derecho le impidió jugar en la recta final del campeonato. Se planteó la posibilidad de la operación, pero finalmente se optó por un tratamiento conservador.

En pretemporada participó en los amistosos sin problemas y se perfilaba como titular para el inicio liguero de la 20-21 frente a su ex equipo, el Eibar, debido a la sanción de Olaza. Sin embargo, el uruguayo recibió el indulto de la Federación, por lo que el catalán fue finalmente al banquillo. Su frustración se vio reflejada en el campo, al ser amonestado por protestar desde la zona habilitada para los suplentes.

Para más inri, sufrió una rotura fibrilar a la semana siguiente y estuvo otras tres semanas en la enfermería. Ahora el hombro le ha vuelto a dar problemas y esta vez ha decidido pasar por el quirófano. El deseo de Juncà es poner fin a un calvario que parece interminable. De momento, le quedan tres meses de recuperación por delante y después podrá luchar para convencer a Coudet de que tiene un sitio en el equipo.