Las Palmas
Toni Cruz, el hombre que generó valor
Accedió a la Dirección Deportiva de Las Palmas en 2011. Con él al mando, se produjo una ganancia de más de 70 millones de euros con traspasos de jugadores.
En su particular carrera contra el tiempo, Toni Cruz parecía empeñado en batir récords de precocidad. Apenas se desperezaba la década de los 90 del siglo pasado y este grancanario de pasado claretiano ya era el pupilo más joven en sacarse el título de entrenador nacional de fútbol, apenas 22 años le contemplaban. Se cumplía el año 1991 y en La Palma, la llamada “isla bonita” (a cuál más lo son todas las de Canarias), comenzó a labrarse un futuro en los banquillos.
Cruz era de aquellos revoltosos que se colaba para ver los partidos de su amada Unión Deportiva Las Palmas, lo mismo da que fuera en la Grada Naciente o en la Curva, en el inolvidable Estadio Insular. Era esta una pasión futbolera, más tarde casi enfermiza, que le llevaba a patear la pelota de cuero en los estrechos pasillos de las cabinas de radio del recinto de Ciudad Jardín, convertido hoy en parque urbano, mientras su padre, el conocido periodista grancanario Antonio Cruz, narraba las hazañas de su equipo favorito.
Se curtió en los banquillos de Tercera División y de Segunda B, donde tiene una estadística de más de 300 partidos en una categoría donde se ha sentado en banquillos de los cuatro grupos que la componen. Inolvidable fue, por ejemplo, su paso por el Pájara de Playas de Jandía (Fuerteventura) y aquel partido copero en la isla, en 2002, contra el Real Madrid de Zidane.
La fuerza del destino lo llevo a poner los pilares de su sueño cuando, ya bajo la presidencia de Miguel Ángel Ramírez en la UD, se le ofreció el banquillo del filial amarillo, Las Palmas Atlético, inolvidable aquel ascenso fallido a Segunda B ante el Guadalajara. Lo compatibilizó, además, con la dirección de la Escuela de Fútbol del club, el campus o la dirección del CETUD (Centro de Enseñanzas Técnicas de la Unión Deporiva Las Palmas).
En 2008, con la entidad grancanaria todavía buscando se un equipo estable de Segunda División, mendigando cada año la permanencia (y gracias), ‘ascendió’ a la Secretaría Técnica. Su concienzudo trabajo, pura efectividad en la sombra, se vio recompensado en 2011 cuando, con la salida de Óscar Arias, pasó a ser el director deportivo de un club al que se le adivinaba mucho potencial pero poca capacidad de sacarlo a relucir.
A partir de ahí llegó la explosión. Con Cruz con mando en plaza en los despachos, y tras una temporada de calma, llegó el ascenso imparable del club a todos los niveles. Deportivamente hablando, desde 2012 siempre luchó por el ascenso. Estuvo en los playoff en las temporadas 2012/13 y 2013/14, consiguiendo el regreso a Primera División en 2015. Después, el equipo se mantuvo tres temporadas, dos ellas con mucha solidez, un año y medio de juego inolvidable con Quique Setién en el banquillo y un equipo titular plagado de canarios bailando al Madrid en el mismísimo Santiago Bernabéu. Precisamente, reflotar al equipo con futbolistas de la tierra, alimentando el sentimiento de arraigo, fue uno de los pilares de su gestión.
La temporada 2017/18 empezó mal y acabó peor. Un triste descenso y varios fichajes más que discutibles (Toledo, Ezekiel, Halilovic, Jairo) no empañaron una labor que, números en mano, cuesta discutir. Poco importa que, desde otros despachos, se le señalara como responsable del fichaje de Emenike, uno de los pufos más recordados de la historia del club, por más que el propio Cruz insistió en que no estaba apto tras ver su mal estado físico en el reconocimiento médico. Incluso, funcionarios del propio club, acaso voceros de la entidad, deslizaron que el Consejo de Administración y su presidente, Miguel Ángel Ramírez, habían decidido prescindir de sus servicios, cuando lo cierto es que fue el director deportivo quien decidió, de motu proprio, abandonar la entidad.
Se podrán interpretar, o no. Pero los números son indiscutibles. Siempre habló de "generar valor". Con él en los despachos se llevaron a cabo las ventas, entre otras, de Marko Livaja, Jonathan Viera (2 veces: Valencia y Beijing Guoan), Roque Mesa, Willian José, Barbosa, Rafa Mujica, Vitolo, Héctor Hernández, Cejudo, Berjón, Santamaría y Salomón Rondón. Descontando a los canteranos como Viera, Vitolo y Roque, y otros dos como Mujica o Hernández, Las Palmas apenas tuvo que pagar 900.000 € (por Viera al Standard de Lieja). Todos estos futbolistas fueron vendidos en un momento u otro, generando al club unas ganancias cercanas a los 72 millones de euros por todas esas transacciones.
Llegadas.
Igualmente, con Toni Cruz al timón, se gestó el fichaje de Kevin Prince Boateng por Las Palmas, uno de los más sonados de los últimos años, gracias a los contactos que él mismo estableció con la agencia de representación del futbolista ganés. Esta incorporación se produjo a coste cero para la UD, como las de Jonathan Viera en el mercado invernal de 2015, la de Jesé Rodríguez dos años después, la de Araujo en 2014 o el momentáneo regreso de Vitolo en el verano de 2017 antes de recalar definitivamente en el Atlético de Madrid.
La base de datos de Las Palmas se multiplicó y la informatización de los datos de los futbolistas elevaron a niveles nunca vistos la sostenibilidad de un club que, por momentos se tambalea, como si quisiera echarse por tierra todo lo conseguido. Ahora, en el Albacete, a Cruz le toca volver a empezar. Cuando así ha sido, nunca le fue mal.