Piqué tiene prisa: el jueves ya se infiltró con factores de crecimiento
No ha pasado ni una semana desde que se rompió y ha iniciado su recuperación con una terapia revolucionaria que podría librarle de pasar por el quirófano.
Ahora mismo la única obsesión de Gerard Piqué es su rodilla derecha. Tras pasar por la consulta del cirujano Ramon Cugat y pedir más opiniones externas al club sobre la mejor terapia para solucionar su grave lesión -una rotura del lateral interno con rotura parcial incluida del ligamento cruzado anterior-, el central tomó la decisión de no operarse, pese a que la mayoría de especialistas, incluido el propio Cugat, le recomendaban pasar por el quirófano como mejor solución a su lesión.
Una vez asumida la decisión de seguir el método conservador, el siguiente paso de Piqué ha sido comenzar una terapia de shock para regresar cuanto antes, con el objetivo de recortar si puede los cuatro meses que le han pronosticado que estará fuera de los terrenos de juego.
Según ha podido saber AS, si el miércoles por la noche tomó la decisión de no operarse, tras visitar por la mañana a Cugat, el jueves se desplazaba a la Clínica Quirón para someterse a la primera tanda de infiltraciones de factores de crecimiento en su rodilla derecha. Esta técnica consiste en centrifugar la propia sangre del paciente para dejar sólo plaquetas y plasma, que se infiltrará con varias punciones en la zona afectada con el fin de regenerar cuanto antes el tejido dañado.
Y es que sin una artroscopia es imposible recuperar una rotura de cruzado, por lo que el objetivo es reforzar el ligamento lateral interno, con el fin de que se estabilice la rodilla sin la ayuda del cruzado anterior. Si se consigue esto, la terapia habrá tenido éxito y Piqué podrá volver esta misma temporada a jugar a fútbol. Si no hay una regeneración correcta o no hay una estabilidad suficiente, Piqué tendrá que pasar por el quirófano.
El doctor Cugat será el encargado de supervisar todo el proceso de terapia con factores de crecimiento. En principio se pinchará semanalmente con el fin de que la regeneración se consolide cuanto antes.
Piqué es consciente que ha asumido una decisión muy arriesgada que no le garantiza en ningún caso la recuperación absoluta del cruzado dañado. Una decisión que puede acabar marcando su carrera, ya que a su edad -cumplirá los 34 años en febrero-, cualquier contratiempo de calado puede convertirse ya en un camino de no retorno.