Sonoros fracasos del Diego entrenador
Alemania le vapuleó con Argentina en el Mundial de Sudáfrica. Dirigió a siete clubes sin fortuna. Su última etapa, en el Gimnasia y Esgrima La Plata.
Si el Maradona futbolista fue una leyenda, uno de los mejores de la historia, su faceta como entrenador es más bien una parte prescindible de su curríulo. Justo hace una semana se cumplió un año desde su último día como técnico. Renunció a dirigir el Gimnasia y Esgrima La Plata tras encabezar sólo ocho partidos, porque el presidente del club, Gabriel Pellegrino, decidió no presentarse a las elecciones. “Diego dijo que si no había unidad, renunciaba. Él y su gente intentaron que el club esté unido. La unidad fracasó, hay listas, hay elecciones y cualquiera de los candidatos a presidente va a elegir un técnico”, despidió Pellegrino. Éste trató de convencer a los posibles sucesores de que confiaran en el ‘Pelusa’, pero no había unidad y éste se hartó de esperar.
Maradona fue anunciado como entrenador de Gimnasia el 5 de septiembre de 2019. El ‘Lobo’ como llaman al club platense, estaba en zona de descenso a Segunda. Con Maradona en el banquillo, perdió cinco encuentros (1-2 ante Racing Club, 1-2 ante Talleres, 0-2 ante River Plate, 0-1 ante Unión y 0-1 ante Estudiantes) y ganó tres (4-2 ante Godoy Cruz), 4-0 Ante Newell's y 3-0 ante Aldosivi, en la última jornada). Ya no llegó al choque ante el Arsenal en su campo. Ahí cayó el telón como técnico, tras seis conjuntos de vuelo bajo y solo la selección Argentina en un perfil celestial como el suyo, con 124 partidos, con 60 victorias, 28 empates y 36 derrotas, esto es, un 58,7% de efectividad.
El ‘diez’ comenzó su carrera en los banquillos en 1994, a los 34 años. Era joven y todavía podía seguir jugando, pero la suspensión de 15 meses, impuesta por la FIFA, tras dar positivo en control antidopaje, en el Mundial de los Estados Unidos, le obligó a seguir en el fútbol de esta abrupta manera. Diego asumió el banquillo del modesto Deportivo Mandiyú argentino y solo dirigió 12 encuentros, perdió 5, empató 6 y solo ganó uno. Primera experiencia y primer fracaso. Después pasó por el Racing de Avellaneda, uno de los grandes en su país, aunque no ganaban un título desde 1966 y sedientos de trofeos confiaron en la máxima gloria del balompié para sacarlos a flote. Pero el resultado fue otro fracaso: 11 encuentros, 2 victorias, 6 empates y 3 derrotas. Entre esos dos primeros experimentos el tiempo transcurrió y la suspensión de la FIFA terminó. Se plantearon volver a jugar, pero su vida ya iba orientada por otros derroteros.
Y al fin llegó el gran sueño. Se hizo cargo de la selección de Argentina mediado el 2008, y fue el encargado de llevar a la Albiceleste hasta el primer Mundial disputado en territorio africano, aunque tuvo constantes encontronazos con Bilardo, el secretario deportivo. Al frente de una selección con Messi, Mascherano, Verón, Tévez, Higuaín, Di María, Agüero y compañía, Maradona llegó hasta los cuartos de final, donde fue vapuleado por Alemania: el 4-0 ante un equipo con el que hay tanta rivalidad acabó con las ilusiones de todo el país. Antes, Argentina había eliminado a México en octavos de final (3-1) después de haber completado la fase de grupos con pleno de victorias ante Nigeria (1-0), Corea del Sur (4-1) y Grecia (2-0). Ese único lamparón le deparó muchas críticas. De haber eliminado a Alemania y haberse clasificado para semifinales se las habría visto con la España de Vicente Del Bosque, a la que criticó: “Si las porterías estuvieran en la banda y no en los fondos, España ganaría. La tienen, la tienen, la tienen, ¿pero cuándo van a atacar?”. Aquella Argentina apostaba por un fútbol atractivo, con un 4-4-2 en rombo otorgándole libertad a Messi en la mediapunta y con el ánimo de dominar al rival tanto como fuese posible. Frente a Alemania, todas esas intenciones se desmoronaron. En 24 partidos ganó 18, no empató nunca y perdió 6. Dejó de ser el técnico de Argentina tras aquel disgusto ante los germanos.
A partir de ahí, optó por destinos exóticos, como en Emiratos Árabes Unidos. Tuvo dos en los Emiratos Árabes Unidos. La primera de ellas tuvo lugar entre 2011 y 2012, estando ‘El Diego’ al frente del Al-Wasl. La segunda, más reciente, entre 2017 y 2018, cuando fue el entrenador del Al-Fujairah. Aquí le ofrecieron todos los lujos posibles. Tenía una mansión con un zoológico con 40 especies de animales, un jardín con un sinfín de tipos de plantas, 20 empleados las 24 horas y tres chóferes. Empleaba un Rolls Royce y un Mercedes para moverse por el entorno de la finca; le hacían falta por estar ubicada en una montaña y un perímetro con decenas de kilómetros. El hijo del Sheikh quería regalarle un león a Diego pero no aceptó por una cuestión de seguridad.
Después se fue al Dorados de Sinaloa mexicano, con la intención de ascenderlo a la élite. Llegó dos veces a la final de la segunda división y en ambas el equipo fracasó. Se fue por cuestiones médicas. Solo unos días después de que el ‘Pelusa’ se ofreciera para dirigir el Manchester United, el exfutbolista argentino dio la noticia en una carta de despedida. “Hoy tengo que pensar en mí. Los médicos me piden que pare, porque pasan los años y cada vez me duele más”, se sinceró. “Tengo que hacerme dos operaciones que vengo postergando desde hace mucho, ninguna es de riesgo, aunque se necesita tiempo y reposo para poder hacerlas, y creo que este es el momento”. Su salud empezaba a darle señales de que podía llegar un final trágico como el que ayer encogió al mundo.