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BARCELONA

"¡Damos todo hasta el final!"

El grito del capitán Ter Stegen en el minjuto 85, con 0-3, retumbó en el Olimpiyskiy. Al fin pasión en un equipo que demostró el compromiso y compañerismo que le faltó otras veces.

Actualizado a
Ter Stegen despeja el balón ante la presencia de Griezmann.
SERGEY DOLZHENKOEFE

"¡Damos todo hasta el final!". El grito de Marc-André Ter Stegen, capitán este martes en el Barça por las ausencias de Messi, Piqué, Busquets y Sergi Roberto, retumbó en todo el Olimpiskiy de Kiev y sorprendió para bien. Primero, porque era el minuto 85 y el Barça ganaba ya 0-3 al Dinamo. Y luego, porque fue el mejor resumen de que, por primera vez en un buen tiempo, el Barça demostró pasión. Y compromiso.

Esta vez, no fue Barça que no fue a proteger a Pedri en Getafe después de una dura entrada de Cabaco o de los reproches de Nyom a Ansu; que no protestaba el penalti de Lenglet a Ramos en el Clásico, que casi pasó por alto la lesión de Piqué en el Wanda; que es incapaz de revolverse ante los malos resultados, como si ya se hubiese acostumbrado a ellos. Ese Barça dio la vuelta en Kiev. La voz de los futbolistas que no fueron titulares se escucharon desde el banquillo. Las protestas por no dar un saque de esquina con 0-2 en la segunda parte se escucharon en todo el estadio. Cuestión de concentración, o de coraje, el caso es que se hizo patente un equipo más vehemente en Kiev.

Y, sobre todos, se elevó la voz de Ter Stegen. ¡"Grande Óscar!", le gritó el portero alemán en los primeros minutos cuando se lanzó a abortar un disparo lejano del Dinamo. Porque Mingueza había empezado algo nervioso y sin medir la distancia ni compenetrarse en la línea con Lenglet. Los gritos de Ter Stegen, sin embargo, le aportaron tranquilidad. Hace tiempo que hay voces que reclaman un sitio para Ter Stegen en la capitanía. De cara al exterior, al menos, transmite una imagen de compromiso con el club que gusta a la afición. Su ampliación de contrato, rebajando sus pretensiones iniciales, cuando deseaba ser el mejor portero del mundo, para adecuarse a los problemas económicos del club azulgrana, son un guiño y una señal de aceptación al contexto actual .Es muy probable que Ter Stegen, con contrato hasta 2025 y una cláusula de 500 millones, sea uno de los capitanes de la renovación que viene.

Un Barça, al fin, en el que los jugadores demostraron pasión, compromiso y, sobre todo, una solidaridad con el compañero que parecía olvidada en un equipo en el que cada uno hacía la guerra por su cuenta en silencio. No por una cuestión de egos o envidias, sino de pura rutina perdedora. Tal vez en eso tuvieran que ver dos cosas. La presencia de múltiples canteranos en el equipo con el escudo grabado a puño y fuego; y el hambre de los nuevos como Dest, Pedri o Trincao. "Hambre", repitió dos veces Koeman después del partido. Dieron todo hasta el final, como pedía Ter Stegen. Y encim, al menos esta vez, ganaron.