Combate nulo en el partido de las rotaciones
Lugo y Oviedo dan por bueno un punto en el que nadie fue a por el partido. Nafti sigue invicto en el Anxo Carro desde que fue nombrado entrenador.
Cuando se convierte al fútbol en un carrusel de partidos sin descanso, pueden pasar cosas como esta. Cuando los entrenadores se tienen que convertir en gestores de minutos más que en estrategas, puede pasar esto. En definitiva, si se juegan partidos cada tres días como ocurre en el calendario loco de la Segunda División española es normal que ocurra que, como hicieron el Lugo y el Oviedo, se prioricen los controles de daños sobre la búsqueda de la victoria. Es el fútbol moderno, dicen.
La primera novedad llegó en las alineaciones, donde llovieron cambios. Nafti dio la titularidad a Chris Ramos, a Barreiro y a Luis Ruiz, además de mantener a Iriome en la derecha. Ziganda fue más allá y a la ausencia de Leschuk por sanción sumó cambio de centrales y descanso para Borja Sanchez y Nahuel, que no es poco. Comenzó mejor el Lugo, más asentado en el campo aunque los primeros disparos, lejanos eso si, fueron del Oviedo. Con el paso de los minutos, los azules fueron encontrando su sitio alentados por el empuje de Tejera y Edgar, haciéndose con el balón. La mejor ocasión local llegó en el 37, en un remate de Luis Ruiz que Femenías despejó con apuro, y Chris Ramos también rozó el gol tres minutos después.
El segundo acto volvió a mostrar más posesión ovetense ante el repliegue del Lugo. A los diez minutos Cedric se sacó un zapatazo que Cantero despejó con estirada de las que salen en portadas. Ziganda y Nafti buscaron menear el árbol dando entrada a Nahuel y Gerard Valentín respectivamente. Llegaba más el Oviedo, pero le faltaba puntería, y el Lugo quería correr contragolpes a través de sus alas. Sin embargo, el carrusel de cambios hizo que el ritmo decayese en lugar de acelerarse. El empate final fue justo para ambos, más por la falta de ambición de los contendientes que por la búsqueda del mismo.