GRUPO G | DINAMO KIEV - BARCELONA
Cuando Van Gaal la lió en Kiev: Reiziger, de mediocentro
Antes del famoso 0-4, el Barça ya recibió un severo correctivo en Ucrania del Dinamo de Lovanovskiy, que castigó la ocurrencia de Van Gaal de poner a un lateral derecho a organizar.
Es uno de esos ataques de entrenador que quedan en el recuerdo. La imagen de Michael Reiziger, decente lateral derecho de gran físico pero evidentes carencias técnicas y más incluso de creación, jugando en la posición de Guardiola (no disponible en ese partido) en el estadio del Dinamo de Kiev el 22 de octubre de 1997, dolía a la vista. Pero así era Van Gaal, entrenador de convicciones que se sacaba ases de la manga y que en ocasiones se iluminaba para bien, y otras para perpetrar atentados futbolísticos. Este fue un mayúsculo error.
El Barça, con un 3-4-3 cruyffista pero sin los jugadores para ejercerlo, fue zarandeado aquella noche por el Dinamo de Shevchenko y Rebrov, que metió tres goles, estrelló dos balones en los palos y no hizo la herida mayor de milagro (Hes fue expulsado tras una galopada de Shevchenko por lo que el partido pudo ser más duro). Seguramente, estaban reservándose para el histórico partido que jugaron dos semanas después en el campo.
Pero vayamos a la ocurrencia de Van Gaal. El Barça salió con Ferrer y Sergi de marcadores y Couto como único central. Digamos que un jugador no demasiado dotado para sacar el balón con limpieza de atrás. Reiziger hacía de Guardiola, con unas carencias terribles para el juego de dos toques necesario en el Barça en esa posición. Roger y Luis Enrique hicieron de interiores y Óscar de enlace. Arriba, el Barça jugó con Figo, Rivaldo y Dugarry. Nadie conocía a Reiziger mejor que Van Gaal. Lo había tenido en el Ajax y sabía exactamente qué le podía dar y qué no. Algo pasó por su cabeza aquella tarde-noche de Kiev.
El Dinamo, un gran equipo que en esos años se acercó mucho a la final, tenía un buen abanico de jugadores. Además de Shevchenko y Reborv, Gusin, Kosovskiy o Kalintvintsev. Todo bajo el mandado de Lobanovskiy, que castigó la osadía de Van Gaall con un 3-0 que los jugadores aceptaron. "Lo intentamos todo pero fueron muy superiores", admitió Figo, entonces referente del Barça, al final del partido.
Aunque ganaría aquella Liga, el Barça se estrelló en la fase de grupos cuando era el gran favorito y eso dejó muy mal regusto. Además del Dinamo, el PSV de Cocu, Nilis o Jonk también le complicó y el Newcastle también lo revolcó con Asprilla como estrella. Reiziger fue siempre un jugador respetado, pero aquel invento de Van Gaal le dejó marcado durante unos meses. Al menos, que se recuerde, no lo repitió.