En el Espanyol-Girona del límite salarial nada es lo que parece
El club perico apenas ocupa en salarios la mitad de la cantidad asignada por LaLiga, mientras que los rojiblancos la triplican o casi cuadruplican.
Sobre el papel, recibe este viernes el Espanyol a un Girona cuyo gasto salarial multiplica por diez. En teoría, se trata del líder contra el penúltimo de Segunda División en esa clasificación, según los datos que esta semana daba a conocer LaLiga. Pero no es del todo correcto. En realidad, lo que sí se enfrentan son las dos concepciones más opuestas de cómo aplicar un límite salarial. Ni los pericos han invertido 45,34 millones ni los rojiblancos, 4,25.
En el caso del Espanyol, su gasto real en salarios de futbolistas del primer equipo apenas ocupa algo más de la mitad de la cantidad asignada por LaLiga. El club blanquiazul no colma ese tope de 45,34 millones, y la parte restante de la llamada masa salarial pertenece verdaderamente a amortizaciones (que no son pocas, con contratos extensos como el de Raúl de Tomás, hasta 2026), gastos de adquisición y tanto del filial como de la cantera.
Si el Espanyol ha conseguido reducir drásticamente el gasto en salarios (cabe recordar que el límite salarial ascendía en enero a 86,34, que prácticamente se colmaron) es por cláusulas que firmaron los fichajes de invierno en caso de descenso –el propio De Tomás, Adrián Embarba, Leandro Cabrera y Oier Olazabal–, por recortes voluntarios de otros futbolistas (como David López o Sergi Darder) y porque algunas salidas se han compensado este verano con refuerzos de fichas reducidas, acordes a la situación.
También el Girona ha tenido que disminuir sensiblemente sus emolumentos, puesto que la temporada pasada gozaba de un tope salarial de 29,27 millones fruto de las ayudas al descenso –aviso a navegantes para el Espanyol en caso de que no ascienda esta campaña–. Sin embargo, y a diferencia de la entidad perica, los salarios no ocupan la mitad de su límite salarial, sino que lo superan con creces.
No en vano, se estima que el Girona está destinando entre diez y 16 millones a su masa salarial (incluyendo los conceptos anteriormente descritos de amortización, gastos de adquisición…), es decir, hasta casi cuatro veces más de lo que figura en los papeles de LaLiga. No es ninguna ilegalidad, sino una maniobra permitida esta temporada a consecuencia del contexto por la pandemia de COVID-19, y siempre y cuando el club haya presentado un plan financiero que denote una viabilidad y un saneamiento evidentes.
En cualquier caso, este exceso de millones en el límite salarial no es ningún regalo. El Girona, o cualquier club que sobrepase la cantidad impuesta por LaLiga, deberá corregirlo antes del 30 de junio de la temporada en curso –con la venta de algún futbolista, por ejemplo– o repercutirá negativamente en su tope de la temporada siguiente. Peligroso, sin duda.
Así pues, ni el Espanyol rebasa en la práctica –aunque tiene permiso para hacerlo– a seis clubes de Primera que disponen de un límite salarial menor, ni el Girona es el segundo equipo más pobre de la categoría de plata. Se trata de dos enfoques opuestos sobre los mecanismos que LaLiga pone a disposición de los clubes.