Fuenla y Atlético, invictos en su estadio desde junio
Fuenlabrada y Atlético de Madrid todavía no conocen la derrota en su estadio desde la vuelta tras el confinamiento. Los únicos equipos del fútbol profesional.
Con la vuelta del fútbol tras el confinamiento provocado por la pandemia, Fuenlabrada y Atlético han 'estrechado' lazos de unión. Lejos de que el nombre del estadio azulón sea el de uno de los ídolos de la afición rojiblanca, Fernando Torres, fuenlabreños y rojiblancos comparten una características envidiada por los cuarenta equipos restantes del fútbol profesional: todavía no conocen la derrota en su estadio desde el retorno del fútbol.
El 20 de mayo disputó el Atlético su primer partido en su estadio tras varios meses de inactividad debido al 'cerrojazo' al fútbol. Enfrentamiento que se saldó con victoria para los de Simeone con un 1-0 ante el Valladolid. A este duelo le siguieron tres victorias y un empate, mostrándose los colchoneros intratables en su estadio. El equipo rojiblanco ha seguido el mismo camino esta temporada en la que ya lleva tres victorias y un empate.
El Fuenlabrada, por su parte, volvió a competir en su feudo el 12 de mayo, partido con miga ya que supuso el estreno de Sandoval en el banquillo kiriko, recordemos que su llegada se cerró dos días antes del estado de alarma. El duelo se saldó con una victoria de los azulones y el pistoletazo de salida a una magnífica racha de cinco victorias y un empate. Esta campaña, los pupilos de Sandoval siguen haciendo del Torres un fortín difícil de conquistar, que se lo digan al Espanyol, y acumula dos triunfo y cuatro empates.
Un motivo de orgullo ya que, sin afición en las gradas, se está viendo que las victorias de los locales no son tan habituales. Dos equipos, el de Simeone y el de Sandoval, trabajados metódicamente y con más parecidos en lo futbolístico de lo que se puede imaginar de primeras.
Alegría a medias
Sin embargo, el dato es 'agridulce' para las dos entidades. Dulce ya que hacer de tu casa una 'Numancia' futbolística siempre es motivo de orgullo para cualquier club, pero amargo por no poder celebrar la defensa exitosa de su plaza con los que más importan, los aficionados.