Mucha intensidad y poco acierto en el empate del Torres
El Fuenlabrada buscó más el gol ante un Logroñés que hizo de su defensa de cinco su principal virtud en la visita del Torres.
Tablas en el Fernando Torres y poco más. El Fuenlabrada, que propuso más, pero sin acierto, se topó con el muro de un Logroñés que quiere cimentar en la solidez defensiva su aclimatación en la categoría. Fuenlabrada y Logroñés se plantearon al inicio de este partido plantar cara a la superpoderosa Champions dando a los aficionados motivos para enchufar su partido en el televisor. Bien, pocas razones les dieron a los amantes del fútbol en los primeros minutos. Locales y visitantes, concienzudamente plantados en el campo, se tomaron la medida a base de pases horizontales.
A medida que pasaron los minutos; ambos conjuntos, conformados por los menos habituales, fueron buscando con más ahínco la portería rival con diferentes armas. Muchos nombres, con mucho que demostrar. Los de Sandoval, gracias a un juego más combinativo pero sin claridad en la zona de tres cuartos, la zona de la fiesta y de los magos del balón. El Logroñés, por su parte, hacía gala de un juego directo motivado por una espalda de la zaga fuenlabreña que pedía a gritos que se la buscara. Tanto fue así que Iribas, lateral derecho azulón, tuvo que desviar un tiro de Rubén que la parroquia riojana ya cantaba dentro en el 390’.
No fue la única que tuvieron los visitantes en este primer tiempo. Roni, Petcoff o Paulino tuvieron varias intentonas para un Logroñés que se acercó menos, pero con más peligro a la portería rival. Poco más pasó en una primera parte donde la intensidad y el fallo fueron igual de altas. Las espadas en todo lo alto para la vuelta de vestuarios...
Y así fue. Cuando el fútbol volvió hacer presencia en el césped del Torres, los dos conjuntos salieron con pólvora y dinamita a buscar la portería rival. Primero, Rubén para el Logroñés y, posteriormente, Nteka, del Fuenlabrada, tuvieron dos claras ocasiones para los suyos en un tiroteo de balones largos. El fútbol de toque se dejó para la competición europea.
En este fútbol de toma y daca, el Fuenlabrada, por plantilla, tenía todas las de ganar con unos Nteka, Mula y Feuillassier ingresados en el terreno de juego en la segunda parte. Sin embargo, se quedó en sólo eso: una ilusión. Los locales no mostraron acierto en el último pase y los visitantes se limitaron a defender los mil y un centros laterales que sirvieron los pupilos de Sandoval, única vía en la que pudieron inquietar un poco la portería de Yari.
Al final, poco más en un duelo dónde los que lo tuvieron el placer de verlo mostraron mucho amor por los colores de un Fuenlabrada y Logroñés que aunque lo intentaron, no encontraron la alegría del triunfo.
Sin embargo, la afición azulona no se debe ir a dormir, que con estas horas es lo propio, con mal sabor de boca ya que su equipo es segunda y, tras siete jornadas disputadas, sigue sin conocer la derrota.