"Ansu marcará el futuro de España; es importante que esté bien asesorado"
El que fue también un caso de precocidad en el Barcelona y en la Selección Española guía ahora al combinado de Panamá, una aventura que comenzó en mitad de la pandemia.
Thomas Christiansen (11-3-1973, Copenhague, Dinamarca) fue un caso histórico de precocidad en el fútbol español. Su espectacular eclosión en la cantera del Barcelona provocó su debut con la Selección Española sin haber jugado todavía en Primera. Ahora ya como entrenador, se ha embarcado en un ambicioso proyecto con la selección de Panamá. El objetivo es llevar al combinado al Mundial, pero, sobre todo, poner al país centroamericano en el siguiente escalón evolutivo a nivel futbolístico.
Está de vuelta en Barcelona después del receso internacional donde Panamá ha jugado dos partidos.
Sí, estoy de vuelta por Europa para hacer la ruta y visitar a mis futbolistas. La situación con el covid lo complica todo, pero tengo algunos países que visitar, cada uno con sus restricciones. Por ejemplo, a Austria, donde tengo que tener PCR hechos previamente. Nos preparamos para marzo, cuando llegan los partidos oficiales.
¿Cómo llegó a sus manos el proyecto en el que está embarcado?
Mi etapa en Bélgica terminó de manera extraña por el covid y mis agentes, la agencia Wasserman, siguieron trabajando, poniendo mi nombre en varios sitios y uno de ellos era la selección de Panamá. El problema del covid lo alargó porque contratar a un seleccionador sin saber cuándo va a haber competición… Era muy incierto.
Venía de dirigir en Bélgica, al Union Saint-Gilloise, pero fue uno de los primeros países que decidió dar por terminado todo rápidamente, nada más comenzar el pico de la pandemia.
Bélgica fue el primero en decir que no querían seguir compitiendo. Los clubes lo decidieron, pero luego se echaron atrás esperando que fuera el Gobierno el que tomara la decisión, porque si no no se cobraría el dinero de las televisiones. El Gobierno, finalmente, decretó el final. En la situación en la que se estaba en aquel momento, es difícil decir si era mejor o no haber esperado. Lo más importante es la salud.
Cuando aparece el interés de una selección de una latitud algo desconocida en el panorama fútbol, ¿qué es lo primero que hace un entrenador para decidir? ¿Se documenta?
Haces lo mismo que si viene un club, lo que haces siempre, investigar. Recoger toda la información del club o la selección, de su liga, de las competencias que tiene, del país, los jugadores que hay, las posibilidades de crecimiento y de éxito… Lo que era nuevo para mí es que era una selección, estando yo acostumbrado al trabajo diario de un club. Te tienes que preocupar de más que de una plantilla de 25, gestionar los seguimientos… Lo hice a través de las plataformas, he visto a muchos jugadores antes de mi presentación oficial ante el comité ejecutivo. Había analizado más de 60 jugadores y visualizado partidos con detalle. Lo hago cuando hay una posibilidad de contratación.
Y después, tomar las riendas en situación de pandemia. ¿Cómo se las ha ingeniado para iniciar el trabajo con restricciones?
Panamá ha sido uno de los países más perjudicados de la región en ese sentido. Todavía no se ha iniciado la liga nacional, empieza la semana que viene. Ha sido difícil. Cuando firmo, las fechas de partidos oficiales eran para octubre y noviembre. Hubiese tenido poco tiempo de preparación. Así que rápidamente, en agosto nada más firmar y pasar la cuarentena, organizamos una burbuja para poder ver a los futbolistas locales. El problema es que llevaban muchos meses sin entrenar ni competir. Era algo delicado. Otros países tenían ya el ritmo. Los nuestros llevaban más de 200 días sin entrenarse. Muchos tenían sobrepeso, porque había restricciones para salir de casa y hacer algo de deporte. Aproveché para conocer al jugador panameño, de los que están en el extranjero ya tenía una idea más clara.
El debut no ha podido ser mejor, hacía 82 años que Panamá no ganaba en Costa Rica y lo han hecho dos veces.
Costa Rica es la selección a batir en la zona y limita con Panamá, así que hay rivalidad grande. En marzo entramos en las eliminatorias por el Mundial frente a Barbados, Dominica, Anguila y República Dominicana. El objetivo es meternos en la hexagonal e intentar clasificarnos para el Mundial.
¿Qué se ha encontrado en el fútbol panameño?
El prototipo de jugador es bueno. Tienen futbolistas rápidos y técnicos, de lo que carecen es de conceptos tácticos y la mentalidad de ser profesionales. El país carece de infraestructura para dotarlos de buenos campos, para darles lo que necesitan para mejorar. Pero yo he sido fichado para estar en ese proceso. No solamente para conseguir resultados con la selección, también por el proyecto de hacer crecer al fútbol del país. Formar a entrenadores e implantar una metodología. Es un reto muy bonito. Me siento muy identificado.
¿A qué quiere jugar?
Me gustaría ser un equipo que tiene el control del juego, de la posesión y que juegue bien al ataque, pero somos realistas y hay que ir poco a poco. Lo importante, y por lo que hemos sacado los dos resultados favorables ha sido la organización y la disciplina. En el primer partido, después de tantos meses, la pelota quemaba, había muchas pérdidas, pero en el segundo, con más ritmo y confianza, se mejoró mucho. Ha habido jugadores que no se habían entrenado en más de 200 días.
Para ellos será importante tener a alguien que ha vivido tantas experiencias y desde tan joven en el fútbol como usted.
Ofrezco consejos y me los piden. Los jugadores me vienen con situaciones, cosas que yo he vivido. Situaciones donde juegas o no juegas, problemas con los agentes, dudas para salir o si es interesante o no un destino. Sé que el fútbol panameño vive de la exportación, pero lo que no quiero es que el jugador vaya fuera por el ansia de salir sin estar preparado ni saber dónde va. Ya sea por él o por el agente de turno que te empuja a coger cualquier cosa. El jugador tiene que ir a un sitio donde tenga la posibilidad de evolucionar. Les digo que es más importante una carrera que un sprint. Si sales es para mejorar y progresar, no ser devuelto al cabo de tres meses.
Usted debutó en la Selección Española absoluta en 1993, a las órdenes de Javier Clemente, sin haber jugador aún en Primera División. ¿Cómo fue aquello? ¿Con 19 años era el objetivo de todos los medios?
Es algo distinto. Cuando me llegó la oportunidad, algunos decían que me llegaba demasiado pronto. Yo digo que hay que subirse al tren, porque nunca sabes si volverá. Estoy contento y orgulloso. Además, en el primer partido oficial con España marqué de tacón. Pero hay que saber llevarlo. Mi problema en aquel momento fueron las lesiones, me llegaron en el momento más inoportuno. Otra de las situaciones que hubo, y que me hacen entender más la situación del jugador panameño, es que piensan por él en lugar de pensar en él. Yo, estando en el Barcelona, tuve muchas posibilidades para ir al Atlético de Madrid, al Valencia, al Sevilla, Zaragoza… Buenos equipos de España que me querían. Pero el Barcelona no tenía esa idea para una cesión, quisieron llevarme a equipos de mitad de tabla para abajo. Me hubiese gustado haber podido elegir por mí mismo. Es el espejo que veo en el fútbol panameño, donde hay jugadores que despuntan en dos partidos e inmediatamente les quieren sacar dando igual donde. A mí me gustaría minimizar eso con mis consejos. Hay jugadores que se han marchado sin haber hablado con el entrenador ni saber siquiera qué idioma se habla en ese país.
Con 19 años, cuando a usted le vino todo aquello de golpe, ¿cómo se lleva? ¿Cómo se digiere?
Yo lo llevaba bien, no me cambió. Me conocieron más, pero seguí igual. Lo peor fue entrar en la espiral de lesiones. Me rompí dos veces seguidas el hueso del quinto metatarsiano y me impidió progresar en el mejor momento.
De padre danés y madre española, se le planteó dar el paso con España. ¿Usted también vivió la tensión entre los dos países por ver para cuál jugaba definitivamente?
Con 18 años y ficho por el Barça es cuando empieza a moverse la selección danesa. Hasta entonces solamente había ido con una regional. Como voy marcando goles y jugando en el Barça B, entonces se mueven para llamarme. Ellos y España, pero yo lo tenía decidido. Sobre todo porque mis posibilidades de triunfar en el Barcelona, siendo español eran mejores. Entonces sólo podía haber tres extranjeros y teníamos a Koeman, Laudrup y Stoichkov. Si yo tenía que pelear con uno de ellos…
Ahora ha habido una pequeña modificación, por ejemplo, a la que se quiere acoger Munir para cambiar su decisión inicial.
Bueno, hay más opciones, pero la normativa también depende de la edad en la que debutes. Hay alguna posibilidad más, sí.
Esa presión suya siendo tan joven, recuerda algo a la que vive Ansu Fati ahora también, con su debut aún más precoz y sus expectativas. ¿Cómo le ve y qué es lo más importante para gestionar un momento como este?
Yo le veo muy preparado, futbolísticamente, para su edad. Está jugando en el Barça y teniendo minutos con Luis Enrique en la Selección. Va a marcar el futuro del fútbol español. Lo importante es que esté bien asesorado, con gente con muchos conocimientos y con solamente interés deportivo, que olviden el económico. Si piensas ahora en el dinero, te olvidas de lo deportivo que es lo que te interesa y lo que tienes que escuchar. Mucha gente te ofrece dinero por ir a otro sitio, pero la cuestión es ver si es lo que te conviene. En mi caso, yo no pude ni tuve potestad, por ejemplo, para decidir que no quería ir a esos equipos cedido. No me lo permitió el Barcelona, de haberlo hecho, hubiera ido a la grada o habría tenido un problema. Hay que tener gente que te asesore, pero de verdad, que se preocupes por ti. Ese es el agente bueno, que mantenga esos valores. Yo lo veo con el grupo Wasserman que me asesora.
Alrededor del futbolista planea mucha gente, muchas veces peligrosa, ¿pero cuando se es joven es mucho más?
El peligro es mayor porque eres más débil y accesible. Los agentes vienen, pero en el fondo muchas veces son palabras vacías. Por eso muchos jugadores se equivocan, hacen demasiado caso a lo que los agentes prometen. Algunos son buenos y profesionales, pero hay mucho pirata.
¿Quién le reclutó para el Barcelona?
Fue una agente en Dinamarca. Yo estaba jugando en un equipo juvenil y llevaba 18 goles en 11 partidos. Un amigo mío del equipo había ido a probar fuera y a mí me gustaba la idea para ver el nivel fuera de Dinamarca. Se lo comenté a un amigo, que tenía un agente, y un día, hablando con el Barcelona, me trajeron una invitación para hacer un partido de prueba. El agente y Tonny Bruins, el ayudante de Johan Cruyff, me llevaron al Barcelona. Llegué al filial y era el sueño de mi vida. Creí viendo a Laudrup por televisión en Dinamarca y tener en el club a mi ídolo era lo más. Después, le tenía mucho respeto. Claro, nos veíamos algunas veces, pasábamos fin de año juntos, pero yo mantenía las distancias. Me daba consejos. Como futbolista y como persona era buenísimo.
Koeman es precisamente ahora el entrenador del Barcelona. ¿En aquella época suya le veía como candidato a ese banquillo?
Se podía pensar que iba a ser entrenador. En ese momento era el veterano, el experimentado y llevaba el peso del equipo. Le veías con ese carisma y le relacionabas con el puesto de entrenador. Tácticamente, el fútbol avanza mucho. En el Barcelona se lleva siempre el 4-3-3, pero él también, según los jugadores que tiene, adapta también un 4-2-3-1 que es también legítimo. Se adapta para sacar al equipo delante de la mejor manera posible. Por supuesto, hay muchos conceptos e ideas de su época en el Barcelona con Cruyff que está llevando a cabo.
Usted fue uno de los protagonistas del primer ascenso del Villarreal a Primera y mírelos ahora, están en la cabeza de la tabla de LaLiga…
Sí, hace un par de años estuve allí celebrando los 20 años de aquel primer ascenso. El club lo ha valorado mucho. Tenemos un grupo y seguimos en contacto para recordar aquellos momentos. Fue un año histórico para todos. Se trata de un club muy bien gestionado por la familia Roig, han dado continuidad y han sido ambiciosos. Se han establecido como uno de los grandes clubes del fútbol español.
Donde dejó también huella fue en Alemania. Usted logró ser el máximo goleador de la Bundesliga una campaña, jugando con el Bochum.
En Panamá me lo recuerdan mucho. Es bonito recordar ese momento. Fue un éxito individual, fue espectacular. La gente me pregunta con quién competía por aquel galardón y, la verdad, la nómina no era mala. Elber, Klose, Kuranyi, Mario Gómez… Junto con mi fichaje por el Barcelona y mi debut con la Selección Española son mis momentos más especiales.
El Barcelona puso un final abrupto al ciclo de Luis Suárez, eso no gustó a Messi. ¿Cree que se podía haber hecho de otra manera?
Hay muchas cosas que se podían haber hecho de otra manera, por lo que ha llegado esa moción de censura. Ahora se necesita aire fresco y nuevas ideas de gente con ganas de trabajar y de llevar el sentimiento culé otra vez a su sitio.
Imagino que en algún momento y por lo que está ligado a este país, le gustaría entrenar en España.
Claro que me gustaría, pero la ahora estoy con muchísimas ganas e ilusión de hacer un buen trabajo en Panamá. Es todo un reto y tengo ganas de ayudar para mejorar su fútbol. Si lo consigo, ya me daría por satisfecho, y la guinda sería meternos en el Mundial de Qatar.