Pere Milla, del miedo de Sudáfrica a héroe del Elche
El autor del tanto del ascenso se estrena como goleador en Primera después de una carrera de sobresaltos y alguna que otra aventura de cine.
Pere Milla mantiene la sonrisa. El delantero del Elche ha pasado del ostracismo que vivió hace un año, a principios de la temporada pasada, al protagonismo que comenzó a vivir a finales del curso anterior y que ha prolongado en el arranque de esta nueva andadura en Primera División. El catalán se estrenó como goleador en la máxima categoría ante el Alavés. Fue el más destacado en Mendizorroza con un tanto, un palo, un gol anulado y hasta una tarjeta que le enseñó al árbitro, en la imagen curiosa de la jornada. Incluso recuperó el balón que originó el 0-2.
La historia del '10' del Elche, sin embargo, va más allá del dulce momento que paladea en el presente. El suyo no ha sido precisamente un camino de rosas. Pere Milla (Lleida, 1992) se formó en el club de su ciudad, en el que debutó en Segunda B con 19 años. En el primer curso, 19 partidos y dos goles en competición oficial. En el Lleida estuvo cuatro campañas, con dos playoffs a Segunda incluidos. El Getafe le llamó a filas para incorporarle a su filial. Con 22 años fue fijo en el segundo equipo madrileño y llegó a debutar con la primera plantilla de Quique Sánchez Flores ante el Almería, en los octavos de final de la Copa del Rey.
Tras acariciar con los dedos la Primera División, Pere Milla se vio seducido por una oferta de la Liga Premier de Sudáfrica para probar nuevas experiencias. Aquella aventura no tuvo final feliz. Ni siquiera un principio. La propuesta ni era tan atractiva como su entonces representante le había prometido; ni siquiera tenía un destino fijo. Estuvo a prueba en el Platinum Stars, en el Moroka Swallows y en el Ajax Cape Town, pero más que disfrutar de un nuevo fútbol lo que descubrió fue el sabor del miedo. Vivió encerrado en un hotel, con horario restringido para salir. Un día llegó a sufrir, a bordo de un taxi, la persecución policial de un coche que, en realidad, era conducido por unos ladrones que querían saquearle. La desesperación tocaba a su puerta.
Mikel Orbegozo, ahora jugador del Tudelano y compañero en el Getafe B de Pere (no 'Pera', como se pronuncia en el resto de Cataluña a diferencia de Lleida), medió en su situación para ponerle en contacto con quien enderezó el rumbo del ariete catalán, Egoitz Basurto. "Me extrañaba todo de aquella historia. Había sido el mejor del Getafe B, zurdo y con 22 años. Confió en un agente que le dijo que no tenía ofertas en España y que lo mejor era irse a Sudáfrica, por mucho más dinero. Allí pasó miedo de verdad. Messi sólo hay uno y Pere Milla ha llegado donde está por méritos propios, superando muchas dificultades", recuerda su excompañero. España venía de ser campeona del Mundo en Sudáfrica y el atractivo de incorporar a un jugador de LaLiga era un jugoso atractivo del que aquel representante parecía querer sacar un rédito añadido. De ahí que se le negaran otras propuestas.
El agente vasco Egoitz Basurto le sacó de Sudáfrica para devolverle al fútbol español. Le puso siete ofertas sobre la mesa y Pere Milla se decidió por la del Logroñés. Allí cuajó su mejor campaña como goleador. En la temporada 2015/16: 42 encuentros oficiales y 18 goles, sin lanzar penaltis. Tras perder el sueño del ascenso ante el Sevilla Atlético, el Eibar le fichó. Se estrenó en Segunda con las cesiones al UCAM y, a continuación, al Numancia. En Primera, con los armeros, solo participó en cinco encuentros de liga; dos más en Copa.
Entonces apareció el Elche, con un contrato de tres años y una apuesta muy fuerte, deportiva y económica, por su fichaje. Pacheta le abrió las puertas del equipo por los datos que representaban su esfuerzo en el campo; los goles, no obstante, tardaban en llegar. El primero fue en noviembre, ante el Dépor; el segundo, en la Copa y de penalti ante la Segoviana. A partir de enero, cuando la competencia del mercado de invierno amenazaba y Pere estaba más fuera que dentro del club, el trabajo en el césped se tradujo en acierto hasta llegar al tanto que culminó la remontada ante el Real Oviedo, que valió para entrar en playoff haciendo buena la derrota in extremis del Fuenlabrada en Riazor; y a aquel histórico cabezazo en Montilivi para certificar el ascenso.
Ahora se ha hecho un sitio en el Elche de Almirón. Ha sido titular en tres de las cuatro jornadas disputadas (Real Sociedad, Eibar y Alavés) y completó la segunda parte ante el Huesca. El domingo estrenó su cuenta realizadora en Primera. Incluso se permitió la broma de amonestar al colegiado Cordero Vega. El árbitro perdió la tarjeta amarilla tras sancionar una falta de Emiliano Rigoni. El jugador catalán se la devolvió mostrándosela con la mano en alto, intercambiando por unos segundos el rol con el árbitro. La acción representó la anécdota del partido y evidenció el momento de gracia por el que ahora atraviesa el ariete.