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ITALIA

El día que Maradona salvó a una estrella del cine italiano

Paolo Sorrentino es un apasionado del Nápoles. Con 17 años, un viaje a Empoli para ver a su equipo evitó que falleciera junto a sus padres en un accidente doméstico.

El día que Maradona salvó a una estrella del cine italiano
CARLO HERMANNAFP

Nápoles es especial. Ni es la ciudad con más monumentos de Italia, ni la más lujosa... Tampoco lo pretende. Su atractivo es otro, su identidad. Ni son el norte ni mucho menos quieren. Un punto de locura, pasión y algo de caos se mezclan en una ciudad donde muchos habitantes viven al día y no por Entre los partenopei, la norma en ocasiones se queda en sugerencia y la escasez hace que se agudice el ingenio (indicadores de paro más altos que el norte, también menos PIB per cápita). En un lugar donde Dios parece atender pocos ruegos, la ciudad prefirió elevar a un altar a Diego Armando Maradona, que casi cada fin de semana les aseguró un rato de felicidad durante años. 

Bajo el maradoniano título 'È stata la mani di Dio' (Ha sido la mano de Dios), el director Paolo Sorrentino (Nápoles, 1970) vuelve a rodar en su ciudad junto a Netflix. Una película intimista según explica el propio director y con Maradona de fondo pero no como personaje principal como explica la Gazzetta dello Sport que ofrece más detalles sobre actores o localizaciones. Y es que si la película es casi autobiográfica, es difícil eliminar a Maradona de la vida de Sorrentino más allá de su pasión por el Nápoles o por el fútbol y precisamente por esta, que le salvó la vida.

En abril de 1987, un jovencísimo Paolo no soñaba aún con el Oscar... sino con el Scudetto de su amado Napoli. El conjunto de Maradona lideraba la clasificación y acababa de ganar 2-1 a la Juve en San Paolo a finales de marzo. Quedaban cinco jornadas y lo más difícil estaba hecho. El siguiente partido era en Empoli, a cinco horas de su ciudad, pero él ansiaba como pocas cosas poder viajar para verles fuera de casa. Sus padres tenían otros planes, pero después de dos años de peticiones insistentes, cedieron. Con 17 años, ese domingo Paolo ponía rumbo al Carlo Castellani para ver a su equipo fuera de casa por primera vez pero eso nunca sucedió. Su asiento en la grada del estadio quedó vacío. Ese sábado, sus padres marcharon a su casa de vacaciones en Roccaraso, como cada semana, pero nunca volvieron.

El domingo por la mañana, antes de partir, sonó el telefonillo y recibió la noticia. Era el portero de su finca que le comunicaba que sus padres habían fallecido por culpa de una fuga en una estufa. En Empoli entró uno menos de los esperados y no se pasó del empate a cero. En Vomero, todo había cambiado y no era porque el fútbol sureño acabara imponiéndose al norte unas pocas semanas después.

Ese día, Paolo perdió a sus padres pero, como explicó años atrás en Il Corriere de la Sera, volvió a nacer gracias a Maradona. "Maradona me salvó la vida. Llevaba dos años pidiéndole a mi padre ir a ver al Napoli fuera de casa en vez de ir a la montaña a la casita familiar de Roccaraso. Él siempre me decía que era demasiado pequeño pero ese día me dio permiso para ir al Empoli-Napoli. Llamó el portero y pensé que me avisaría de que mi amigo había venido a recogerme (para ir al partido). En cambio, me dijo que había ocurrido un accidente. 'Papá y mamá murieron mientras dormían. Por una estufa. Intoxicados por el monóxido de carbono'", recordaba.

El Scudetto no pudo saber más amargo. Paolo vivió con sus hermanos en su casa familiar a la que regresó su hermana y en un estado de confusión, en parte por respeto a su padre y ante el poco convencimiento de su familia cuando hablaba de su gusto por las letras, siguió el camino que este le recomendó y comenzó la carrera de económicas... "pero empecé a escribir guiones" y le picó el cine para siempre. "Me faltaban cinco exámenes, cuando elegí el cine", explicaba.

Según los entendidos, el italiano de 50 años ha triunfado con un estilo parecido a Fellini, que él considera una de sus grandes inspiraciones junto a Martin Scorsese, con hasta ocho películas y dos series de éxito como 'El Joven Papa' (2016) y 'El Nuevo Papa', ambas triunfantes en plataformas digitales. Pero no fue ningún cineasta o actor, fue El Diego, dice el propio Sorrentino, el que llevó "el espectáculo" a su vida. Tanto, que le incluyó en las dedicatorias del Oscar que ganó en 2014 por La grande bellezza. "Gracias a mis fuentes de inspiración Federico Fellini, Talking Heads, Scorsese y Diego Armando Maradona. Gracias a Roma y a Napoli, a Daniela y a Carlo. A mi hermano Marco, a mi hermana Daniela... y esto es por mis padres", aseguró desde el atril del Dolby Theatre de Los Ángeles.

Afincado en Roma, por miedo a que sus hijos crecieran en una Nápoles "querida pero atravesada por una violencia exasperante", Sorrentino vuelve con su cámara a las calles de la ciudad que le vio crecer y en la que amó a un Maradona que ya no está allí pero vive en cada esquina. Un empate a cero que valió más que un título.  Una 'segunda' Mano de Dios que le agarró sin querer a la vida. 

Mil alegrías y un aviso de acciones legales

Hasta a uno de los maradonianos más reconocidos tuvo que topar con parte de ese otro lado de Maradona. Matías Morla, abogado del astro, avisó el pasado 11 de julio que Diego no había autorizado el uso de su imagen para la película y que se encontraban "diagramando la estrategia legal para hacer una presentación formal ante la justicia por el uso indebido de una marca registrada". El abogado, que lo notificó por redes sociales, no ha dado más pistas de si esta sigue o no adelante pero podría haber una Mano de Dios sin Maradona. 

Sorrentino, que ya usó un doble para imitarle en películas anteriores y que además fue del gusto de Diego, será difícil que excluya al 10 de su nueva obra. Una persona que le marcó incluso para ir contra su selección en aquel Italia-Argentina del Mundial de 1990. "Como todo San Paolo, iba con Argentina. No puedes no animar al hombre que salvó tu vida", sentenciaba años atrás. Su historia se espera que esté disponible en Netflix para el año que viene.