LOGROÑÉS
El mercado del Logroñés: tiene la plantilla con el menor valor
El equipo riojano es el que menos vale de Segunda, 6,35 millones de euros. Cuenta con dos fichas libres y cerró la ventana con la cesión de Bogusz.
La Unión Deportiva Logroñés cerró la ventana del mercado con la cesión de Mateusz Bogusz (internacional polaco Sub-21 de 19 años procedente del Leeds) y dos fichas profesionales sin asignar. En teoría, para los agentes libres que quedan tras rescindir sus contratos durante los últimos días (negociaba con Martín Mantovani, ex de Las Palmas, y con Jonathan Toro, ex del Huesca). El club riojano dispone de 4,2 millones de euros de presupuesto deportivo, también con un remanente destinado a futuras operaciones en invierno.
De la plantilla del ascenso desde Segunda B continúan 16 futbolistas: Rubén Miño, Iñaki Sáenz, Iago López, Pablo Bobadilla, Gorka Pérez, Jon Errasti, Andy Rodríguez, Álvaro Arnedo, Damián Petcoff, Lander Olaetxea, Jaime Sierra, Rubén Martínez, Zelu García, Ousama Siddiki, Ander Vitoria y Roni González. A Sierra, Sub-23, se le hizo licencia del filial y porta el dorsal 26. La entidad realizó ocho incorporaciones: Roberto Santamaría, Unai Medina, Andoni López, Enrique Clemente, Álex Pérez, Paulino de la Fuente, Mateusz Bogusz y Leo Ruiz.
Oficialmente, todas las altas se han producido a coste cero: cesiones, rescisiones y traspasos con opción de recompra para los equipos de origen. De las diez bajas que se dieron tampoco se sacó dinero. Así, la web especializada Transfermarkt otorga un valor de 6,35 millones a los 24 jugadores, el peor balance de los 22 de LaLiga SmartBank. El Espanyol, primero, sube hasta los 103,73 millones. El Sabadell, penúltimo, a 7,18 millones.
Sergio Rodríguez, el entrenador, reconoció en rueda de prensa las limitaciones de la institución para moverse: “Disponemos del segundo presupuesto de la categoría y la gente pretendida no nos elige por diversos motivos, como un límite salarial bajo. Nos entrenamos en instalaciones del Ayuntamiento (el Mundial 82), como el campo en el que disputamos los partidos de local, Las Gaunas. Debemos coger cuanto antes el pulso a una Segunda desconocida para nosotros y muy profesionalizada. Somos un club variopinto”.
En la profesionalización reside una de las claves de la lentitud del proyecto, porque el Logroñés mantiene básicamente la estructura de Segunda B. Cuesta encontrar patrocinadores y no ayuda que las instituciones no se hayan enterado aún del paso adelante. El césped de Las Gaunas, impracticable, tenía que sustituirse para el arranque del curso. El Ayuntamiento no llegó puntual y trabaja a destiempo ahora. Un gris inicio, con un punto de nueve, el silencio administrativo y la ausencia de una campaña de abonados por culpa del virus no ayudan. Sin embargo, Logroño llevaba 20 años sin fútbol de élite. “Ilusión y ganas no nos faltarán nunca”, se encarga de afirmar el técnico. Con estos mimbres, escasos actualmente, necesitan competir en su estreno en Segunda.