BARCELONA

Messi, vuelta al nueve líquido

Koeman se plantea el regreso del argentino a ese puesto, al menos hasta que sepa a qué atenerse con los pretendidos para esa posición. Koeman le pide no alejarse del área, donde aún es decisivo.

Messi se saluda con Griezmann.
JOSEP LAGO
Juan Jiménez
Redactor jefe de AS. Fue colaborador en AS (2000-04) y, después de pasar por Málaga Hoy, regresó como jefe de Sección en Málaga. Delegado de Andalucía entre 2009 y 2012, colaboró en la integración digital-papel de AS en Madrid. Cubre la información del Barça y la Selección de baloncesto. Tres Juegos Olímpicos. Colaborador de SER, Canal Sur y Gol.
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"Con su calidad, Messi encontrará espacio en la evolución del equipo". Con esta frase, algo críptica, Ronald Koeman intentaba explicar, el 24 de agosto, el encaje del argentino en su Barça. Pero nadie la tuvo en cuenta, seguramente ni él, que ya sabía que, sólo un día después, el argentino iba a enviar un burofax al club diciendo adiós.

Messi, pues, no estaba en el dibujo inicial de Koeman pero el holandés ha improvisado rápido. No hay otro remedio que ponerlo en el centro del escenario y darle un papel protagonista porque es el jugador más grande de la historia del club y porque, como admitió el tulipán, "gana partidos". Y en eso está Koeman, que a la espera de saber a qué atenerse con los pretendidos en la posición, se plantea colocar a Messi como falso delantero o nueve líquido.

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Después de jugar como falso extremo derecho en el primer amistoso de pretemporada ante el Nàstic, Koeman ya ha colocado al último Balón de Oro de 'referencia' en los partidos ante el Girona y el Elche. Obbviamente, Messi tiene libertad de movimientos para intercambiar la posición con Griezmann y generar pre-pases de gol como los que ha firmado en los dos últimos choques. Sin embargo, Koeman considera importante que, al contrario que en la última temporada, Messi no pierda el tiempo en bajar a la línea del centro del campo, casi paralelo a Busquets, en momentos del partido. Lo considera una pérdida de tiempo. Primero, porque Messi ya no puede hacer goles extraterrestres como a Getafe, Madrid, Zaragoza o Athletic, arrancando a 50 metros de la portería. A sus 33 años, necesita optimizar sus acciones y ser más concreto. Además, quiere que las defensas rivales sientan la amenaza del argentino. El puesto también le libera de responsabilidades defensivas y convierte las pérdidas en menos lesivas.

Koeman sabe que con Messi no va a tener un nueve que se pegue con los defensas, pero sí un arma de destrucción masiva que si recibe dentro del área hace gol y que si encuentra el espacio va a dar el pase decisivo. Eso le ha pedido a Messi, que además tiene una privilegiada comprensión del juego. Extremo y nueve líquido con Guardiola y Tito, todocampista con Luis Enrique, mediapunta goleador con Valverde, Messi camina hacia su penúltima reinvención.

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