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ESPANYOL

Espíritu y goles para un Espanyol que pisa el acelerador

Los de Vicente Moreno sobresalen en la presión, dejan la portería a cero y Melendo, Puado, Embarba y Wu Lei demuestran su entendimiento.

Lozano, Wu Lei y Puado.
PACO RODRIGUEZ

El destape. Andaba el Espanyol atascado con el gol, sin acierto ante Huesca y Cádiz, pero Embarba abrió la lata y empezaron a caer como gotas de agua, con naturalidad, ante un empobrecido Málaga. Todos, además, muy semejantes, fruto de la buena organización ofensiva del Espanyol, de esos pases entre líneas a jugadores como Vargas o Melendo, quienes bien perfilados son capaces de ver los espacios y ofrecer balones como un tirador acierta en la diana. Así lo hizo sobre todo el canterano, que necesita una gran temporada para convertirse en ese icono del Espanyol que todos reclaman. Así lo merece su historia, desde los cuatro años vistiendo la blanquiazul y quemando etapas.

La confirmación. El madrileño, decíamos, abrió el marcador y demostró de nuevo que debe ser un jugador capital esta temporada. Como también lo puede ser Puado, que se encuentra más cómodo en esa mediapunta que en los costados o como nueve. El barcelonés prefiere llegar que estar, y desde segunda línea además puede asociarse y filtrar pases. Un mediapunta con alma de delantero, una perla de la cantera que encandiló desde el primer momento a Rufete, uno de sus promotores. También le ha entrado por los ojos a Vicente Moreno.

La presión. Todos ellos, además, estuvieron implicados en la presión en campo contrario, una de las señas de identidad del técnico. Los delanteros no solo se juzgan por los goles, sino por ser los primeros defensores. Y lo cierto es que en la primera parte, a partir de ese 0-1, el Espanyol neutralizó al Málaga en la primera línea. Más problemas para defender tuvieron Mérida y Lozano, así como Miguelón, demasiado impetuoso. Pero la implicación del equipo en tareas defensivas fue notoria, y ese es el primer paso para alcanzar la solidez y la regularidad en una categoría donde la desidia o la relajación se pagan más que en ninguna otra. “El esfuerzo no se negocia”, decía Dani Pastor, el preparador físico, en una entrevista horas antes del partido.

Al son de Mérida. Cuando funciona el colectivo, las individualidades se potencian. Y eso está ocurriendo con jugadores que el curso pasados parecían estatuas de sal. Calero, aunque sufre cuando sale de zona, está más seguro, mientras que Lozano y Mérida son solventes con balón. Sobre todo el veterano, cuya zurda derrocha oro allí por donde pisa. Los juveniles en ningún demuestran timidez, no se intimidan, y van acumulando minutos.

Marbella Resort. Así transcurrió el tercer partido de pretemporada en la Quinta en Marbella, un escenario distinto al del partido ante el Cádiz, un campo con paisaje obsoleto en el que el Espanyol de Moreno siguió pisando el acelerador. No solo por esos goles que por fin llegaron, sino por ese espíritu de equipo ganador que, poco a poco, el técnico está inculcando y al que poco le importa el decorado.