El laberinto de Messi
El jugador no se presentó para pasar las pruebas PCR, pero las incógnitas del por qué actúa así y las salidas posibles, con su consecuencias legales, son numerosas.
Entre los periodistas deportivos que cubren la información del Barcelona se está institucionalizando una broma gremial en la que cuando se saludan siempre empiezan por la frase "ni una tarde de (aquí pongan cualquier día de la semana) tranquila". Y es que el caso Messi ofrece constantes giros de guión desde que explosionó con el envío del burofax más famoso del mundo el pasado martes en el que el argentino solicitaba su salida inmediata del Barça a coste cero.
Desde entonces, el desconcierto ha campado a sus anchas. De la intención inicial del jugador de irse gratis se pasó a la de pactar una salida en la que el Barça parecía resignarse a dar por perdido al jugador que cambió a última hora del sábado cuando Bartomeu, que el jueves ofreció su cabeza a cambio de que Messi se quedara, se plante ahora y diga que sólo se reunirá con Messi para renovarle y que no piensa negociar ni una rebaja, ni un traspaso con jugadores a cambio: o 700 millones de cláusula o nada. También existe el desconcierto sobre sus posibles destinos o los motivos que le llevan a adoptar esta medida cuando el próximo 30 de junio quedaría libre. Ante todos estos interrogantes, trataremos de ordenar respuestas.
¿Cómo afecta a la situación el hecho de no presentarse hoy a los tests?
Mediante sus abogados, Messi comunicó al Barcelona que no tenía intención de presentarse hoy por la mañana a la cita convocada por el club a toda la plantilla para que pasaran los correspondientes tests PCR previos a comenzar a entrenar con Koeman mañana lunes. Y así fue, ni rastro del argentino. Este nuevo burofax devuelve las hostilidades al principio. Los intentos de acercamiento de ambas partes del viernes y sábado cuando se trataba de pactar una salida amistosa se ven boicoteados por un gesto, que si bien parecía el más lógico vista la situación, sentará muy mal a la afición y será aprovechado por la directiva. A nivel interno, una ausencia se considera falta leve, la segunda, que se producirá el lunes cuando tampoco vaya a entrenarse, ya derivará en falta grave y se le abrirá un expediente para ser sancionado económicamente acorde a su sueldo.
¿Los argumentos jurídicos del club son mucho más sólidos?
Desde el club el convencimiento de que Messi se ha equivocado es tal que una fuente autorizada de la entidad blaugrana comentó a este diario que "jurídicamente, Messi está muerto". El contrato del jugador especifica que podría desvincularse unilateralmente de la entidad siempre que lo comunicara "antes del 10 de junio, es decir, 20 días antes del fin de la temporada 19-20". La FIFA decretó la prolongación de la temporada a causa de la pandemia, uno de los argumentos a los que se agarran los representantes legales de Messi para defender su postura, pero el Barça cree que ahí también tienen todos los ases a su favor. Aseguran desde la entidad que "la temporada acabó el 23 de agosto con la disputa de la final de la Champions, por lo que Messi debería haberlo notificado el 3 de agosto y no después de la final". Aquí, desde el entorno de Messi se hace referencia a que comunicaron su intención de palabra en los plazos acordados.
¿El burofax fue una pifia que se vuelve contra él?
El burofax es un método habitual en el mundo del fútbol español para comunicar las decisiones contractuales, pero eso no quita que las formas utilizadas por parte del jugador hayan sentado fatal en el Barcelona. Desde el entorno del jugador defienden que antes del burofax agotado las vías de comunicación. En el Barça, en cambio, sienten que recibieron una puñalada por parte del jugador y que las cosas debían de haberse hecho de otra forma. Esta manera de actuar, por muy reglamentaria que sea, no le ha hecho ningún favor a Messi. Hasta sus más firmes partidarios entre los culés afean el gesto aunque entiendan sus motivos para irse.
¿Erró al anunciar su adiós sin tener un acuerdo cerrado con el City?
Messi no tenía acuerdo cerrado ni con el City ni con ningún otro equipo cuando tomó la decisión. A lo sumo, había comunicado a Guardiola su ilusión por recalar de nuevo bajo sus órdenes. A partir de ahí, Guardiola trasladó esa petición a Ferran Soriano CEO del City Group, que de manera inesperada se vio envuelto en el trabajo de diseñar una estrategia económica para afrontar una operación gigantesca. El City, como el PSG u otros equipos estaban a la espera de que expirara su contrato el año que viene.
¿Se arriesgará otra entidad a pagar lo que fije un juez?
De ninguna manera. Todos los equipos que puedan tener intención de incorporar a Messi, con el City a la cabeza, quieren hacerlo de forma amistosa con el Barça en una operación cerrada y que no acabe en los tribunales. Más allá de una cuestión de lealtad y seriedad entre clubes hay un evidente motivo económico. Messi obtendría el transfer, porque la FIFA prioriza el derecho a jugar, pero el caso quedaría pendiente de la decisión de un juez que dictaría sentencia en dos o tres años. Y en la resolución del mismo podría condenar al equipo que se lo llevó gratis a pagar lo que determinara, que perfectamente podría ser la cláusula de 700 millones. Un golpe económico tremendo que en previsión de sentencia desfavorable deberían de aprovisionar desde el primer año por si acaso.
¿Pone Messi en peligro la temporada previa al Mundial de Qatar?
Parece imposible que Messi esté sin jugar el próximo curso. Si se marcha de malas formas sin acuerdo pendiente de lo que dicte un juez, la FIFA le otorgaría el transfer a la espera de la resolución del conflicto por la vía judicial ordinaria. Si se marchara mediante un traspaso no habría ningún problema y si se quedara en el Barça, que parece improbable pero no descartado, lo normal sería que fuera uno más de y no pasara como con Schuster, que estuvo un año en la grada.
¿Merecía la pena este conflicto a diez meses de quedar libre?
Esta es la pregunta clave. El 2-8 actuó como espoleta de una serie de frustraciones y desencuentros de Messi con la actual junta por las que el jugador ya no ha podido aguantar más y necesita un cambio de aires y cerrar una etapa ignorando que lo más sensato probablemente era esperar a que se extinguiera su contrato. Y más, en un año electoral en el que sabe que Bartomeu no seguirá.
¿Cómo reaccionará la afición con su ídolo?
En un club en el que nadie parece estar de acuerdo en nada y en el que todos son facciones, Messi había logrado ser el único punto de unanimidad, pero eso ya se ha roto. Se ha pasado del 100% a favor de Leo a sectores que empiezan a verle con malos ojos decepcionados por el trato que da Messi a la entidad que va más allá de Bartomeu. El silencio clamoroso del jugador tampoco ayuda. Sigue teniendo la mayoría, pero decreciendo.
¿Encajará en el proyecto de Koeman si sigue?
Sin duda. En la reunión que mantuvieron hace una semana antes de que se desatara la tormenta el técnico le reiteró que él iba a ser el pilar sobre el que iba a construir el equipo y que iba a liderar la renovación de un equipo herido. De la misma forma se lo expresó el presidente en un mensaje tras el 2-8.