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YOUTH LEAGUE | INTER 0 - REAL MADRID 3

A semifinales bailando al Inter

El juvenil de Raúl superó con claridad a un Inter que lo basó todo en el físico. Marvin, Miguel Gutiérrez y Morante hicieron los goles, con Arribas como gran artífice.

Celebración del Real Madrid juvenil.
Celebración del Real Madrid juvenil.

El Juvenil del Real Madrid estará entre los cuatro mejores de la Youth League por pura madurez. En un encuentro de adolescentes, los pupilos de Raúl se supieron mejores y como tal actuaron, reduciendo al Inter de Milán a su mínima expresión. Los centímetros de más y el músculo sólo le sirvieron al equipo italiano para acumular cartulinas amarillas (y alguna roja), mientras corría detrás del balón, forzado por la eficiente circulación blanca. El sábado en Nyon (18:00 horas) espera el Red Bull Salzburgo a un Madrid que llega lanzado, tras dos victorias convincentes ante dos grandes del Viejo Continente (Juventus e Inter), y que este miércoles supo dominar, sufrir, levantarse y ser letal. Un Juvenil que aspira a todo.

Los escasos complejos que Raúl mostró en la previa quedaron aplicados en el once titular: combatió las bajas por sanción de Jordi y Dotor con la inclusión de Marvin y Pablo Rodríguez para conforman, junto a Latasa, un tridente de ataque trabajador y polivalente. Por detrás, Arribas y Morante acompañaron al mediocentro Blanco, con el constante apoyo de los laterales Santos y Miguel y de la presión alta que impusieron los centrales. Y en la portería, Raúl apostó esta vez por Luis López, dejando a Fuidias en el banquillo. El murciano devolvió la confianza con intereses: sacó bajo palos un conato de autogol de Santos tras un revuelo en el área pequeña, un cabezazo de Casadei que llevaba veneno y un remate de Orsitano a quemarropa. El Inter superó en pocas ocasiones la maraña blanca; cuando lo hizo, López se agigantó y evaporó los espacios.

Con todo, en el primer tiempo el Inter consiguió parcialmente convertir el choque en un hombro con hombro constante, pero el árbitro vio pronto la jugada y puso sus condiciones: a los 20 minutos ya había tres interistas amonestados, lo que redujo significativamente la capacidad ‘neroazzurra’ de ir al límite. Morante, de potente voleón centrado, y Arribas, casi sin ángulo, tuvieron las mejores de los de Raúl antes del descanso. Ese intermedio energizó a un Madrid que en la reanudación hizo más de lo mismo, pero afilando el cuchillo y coleccionando ocasiones sin puntería, sobre todo en la cabeza de Arribas. En una jugada del pequeño interior madrileño, el balón acabó en Pablo Rodríguez, que sacó oro de un control más que defectuoso: dio el toque de rigor y fue derribado por Pozzer. Se redimiría acto seguido el portero, despejando el lanzamiento de penalti de Chust, más potente que colocado. La consolación para el Madrid fue la expulsión por doble amarilla de Vezzoni, que agrietó el plan interista.

A Raúl la película debía sonarle: dominio, ocasiones, superioridad técnica sobre el rival… y el marcador a cero. Es un pecado, el de la falta de acierto, que al Castilla lleva años castigándole, independientemente de qué jugadores vistan la blanca. Y ese fantasma ya sobrevolaba el Colovray Sports Center de Nyon cuando Miguel Gutiérrez conectó con Arribas y este sirvió un centro estupendo para que Marvin Park adelantase al Madrid. El hiperactivo extremo balear mostró su versión más pausada con balón, lo que engrandeció su partido; en defensa, fue el futbolista pegajoso que acostumbra, sellando las vías del costado derecho blanco.

El Inter se revolvió levemente con la entrada de Orsitano y Casadei (autor del gol ante el Rennes en octavos); poco entendible que partiesen en el banquillo, cuando mejoraron sustancialmente lo visto hasta entonces. Descubierto en su retaguardia, Arribas sacó petróleo en el área tras ser derribado por Kinkoue, cuando al madridista empezaban a fundírsele los plomos. Miguel Gutiérrez heredó la tarea de lanzador desde los onces metros y sentenció el duelo, que todavía depararía otro gol de Morante, de nuevo asistido por Arribas, y destellos de lo que viene por detrás en la cantera blanca: Aranda, Sintes, Peter y el talentoso Salazar, que rozó de cabeza el cuarto.