Así se gestó desde dentro el ascenso 'eterno' del Portugalete
El 'Portu' registró un positivo antes de la final, tuvo que confinarse durante una semana y acabó derrotando al Sestao. Yaser Hamed cuenta en AS el proceso.
A escasas horas del arranque de la final por el ascenso a Segunda División B entre Portugalete y Sestao River, saltaron las alarmas. La pareja de un futbolista del líder vasco había dado positivo. La RFEF, por precaución, abogó por la suspensión del encuentro. Posteriormente, los futbolistas se sometieron a test y, efectivamente, el jugador que había compartido tiempo y espacio con su novia también estaba contagiado. Por suerte, ambos lo pasaron sin complicaciones de salud. El resto de compañeros, por el contrario, dieron negativo en las pruebas. Pero esto no era Primera División, sino Tercera. Por ello, los integrantes del 'Portu' no podían repetirse la prueba al día siguiente. Es más, tuvieron que pasar una semana entera aislados en su domicilio, en una situación similar a la de los peores momentos de la pandemia en los meses de marzo y abril.
Tras la repetición de las pruebas, se confirmó el negativo generalizado y el partido ante el Sestao pudo disputarse. Del 25 de julio inicial, llegó hasta el 8 de agosto. Días y días de incertidumbre, en los que hubo una decisión de por medio que en el club consideraron "injusta": se les eliminó de la repesca por no poder jugarla en las fechas pactadas. Una historia rocambolesca, que vivió muy de cerca Yaser Hamed, central y uno de los buques insignias del Portugalete. No vivieron los contagios masivos del Fuenlabrada, pero tampoco tuvieron los medios de Atlético, Almería y Zaragoza para convivir con los positivos sin ver frenado su rendimiento deportivo. Un caos con el partido de sus vidas en el horizonte: ¿se jugaría?, ¿cuándo?, ¿había riesgo de eliminación?, ¿cuánto podrían entrenar? Mil preguntas y una sola respuesta: subir, subir y volver a subir.
Yaser, desde luego, lo tenía claro. Para el zaguero y para el resto de sus compañeros no había duda alguna de que lograrían ganar al Sestao, fuera cuando fuera el encuentro. No era cuestión de ego, ni mucho menos, sino de confianza. El 'Portu' había certificado un año inmaculado, "increíble". "Hemos sido los mejores del grupo, fuimos campeones de invierno, eliminamos al Extremadura en Copa y jugamos contra el Betis. Somos de los pocos en toda España que hemos ganado los dos partidos del Playoff. Hemos solventado todas las dificultades que hemos tenido", relata orgulloso el internacional por Palestina a este periódico. El rival era un hueso duro de roer y las condiciones no acompañaban. El periplo fue duro, pero exitoso. No estaba al alcance de cualquiera.
De lunes a lunes: la semana de la incertidumbre
Echen la vista atrás para regresar a las sensaciones del mes de marzo y abril, cuando todo el país estaba confinado por la pandemia. Ahora, imaginen que justo unos días después de salir de nuevo a la normalidad se tienen que jugar el todo por el todo a 90 minutos a vida o muerte. Contra un puntero en Tercera, sin apenas haber entrenado juntos, sin margen de error y en desigualdad de condiciones. "Nos hicieron la prueba el lunes y tuvimos que quedarnos hasta el lunes siguiente confinados. De lunes a lunes. Al final estamos casi diez días en casa, sin entrenar, sin casi poder hacer nada. Además era una desventaja porque el Sestao podía seguir entrenando con normalidad", rememora Yaser Hamed.
La pregunta era clara: ¿por qué una semana en casa?, ¿por qué Almería o Zaragoza dos días después se estaban ejercitando? Los clubes de Tercera División manejan un presupuesto limitado, que no les permite realizar test con frecuencia. A día de hoy, sigue siendo una incertidumbre de cara al año que viene. Las entidades no pueden financiar controles periódicos y ni las territoriales ni la RFEF parecen poder abarcar todos. "Al Almería le han podido hacer tests con más frecuencia, pero nosotros nos hicimos uno el lunes y hasta el siguiente lunes nada", explica los plazos Yaser a AS.
Afortunadamente, todos los futbolistas dieron negativo. En caso contrario, es posible que a día de hoy el devenir de la eliminatoria siguiera siendo una incógnita. Pese a la buena noticia, la competición no podía esperar más. Había que jugar. Independientemente que el Sestao hubiese entrenado con total normalidad, mientras el Portugalete se las ingeniaba para mantener el físico. Quizás aquella épica se transformó en un plus para el 'Portu': "Hicimos dos o tres en grupo y a por el partido. Nos valía empatar y ganar para subir, pero entrenamos en casa a fuego y estábamos convencidos de que lo íbamos a lograr".
La repesca se desvanecía...
Si el día 25 el Portugalete-Sestao se tenía que aplazar, el mismo 27 la Real Federación Española de Fútbol sorprendía anunciando que la repesca quedaba definida. Sin el líder vasco. La doble oportunidad fue creada por la FEF para dar otra opción a aquellos líderes que no lograran el ascenso de primeras. Por supuesto, si el 'Portu' caía, tendría derecho a volver a intentarlo. Pero las eliminatorias, a criterio de la Federación, no podían esperar más. Se debía jugar en la primera semana de agosto. "Estos son los dirigentes que tenemos", reclamaba indignado el presidente Rivacoba tras conocer la decisión.
En el vestuario tampoco sentó nada bien. Yaser Hamed sostiene que su club "hizo lo correcto" y que, por supuesto, dio "prioridad a la seguridad de la gente". Así pues, tanto a él como a sus compañeros les pareció "injusto" lo sucedido: "Nos lo agradecieron quitándonos la repesca. Haces las cosas bien y se te castiga. Pero éramos conscientes de que no la íbamos a necesitar, que ganaríamos la final". Posteriormente, la mencionada repesca se suspendería por falsos positivos en el CD Marino. La FEF, ante la extraordinaria circunstancia, ha optado por darle la plaza de Segunda B a los cuatro implicados. Quizás el Portugalete también se la hubiera llevado en caso de perder.
Correr en la calle y motivarse por Whatsapp
Pese a la incertidumbre, el Portugalete no podía relajarse. Sabían de primera mano que el partido se disputaría lo antes posible y que el proceso de confinamiento no era unas vacaciones anticipadas, sino que debían trabajar a conciencia. Yaser Hamed confirma a este periódico que, por el hecho de dar negativo y no tener síntomas, podían salir un rato a la calle a correr de forma individual. Aun así, seguían un paso por detrás del Sestao, que se ejercitaba en grupo y en las instalaciones habituales. "Confinados hacíamos mucho trabajo por nuestra cuenta y también teníamos que cuidar la dieta", añade el central del líder vasco.
También hizo mella en el plano psicológico. Las redes sociales se llenan en verano de festejos, playas paradisiacas... Era agosto y la plantilla del Portugalete no había tenido descanso desde que comenzara la temporada: "Era jodido porque hacía muy buen tiempo, veíamos a todo el mundo en la calle, fotos de nuestros amigos en la playa... Pero estábamos muy comprometidos, queríamos ascender sí o sí y trabajamos mucho. Ahora cogemos vacaciones como queríamos: en Segunda B".
Más allá de meros detalles, el Portugalete tuvo que afrontar el positivo de un compañero y el aplazamiento de uno de los partidos más importantes en la historia reciente de la entidad. Rodarse en sus domicilios no era sencillo y las cabezas pudieron flaquear en situación de dudas. Yaser relata cómo lo escrito en estas líneas no sucedió, gracias al espíritu de los componentes del club: "Tanto el cuerpo técnico como los jugadores estábamos todo el día hablando por los grupos, motivándonos unos a otros. Cogimos el partido con muchas ganas. Nos metieron caña en redes, pero eso nos sirvió para coger más fuerza de cara a la final".
Las críticas inmerecidas
Cabe recalcar la idea ya expuesta con anterioridad: Tercera División no es Primera, ni tampoco Segunda. No se queden con la parte obvia de la afirmación. En la cuarta categoría del fútbol español, muchos futbolistas tienen que compaginar trabajos con su dedicación al deporte. Sus familias, por supuesto, también. Y la burbuja no puede ser igual de resistente que la del fútbol profesional. Dicho de otra manera, si un jugador vive con su pareja y ella contrae la enfermedad en su puesto de trabajo o saliendo a la calle, nadie es culpable. Simplemente, es algo que puede suceder en tiempos de pandemia y así fue la postura defendida por el Portugalete. Pero, al igual que Fuenlabrada, Almería o Zaragoza, recibieron muchas críticas e, incluso, algunos aficionados abogaban por su descalificación de la competición.
"Sabemos todo lo que hay detrás del fútbol, o sea que las críticas nos hicieron tener más ganas. Nos sentó mal, eso sí, porque al final no tenemos culpa de coger el coronavirus, cualquiera lo puede coger. Aunque tomemos precauciones cualquier familiar nuestro lo puede coger. Es inevitable. Podía pasar, sabíamos que podía pasar. Nos podía pasar a nosotros o le podía haber pasado al Sestao o a cualquiera. Queríamos demostrar que íbamos a ganar en el campo y que ahí se viera que nos lo merecíamos", recuerda Yaser Hamed con todavía algo de incredulidad por lo sucedido. Su descalificación no estuvo nunca encima de la mesa, al igual que tampoco se planteó en otros clubes que cumplieron con todo el protocolo sanitario que llegó desde Madrid.
Una Segunda B diferente
El Portugalete, tras su triunfo ante el Sestao River, será uno de los 102 equipos que jugará la próxima temporada en Segunda B. La mayoría de ellos viven con preocupación el hecho de que todavía no se haya fijado una fecha. El 'Portu', por el contrario, lo aprovecha para poder descansar y confeccionar la plantilla de la próxima campaña. "A nosotros nos va a venir bien descansar y desconectar", apunta Hamed, justificando lo larga y complicada que ha sido la temporada. No obstante, también hay un contra: los fichajes. "Es un poco más difícil para el club fichar porque acabamos de terminar. No sabíamos en qué categoría íbamos a estar, también para los jugadores que llamáramos...". Pero la fuerza de la plantilla se mantiene intacta: "Ahora queremos volver cuanto antes".
El joven central preferiría un formato tradicional de cuatro grupos con veinte equipos cada uno, pero entiende la decisión tomada: "Va a ser un año diferente, atípico. La Federación lo ha tenido muy difícil para solucionar todo. Nos tendremos que amoldar". Todo para volver a Segunda B, una categoría que ya probó con el Leioa: "Siempre es bonito subir de división y jugar en lo más alto. Aquí hay mucha más competitividad, el ritmo de juego es más rápido". Todo mientras sigue progresando como jugador. A sus 22 años, ya internacional con Palestina y con un gran futuro por delante, quizás en el fútbol no profesional: "No miro a largo plazo, intento mejorar día a día, mejorar y no comportarme con nadie. Soy muy ambicioso, no me conformo con nada. Quiero crecer siempre como jugador y como persona".
Y así fue su historia. La suya como central y la de todos y cada uno de los miembros de la plantilla del Portugalete. No sufrieron decenas de contagios como el Fuenlabrada, pero también tuvieron que derrocar al virus y las consecuencias deportivas que puede traer. Ha sido un año anómalo y la historia que vivieron la recordarán más que el duelo ante el Betis, el propio ascenso o los mejores días de su carrera. El 'Portu' ascendió un sábado 8 de agosto, cuando otras campañas la temporada está a punto de dar el pistoletazo de salida. Junto al Sestao protagonizaron el último partido del fútbol español 2019-20. Desde el paddock ondearon las banderas de meta y el ganador fue el líder. Felices y merecidas vacaciones.