Vicente Moreno y el deshielo del eje Wilmington-Shantou
La propiedad del Mallorca, ubicada en Estados Unidos, al fin cede con su desvinculación. La del Espanyol, desde China, se ha amparado en su acuerdo con el técnico.
Lo que el viernes por la tarde parecía un avance irreversible se ha convertido durante casi una semana en un auténtico día de la marmota que tras las reuniones de este miércoles podría tener las horas contadas, ¿ahora sí? El Mallorca, desde Palma (importante el detalle) había dado vía libre para sellar la desvinculación de su técnico durante las tres últimas temporadas, Vicente Moreno, quien a su vez solo tenía que firmar los documentos y tomar un vuelo (o un barco) de Mallorca a Barcelona para convertirse en el nuevo entrenador del Espanyol. Pero esta historia afecta a más ciudades. De un extremo a otro del planeta.
¿Por qué, si todo estaba pactado, no se produjo la rescisión de Moreno? La respuesta se encuentra en Wilmington, una pequeña población de algo más de 70.000 habitantes ubicada en el estado de Delaware, Estados Unidos. En el 2700 de Centerville Road se ubica, al menos legalmente, la sede de LIGA ACQ Legacy Partners. Dicho de otro modo, la intendencia del Mallorca. La empresa que controla el 99,98 por ciento del capital social bermellón, y que en la práctica controlan Robert Sarver, máximo accionista del club, su presidente, Andy Kohlberg, y el dos veces MVP de la NBA Steve Nash.
Hasta ellos debe llegar cualquier decisión acordada en las oficinas de Son Moix, y eso es lo que ocurrió el pasado viernes, cuando echaron atrás la salida convenida para Vicente Moreno. Al técnico, con contrato en vigor hasta 2022, se le adeudaban ciertas cantidades, de ahí que en cierto modo estas se compensaran con una rebaja de su cláusula de salida, que asciende a un millón de euros. Lo que en Mallorca se acataba, en Estados Unidos resultó inaceptable.
Y así había seguido sucediendo en los siguientes días, con el agravante de una diferencia horaria, seis horas menos ahora mismo en la costa Este norteamericana, que apenas permite saber si un acuerdo es valedero hasta bien entrada la noche en territorio español. Ocurriría de nuevo en la reunión del martes.
Y ahí es donde podía entrar en juego el otro eje planetario. De hecho, el mero hecho de no irrumpir sobre la negociación ya es una manera de negociar. Al propietario y presidente del Espanyol, Chen Yansheng, se le reporta hasta Shantou, en la región china de Guangdong, todo movimiento que sucede en el Espanyol. Por ser el poseedor del 99,55 de las acciones del club perico, principalmente, y porque cualquier operación mercantil debe ser reportada a la Bolsa de Shenzhen, donde cotiza Rastar Group, la compañía propietaria de los blanquiazules.
Otras seis horas, esta vez a sumar al horario español, suponen la distancia entre cualquier decisión que se evalúe o tome en el RCDE Stadium, sobre todo si es de carácter vespertino, y Chen. Muchas veces, el visto bueno a una transacción cualquiera aparece cuando los ejecutivos en Barcelona se despiertan, a primera hora. Y, en este caso, bien es cierto que podría el empresario chino haber acabado con el culebrón desembolsando el millón de la cláusula de Vicente Moreno. Pero ha optado por respetar los propios acuerdos internos entre el Espanyol y el entrenador.
El club perico convino con el entrenador un contrato largo, por tres temporadas, con unos emolumentos propios de la Primera División y la garantía de que tendría voz y voto en la planificación de la plantilla. La demostración palpable es que altas y bajas detenidos a la espera de que se siente en el banquillo. A cambio, él se encargaba de desvincularse del Mallorca.
Con todo, a día de hoy los intereses de Vicente Moreno, Espanyol y Mallorca están totalmente condenados a entenderse, extremo que podría suceder al fin entre este jueves y el viernes.
Se encuentran todos los actores en manos de un eje distanciado por 12 horas y por dos culturas casi antagónicas (desde luego, políticamente hoy lo son): el que se traza imaginariamente entre Wilmington y Shantou. Por la rigidez de unos, destensada desde este jueves, y la inacción premeditada de otros. Y el tiempo se agota. De ahí que el acuerdo sea, si no vuelve a producirse una vuelta de tuerca, irremediable.