Burgos dice adiós a casi 12 temporadas en la familia atlética
El ayudante de Simeone se despidió del Wanda Metropolitano para retomar su carrera como entrenador jefe, sin que se conozca su próximo destino.
Ayer fue un día de sentimientos encontrados en el Wanda Metropolitano. Concluía LaLiga con la visita de la Real Sociedad al feudo colchonero y los rojiblancos llegaban con los deberes hechos tras certificar su clasificación para la Champions varias jornadas atrás. Lo único que había en juego ya era asegurar la tercera plaza, algo que para lo que solo era necesario sumar un punto, que se obtuvo con el 1-1 final. Por tanto, ya solo quedaba pensar en los cuartos de la Champions con la satisfacción de haber cumplido el objetivo.
Sin embargo, antes del encuentro llegó la nota triste del día. Era el último partido de Germán Burgos como asistente de Simeone en el Wanda Metropolitano (aún le quedará el formato express de la Champions en Lisboa). El club le preparó un bonito vídeo homenaje en su adiós a la que ha sido su casa un total de 11 temporadas y media (ocho y media como técnico y tres como jugador). El argentino ya había anunciado el pasado 3 de junio su decisión de retomar su trayectoria como entrenador jefe la próxima temporada, aunque aún no se sabe en qué equipo.
Germán Burgos (51 años) inició su periplo en el Atlético en la campaña 2001-02 tras fichar procedente del Mallorca para defender la meta rojiblanca en su intento de volver a Primera División de la mano de Luis Aragonés. Esa temporada jugó un total de 35 partidos, consiguiendo el añorado ascenso a la máxima categoría. La siguiente campaña, ya en Primera, jugó 17 partidos con la elástica rojiblanca (14 en Liga y tres en Copa), alternando el puesto con Esteban. La 2003-04, con Gregorio Manzano en el banquillo, sería su última temporada como colchonero. Participó en 15 encuentros (14 de Liga y uno de Copa) y decidió colgar los guantes. En sus tres cursos como guardameta del Atlético, Burgos jugó 67 partidos y recibió 76 goles.
Los caminos de Burgos y el Atlético se separarían durante casi ocho años y medio (en concreto hasta el 23 de diciembre de 2011). Ese día se anunciaba la llegada de Simeone al banquillo rojiblanco y con él venía el 'Mono' para ser su asistente principal. Desde entonces, ambos han vivido la época más gloriosa del Atlético, pasando de ser un equipo varios escalones por debajo de los grandes a poder luchar de tú a tú no solo con Real Madrid y Barcelona, sino con cualquier equipo de Europa.
En estas ocho temporadas y media Burgos ha estado 478 en el banquillo rojiblanco (326 de LaLiga, 48 de Copa del Rey, 6 de Supercopa de España, 70 de Champions, 26 de Europa League y 2 de Supercopa de Europa). En este tiempo su palmarés contempla siete títulos: una Liga, una Copa del Rey, una Supercopa de España, dos Europa League y dos Supercopas de Europa. Por tanto, se puede considerar que ha sido una relación bastante fructífera. La cara amarga fueron las dos finales de Champions perdidas ante el Real Madrid y que podrían haber convertido a este dúo en leyenda rojiblanca (si es que no lo son ya).
Aunque puede considerarse que el ‘Mono’ ha estado a la sombra de Simeone estos años, su papel en el día a día de los rojiblancos ha sido capital para conseguir los éxitos cosechados. De hecho, Burgos está considerado la mente privilegiada detrás de la estrategia colchonera, que tantos frutos le ha dado en los últimos años. Pero Germán no solo ha sido un fiel ayudante del Cholo durante esta época, sino que también ha tenido que demostrar sus habilidades como primer entrenador en varias ocasiones para suplir a su “jefe” cuando este ha sido sancionado.
Desde la llegada de ambos al club, Burgos ha tenido que llevar la batuta en 18 partidos, incluidas dos finales continentales: la de la Europa League de 2018 ante el Marsella en Lyon y la Supercopa de Europa de ese mismo año en Tallin frente al Real Madrid. Ambas se cerraron con victoria para los rojiblancos, llevándose los títulos para casa. En total, el balance del ‘Mono’ como jefe del banquillo colchonero es de 13 triunfos, tres empates y solo dos derrotas. Seguro que este buen hacer hizo que le picara el gusanillo de volver a probar suerte liderando un proyecto en otro club como cabeza de cartel.