El adiós de Iván López
El lateral pone fin a 12 años en el Levante lastrado por las lesiones. Tras tres años peleando con su rodilla, tratará de seguir en activo a sus 26 años.
Iván López pone fin a su etapa de 12 años en el Levante. El lateral, lastrado por las lesiones y que acababa contrato el 30 de junio, fue despedido por toda la plantilla en el último encuentro de la temporada. Desde que cayó lesionado de la rodilla en octubre de 2017, el jugador ha pasado tres veces por quirófano. Una por cada temporada. La última, el pasado enero. A sus 26 años, luchará por "volver a sentirse futbolista".
"Han sido tres años desde que me lesioné. Una lesión muy complicada. Sí que es cierto que había tenido lesiones, pero sin relevancia para un futbolista. Esta sí que es un poco más dura, seguimos luchando contra esto para volver a sentirme futbolista. Tengo experiencia en esto, voy a seguir pelenado, no me voy a rendir y si algún día puedo volver a jugar a fútbol estaré muy contento. Si no, sinceramente, yo lo he he dado todo y estoy muy orgulloso y tranquilo por lo que he hecho durante todos estos años", afirmó el jugador para los medios del club.
Iván vivió su primera experiencia con el primer equipo a los 16 años, siendo una de las grandes esperanzas de Buñol en los últimos años. Sin embargo, las lesiones han frenado su carrera. En su último año de contrato, el club optó por respetar su vinculación pese a su maltrecha rodilla. En pretemporada lo intentó, pero la articulación no respondía. Frente al Getafe, fue despedido con honores.
"Fue un detalle muy bonito después de tantos años ese reconocimiento. Aunque sea lo que uno no quiere que llegue en su carrera, por lo menos te llevas algo muy bonito que es no sólo el reconocimiento del equipo, sino del club por mi trayectoria. Al final todo lo que has dejado estos años, que no ha sido sólo futbolísticamente sino también personalmente", asegura.
Su último recuerdo sobre el césped fue en septiembre de 2017, frente al Real Madrid, coincidiendo con el 108 aniversario del club. "Por decirlo de alguna manera, llegas a la cima del levantinismo. Representar a tu equipo con el brazalete y poder dar la asistencia del gol del empate frente al Madrid es llegar a la cúspide", reconoce visiblemente emocionado. A partir de ahí comenzó su calvario.
Ahora se abre un nuevo escenario en su carrera. Pese a que todavía sigue luchando contra la operación del trasplante meniscal que tuvo lugar el pasado enero. No obstante, no tira la toalla. El Levante tampoco se olvida de él. "Al final son muchos años. Todo el mundo me ha tendido la mano siempre que lo he necesitado. Es un club muy familiar, que todo lo que necesites va a estar ahí. Yo soy aquí de la casa, pero me he dado cuenta que te van a ayudar siempre", zanjó. La entidad, seguro, guarda una idea para el futuro del jugador.