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LEGANÉS-REAL MADRID

Dos sueños de una noche de verano: pichichi y permanencia

El Leganés necesita ganar y que no lo haga el Celta para salvarse. Benzema está a dos goles de Messi y tiene a tiro destronarle. Bale y James, excluidos.

Benzema y Asensio celebran un gol frente al Valencia.
JAVIER GANDUL
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Salvarse o adornarse. Ahí está la frontera en las cuentas que llevan Leganés y Madrid. Las de los pepineros son sencillas y poco esperanzadoras: para escapar del descenso necesitan ganar y que el Celta no lo haga en Cornellà ante un Espanyol sonámbulo. Lo uno y lo otro ya se ha visto en el fútbol. ¿Recuerdan el pepinazo copero en el Bernabéu en enero de 2018? Fue la primera victoria del Leganés sobre el Madrid en la historia (1-2). Aquella noche empezó a rondarle a Zidane la idea de bajarse del barco y ni la Champions conquistada meses después se lo sacó de la cabeza. Ahora la cita es más dramática para el Leganés y casi protocolaria para el Madrid campeón del que ya se bajó James y ahora le sigue Bale, los jarrones chinos de este título (sigue el partido en directo en As.com).

El derrumbe del Leganés es fácilmente explicable: empezó horrible y Javier Aguirre llegó tarde. El equipo sacó dos puntos en las nueve primeras jornadas y entonces llamaron al mexicano, que acababa de regresar de hacer el Camino de Santiago con su mujer. Lo que le esperaba era aún más fatigoso, pero fue achicando agua. "Llegué a la conclusión de que el Leganés y yo nos necesitábamos". Si se contabilizaran los resultados desde su llegada, el equipo sería duodécimo. Si sólo valiera la Liga de las pospandemia, undécimo. Sin embargo, las salidas de sus dos goleadores, En-Nesyri y Braithwaite, han sido plomo en el ánimo del equipo. Desde la marcha del marroquí, el Leganés ha hecho 12 goles en 18 partidos. Tras la marcha de Braithwaite, 10 en 14.

El mercado de invierno tampoco trajo pólvora. Un tanto ha marcado el marfileño Assalé, cedido por el Young Boys, y otro Guerrero, prestado por el Olympiacos. Bryan Gil, de propiedad sevillista, ni se ha estrenado. Visto que por ahí no había esperanza, el equipo ha procurado buscar su salida blindando su puerta. Con su zaga de tres centrales lleva ya cuatro partidos sin encajar goles. El dividendo es magnífico, 10 puntos de 12, pero insuficiente para seguir dependiendo de sí mismo.

Para la final de hoy recupera a tres sancionados, Recio, Awaziem y Jonathan Silva, es baja por el mismo motivo Rubén Pérez, y dudas, Bustinza y Óscar Rodríguez. Este, cedido por el Madrid, es el máximo goleador del equipo (nueve tantos) y el segundo mejor lanzador de golpes francos de Europa (cuatro goles) tras Messi. Acaba de recuperarse de una lesión sobre la que Aguirre sembró alguna sombra. Manu Garrido, un invento del mexicano que no era siquiera imprescindible en el filial, podría repetir. La previsión es que Aguirre dirija su último partido. El amor a primera vista con el club se ha enfriado por las dos partes.

Javier Aguirre, en el banquillo del Leganés.
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Javier Aguirre, en el banquillo del Leganés.EFE

Los jarrones chinos

En el Madrid los retos son menores. Benzema está a dos goles del pichichi; Militao es el único jugador de la plantilla que no ha marcado; Brahim tampoco lo ha hecho en la Liga; Ramos tiene opciones entrar en el top-10 de anotadores; el pleno de victorias tras el confinamiento está al alcance y también el mejor registro de goles encajados en la historia del club… Lo demás tiene más morbo. James no ha querido estar tampoco en la despedida (de la temporada y del club) y Bale ha tomado nota. Zidane no le incluyó en la lista. La versión oficial es que el francés lo descartó. La oficiosa, que fue él quien se borró. Las dos son igual de creíbles vista su actitud durante toda la temporada.

El galés no ha jugado un minuto en los últimos seis partidos, los de la verdad. De hecho, tampoco se le recuerda calentando ni una vez. No estuvo, pues, ni para el por si acaso. Y ni en la grada ni en la fiesta del título pareció sentir ni frío ni calor. Colocarle este verano será uno de los ochomiles pendientes del club. También le evita el trance Zidane a Hazard, cuyo tobillo debe estar impecable en Manchester.

Para el duelo no son descartables Jovic o Mariano, que no han sido ni amenaza ni alternativa para Benzema, y Areola. Así que en manos de Zidane está dar permiso para que algunos recojan sus óscar o pensar definitivamente en el City. Ahí está la cabeza del Madrid, que como recordó Florentino ante plantilla, alcalde y presidenta de la Comunidad, ya está pidiendo otra copa sin haber apurado la que tiene en la mano.