Setién: radiografía de un entrenador sentenciado
Las duras declaraciones de Messi tras la derrota ante el Osasuna desconcertaron a un técnico, que parece cada día más superado y desbordado.
“Yo más cosas no puedo hacer”. Este fue el lamento lacónico que se escuchó en el vestuario blaugrana tras la derrota ante el Osasuna, que frustraba definitivamente las opciones del campeonato de la forma más cruel y dura, con una derrota en casa tras una racha de 42 partidos sin perder. Estos lamentos salieron de la boca de un Quique Setién, visiblemente afectado y abatido. “Nunca lo habíamos visto tan jodido”, reconocía una persona del vestuario. Seguramente Quique Setién era consciente que su sueño de seguir la próxima temporada se había difuminado definitivamente. De hecho, tampoco las tenía todas consigo de cara a entrenar al equipo dentro de tres semanas en la Champions. “No sé si seré el entrenador, espero que sí”, asumía públicamente en la rueda de prensa.
Pero el golpe definitivo se lo llevó cuando se enteró de las duras declaraciones de Leo Messi, el capitán y líder del equipo, hacia el juego de su equipo. Le dolió especialmente que el crack blaugrana hiciera hincapié que las cosas habían ido de mal en peor “desde enero”, precisamente cuando Setién cogió el equipo tras la destitución de Ernesto Valverde.
Estas palabras de Messi han dejado muy tocado a Setién. Tanto es así que después del partido apenas habló con los jugadores, encerrándose con su staff en el despacho, pero sin la presencia de su segundo, Eder Sarabia, que decidió abandonar el club en solitario, antes incluso que Setién empezara la rueda de prensa.
Dentro de la plantilla tienen muy clara la radiografía: “El técnico está superado y desbordado”. Setién nunca había dirigido un equipo de máxima exigencia y desde el primer minuto ha partido con unos niveles de equipo pequeño, contentándose con sistemas muy conservadores, buscando recursos poco reactivos en el banquillo y sobre todo intentando integrar un método de entrenamientos poco acorde a la elite futbolística.
“Empezamos practicando juegos infantiles, hasta un día vendó los ojos a algunos para jugar a la gallinita ciega”, recuerda un jugador. Evidentemente, el uso de este tipo de recursos fue desapareciendo ante el poco éxito entre los futbolistas, que empezaron a tomárselo a cachondeo para directamente empezar a hacer caso omiso de las propuestas lúdicas del técnico.
“Hay que reconocer que los primeros meses Setién se lo pasó pipa”, recuerdan. Y es que poder entrenarse con estos jugadores, muchos ídolos para él, además de participar activamente en los rondos era un sueño para él. Pero poco a poco esta ilusión, casi infantil, se fue deteriorando, hasta el punto de dejar de participar en los rondos de manera tan activa en las sesiones.
“Lleva tiempo en un tono muy bajo, apenas nos reunimos entre nosotros”, aseguran. Este cambio llegó definitivamente después del confinamiento, cuando Setién tuvo un pequeño incidente con Messi. El asunto ya venía un poco de lejos porque el crack argentino tuvo un desencuentro con el entrenador sobre si jugando así se podía ganar o no la Champions, pero el asunto no fue a más, hasta que Messi en el partido ante el Celta se desentendió de unas órdenes que le daba el segundo Eder Sarabia durante el parón para la hidratación. Tras el partido, el técnico le recriminó esta circunstancia y se provocó una situación muy tensa en el vestuario.
“Desde ese día, Setién es otro”, recalcan. Tampoco ayudó mucho que viniera unos días más tarde a su casa toda la plana mayor del club, con el presidente Josep Maria Bartomeu a la cabeza, para intentar tranquilizarle. Una reunión de este tipo y en un contexto tan excepcional invitan a pensar que estás en una situación límite. Y más aún cuando de nuevo el máximo dirigente te llama por segunda vez a capítulo para conocer de primera mano tu estado anímico y si te ves capaz de remontar esta situación tan adversa, tal como ocurrió el pasado viernes.
Setién, un osado orgulloso con un punto de romántico empedernido, no está dispuesto a tirar tan fácilmente la toalla, pero parece claro que su crédito está en código rojo y que más pronto que tarde volverá a disfrutar de sus paseos con las vacas en Liencres.