Rubén Castro pone el playoff casi imposible para el Rayo
Advíncula cometió un penalti en el 90' y Las Palmas empató un partido que siempre tuvo cuesta arriba. Se complican (muy mucho) las posibilidades del Rayo para hacerse con la sexta plaza.
El Rayo volvió a ser su peor enemigo. Cuando, por fin, parecía que la suerte le sonreía —ganaba y también lo hacía el Fuenlabrada— volvió a meterse un tiro en el pie. Advíncula cometía un innecesario penalti y Rubén Castro empataba el partido en el minuto 90. Los franjirrojos, sempiternos reyes del empate (¡cayó el número 21 del curso, su récord!), se quedan a tres puntos de la sexta plaza, la del acceso al playoff. Un final que más que de carambola ya tendría tintes de milagro...
Los insulares comparecieron en Vallecas con los deberes hechos: tenían el aprobado en el bolsillo y buscaban subir nota. El Rayo le esperaba a pecho descubierto, con defensa de tres, y al más puro estilo Paco Jémez, osado. Pronto dio sus frutos. Isi por la derecha y Álvaro por la izquierda eran puñales y brujuleaban sin parar a los delanteros. El palo evitó el gol de Qasmi justo cuando el partido se estaba desperezando y Juan Villar también irrumpió cabeceando fuera un córner. Precisamente, a balón parado, llegó el primer tiro de Las Palmas. Ahí los puños de Dimitrievski desbarataron la falta lanzada por Lemos.
Quien avisa no es traidor. El mago Isi Palazón se sacó de la chistera un recorte dentro del área y, desde la línea de fondo, puso un centro que impactaba ligeramente en Lemos y se elevaba hasta la cabeza de un activo Montiel. El mediapunta la cazó y puso el 1-0. El Rayo tenía hambre y quería más. Qasmi merodeó sin acierto (mandó alta una pelota servida por Álvaro) la portería de Valles y no fue, hasta transcurrida media hora, cuando Las Palmas volvió a amenazar a Dimitrievski. El portero detuvo, en dos tiempos, el testarazo de Benito.
Pero en Vallecas todo puede cambiar en sólo unos instantes. Valles evitó la sentencia madrileña en una doble ocasión de Álvaro y Juan Villar y los visitantes se subieron al encuentro. Milla Alvendiz —VAR mediante— señaló penalti por una mano involuntaria de Tito y el pistolero Rubén Castro anotó el empate desde los once metros. Este gol aplacó el empuje local. Y con las pulsaciones del choque cayendo en picado se llegó al descanso.
Se alinearon los astros y la esperanza regresó a Vallecas. Marcaba el Fuenlabrada y, casi a la par, lo hacía el Rayo. El capitán, el Chocota, Trejo hacía el 2-1 de falta directa. A partir de ahí, los franjirrojos se vinieron arriba y borraron del mapa a Las Palmas. Isi puso la pelota a Qasmi y su cabezazo se marchó desviado, mientras el delantero pedía agarrón (no fue el único sufrido por el franco-marroquí). Su queja fue fugaz porque continuaba el asedio madrileño. Juan Villar asomaba otra vez. También Trejo.
Paco Jémez decidió mover el banquillo: metió a Mario Suárez en la medular y a Advíncula para recomponer la defensa con cuatro. Amenazó Rubén Castro a Dimitrievski y mandó el disparo a las nubes. Después, el cancerbero macedonio detuvo un remate de Cristian. Nada hacía presagiar el dramático final. Llegó entonces el absurdo penalti de Advíncula sobre Kirian y Rubén Castro, en el segundo intento (el colegiado mandó repetirlo porque el meta se adelantó), ponía el 2-2 definitivo.
El Rayo mereció más, pero repitió el mismo guion y los errores de anteriores episodios. Ahora sólo le vale ganar en El Sardinero y que Fuenlabrada y Elche tropiecen. Bastante improbable, que no imposible.
Una carambola a tres bandas
El Rayo Vallecano necesita una carambola de tres resultados para meterse en playoff. Tiene que adelantar a dos rivales, por lo que está obligado a ganar al Racing en Santander, que el Fuenlabrada pierda en su visita al Deportivo —se juega la permanencia— y que el Elche no venza en casa a un Oviedo ya salvado.