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Las seis veces que el Cádiz ha tocado el cielo

El equipo amarillo regresó el domingo a Primera División tras 14 temporadas. El club escribió en su historia el sexto ascenso, a cual más peculiar, en sus 110 años de vida.

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Las seis veces que el Cádiz ha tocado el cielo

El domingo se desató la locura en Cádiz. Los amarillos conquistaron la élite del fútbol nacional después de 14 años y tras varias temporadas de sufrimiento en las que conocieron la cara más amarga de Segunda B. Un sueño que compartían los cadistas y que, finalmente, se hizo realidad.

El Cádiz comenzó su cuarta temporada en Segunda desde el último ascenso, con Manuel Vizcaíno de presidente y Álvaro Cervera pilotando a una plantilla con el objetivo de la permanencia y el sueño de ascender.

El Cádiz estaba realizando una campaña con unos números sobresalientes, se adueñaron de la primera posición y solo la abandonaron en cuatro jornadas, pero el COVID-19 llegó y la competición se paralizó. Dos meses de confinamiento hasta que los jugadores volvieron a entrenar hacía ponerse en los peores pensamientos. Muchos pedían que finalizase la competición y ascendieran los tres primeros, porque mejor ir a lo seguro, pero el equipo era imparable y el destino ya había hablado: el Cádiz sería equipo de Primera.

El partido contra el Fuenlabrada era clave: si ganaba, era matemáticamente de Primera, pero el equipo cayó derrotado por 0-1. No obstante las esperanzas continuaron intactas, y al día siguiente, el Oviedo facilitó la hazaña a los amarillos tras vencer al Zaragoza. Los carballones, que dejaron al conjunto gaditano sin ascenso directo a Segunda en la temporada 2014/15, le facilitaron el camino a la máxima categoría.

Todo ascenso es importante. Esas temporadas heroicas quedan en la historia del club, como las cinco veces anteriores que el Submarino Amarillo ha conquistado la Primera División, aunque haya sido de forma muy breve en la mayoría de los casos.

Temporada 1976/77: Primer ascenso a Primera

Ese 5 de junio de 1977 quedó señalado en rojo en la historia del Cádiz. El humilde equipo de la ciudad sureña alcanzó por primera vez la Primera División, y ¡cómo lo hizo! No podía ser de otra manera que sufriendo hasta el último segundo, de cadistas maneras, como dicen por tierras gaditanas.

Los goles de Villalba y Ortega ante el Tarrasa (2-0) tiñeron la ciudad de amarillo. Era un hecho histórico, el más importante desde su fundación. El ascenso llegó de la mano del presidente Manuel de Diego y del míster Enrique Mateos, toda una apuesta del club, ya que como entrenador aún no cosechaba mucha experiencia, pero tampoco le hizo falta para hacer historia en Cádiz.

El partido ante el Tarrasa era el último de la temporada y los amarillos tenían que conseguir la victoria para ascender. ¿Presión? Mucha, pero el equipo supo convertirlo en algo positivo.

El Cádiz salió con la siguiente formación: Santamaría, Cenitagoya (Puig), Rosado, Barrachina, Urruchurtu, Carvallo, Ortega, Ibáñez, Mané, Quino y Villalba (Ramón Blanco).

Los nervios se apoderaron de los aficionados que estaban presentes en Carranza y de los que se quedaron en los aledaños del estadio con su radio pegada al oído. Todos estallaron de felicidad con los goles de Villalba en el minuto 40 y de Ortega en el 42’.

El pitido final fue la señal que comenzó una bonita noche de lágrimas, cánticos y celebraciones, mientras la ciudad se tiñó de amarillo y los aficionados intentaban asimilar que sí, que por fin el Cádiz era un equipo de Primera.

Temporada 1980/81: El ‘Elchazo’. La cantera como protagonista

“Correr, correr y correr” ese fue el lema del equipo esa temporada, tal y como afirmó Mané al finalizar el encuentro en Elche. Y ese esfuerzo tuvo su recompensa, un premio inesperado debido a los problemas que sufrió el club antes de comenzar la temporada.

Manuel Irigoyen cumplía su tercera campaña como presidente del Cádiz, y su objetivo siempre fue el mismo: ascender a Primera. Sin embargo, tras no conseguir el ascenso en la temporada anterior, los problemas económicos golpearon al club amarillo. Algunos jugadores finalizaron contrato y la cantera cadista se hizo fuerte ante esta situación.

La plantilla, pese a su juventud, respondió con garantía y consiguió subir a Primera en Elche. Milosevic contó con los siguientes jugadores para el último partido en el Nuevo Estadio: Bocoya, Juan José, Hugo Vaca, Dos Santos, Amarillo, Manolito, Luque, Pepe Mejías, Zúñiga, Mané, Choquet (Manuel López).

Los locales tan solo necesitaban un empate para ascender, pero el Cádiz se impuso con los goles de Zúñiga en el 32’ y Pepe Mejías en el 79’, que anularon el tanto de Txomin en el 56’ para el Elche.

A pesar de la derrota, que dejaría a los ilicitanos en Segunda, los aficionados supieron reconocer la hazaña de los amarillos y el estadio aplaudió a los locos que festejaban en el terreno de juego el sueño de llevar a su equipo a lo más alto.

Ese 1-2 significaba el regreso a Primera por segunda vez, y quizás sea el ascenso del que los cadistas más presuman al estar protagonizado por una plantilla muy gaditana.

Temporada 1982/83: Otra vez Elche…

Dos años después, la historia quiso que el Cádiz volviese a ascender en tierras ilicitanas, y otra vez en la última jornada y de forma inesperada, pero eso no es nuevo en el club gaditano.

La campaña está marcada por la llegada de uno de los hombres que pasaría a la historia, y no solo del Cádiz, sino del panorama del fútbol mundial: Mágico González. Fue en la Tacita de Plata donde se encontró con Pepe Mejías, y ambos formaron una espectacular dupla que llevaron al equipo con sus goles (31 entre los dos) a lo más alto.

Pero la campaña no fue de color de rosa, y es que el equipo pasó momentos de mucha incertidumbre. No obstante, los últimos cinco encuentros fueron vitales para consumar ese ascenso. Cuatro victorias frente a Rayo, Castellón, Palencia y Mallorca hicieron llegar vivos a los amarillos a Elche, y con opciones reales a subir de categoría.

Y llegó el 22 de mayo de 1983. El Elche recibía al Cádiz a domicilio con la oportunidad de vengar lo sucedido dos años antes, pero los dos goles de Pepe Mejías (12’ y 86’) y el tanto de Mágico González (31’) pusieron el 3-1 en el marcador, que llevó al equipo dirigido por

Milosevic a Primera. Aunque su paso por la máxima categoría sería breve, una sola temporada, como todos los ascensos anteriores.

Temporada 1984/85: El ascenso más doloroso

Este ascenso, con Irigoyen aún como presidente, supuso la permanencia del Cádiz en Primera División durante las próximas 8 campañas y, además, es una de las temporadas más regulares del equipo, consolidando el ascenso a falta de cuatro jornadas.

Mágico González puso rumbo a Valladolid. Sin embargo, fue el año de los hermanos Mejías, Pepe y Salva, que con sus goles llevaron al club a lo más alto.

Los amarillos, a las órdenes de Benito Joanet, se mantuvieron siempre rondando entre el primer puesto y el segundo. Esta regularidad tuvo su recompensa el 21 de abril de 1985, cuando el club consiguió el ascenso matemático, pero hubo un acontecimiento que enturbió tanto el ascenso como la celebración, la cual no existió.

El partido decisivo entre Cádiz y Castellón no se recuerda por el día que el club ascendió, si no por el día en el que un aficionado, Luis Montero, perdió la vida por culpa de una bengala que impactó sobre él. Cuando aún no había terminado el encuentro la noticia llegó a los aficionados, a los que se les heló la sangre y lo deportivo dejó de importar.

Ese partido contra el Castellón finalizó con la derrota del Cádiz por 0-1, pero los resultados de los perseguidores beneficiaron a los amarillos. Sin embargo, poco importaban ya los resultados.

Temporada 2004/05: “Sí, sí, sí, subimos en Chapín”

El que hasta hace unos días se conocía en Cádiz como “el último ascenso a Primera”. El objetivo del club ese año era consolidarse en la categoría, pero las circunstancias y el devenir de la competición hicieron a los cadistas soñar con una categoría superior.

Tras la salida del club del entrenador José González, había que buscar a un nuevo hombre que tomara las riendas del vestuario. La apuesta del presidente, Antonio Muñoz, fue Víctor Espárrago, que ya conocía Cádiz. Este fue el primer acierto de lo que vendría después.

La plantilla de esa temporada no parecía hecha para una Primera División, pero los caminos del fútbol son inescrutables. Las navidades se adelantaron en Cádiz y el equipo ganó siete encuentros consecutivos, finalizando 2004 de la mejor manera, como líder de Segunda.

Algo bueno se presagiaba. Todo estaba muy igualado y el Cádiz necesitaba la victoria para culminar la campaña (Cádiz, Celta y Alavés ascendieron igualados a puntos, 76). Tanta igualdad había que Cádiz, Alavés y Recreativo se unieron para denunciar la alineación indebida de Toni Moral, del Celta, cuando los gallegos ya festejaban el ascenso. Esto supuso que le restaran tres puntos y tuvieran que esperar hasta la última jornada para ascender.

El destino caprichoso quiso que el último partido fuera una visita al histórico rival, el Xerez, que estaba salvado, pero ya se sabe que los derbis se pelean hasta el final. El 18 de junio de 2005 los amarillos visitaban Chapín ilusionados.

Espárrago salió en Jerez con el siguiente once: Armando, Varela, Abraham Paz, De Quintana, Raúl López, Suárez (Bezares), Fleurquin, Enrique (Navarrete), Pavoni (Manolo Pérez), Sesma y Oli. Ellos se convertirían en los héroes de Chapín.

La victoria llegó gracias a los tantos de Oli (25’) y Abraham Paz (50’). El asturiano abrió el marcador y para la posteridad quedará esa imagen de Oli celebrando el tanto con los brazos en cruz y perseguido por sus compañeros. En el segundo tiempo fue Paz, desde el punto de penalti, el que sentenció el partido.

El equipo se puso camino a Cádiz para celebrar el ascenso y se encontró una ciudad teñida de amarillo que cantaba al unísono: “Sí, sí, sí, subimos en Chapín”. Y es que aquella fue, como escribió el poeta Juan Carlos Aragón, “la noche de la primavera más bella que tuvo Carranza”